Lavatorio de los pies
Pero, oh mi Jesús, parece que tu amor no tiene reposo, veo que de nuevo haces sentarse a tus amados discípulos, tomas una palangana con agua, te ciñes una blanca toalla y te postras a los pies de los apóstoles, en un acto tan humilde que te atrae la mirada de todo el Cielo y lo hace permanecer estático, los mismos apóstoles se quedan casi sin movimiento al verte postrado a sus pies.
Pero dime amor mío, ¿Qué quieres? ¿Qué pretendes con este acto tan humilde, humildad jamás vista y que jamás se verá?
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