He pasado días amarguísimos por la privación de mi dulce Jesús, me sentía como un vilísimo harapo que Jesús había desechado porque le daba asco, tan sucio estaba; y en mi interior oía decirme:
Esta mañana, encontrándome en mi habitual estado ha venido el niño Jesús, y yo viéndolo muy pequeño, como si acabara de nacer, le he dicho: “Querido mío, ¿cuál fue la causa, quién te hizo venir del Cielo y nacer tan pequeño en el mundo?”
Encontrándome en mi habitual estado, estaba deseando al niño Jesús, y después de mucho esperar se ha hecho ver en mi interior como pequeño niño, y me decía:
A la edad de diecisiete años, me preparé a la fiesta de la Santa Navidad practicando diferentes actos de virtud y mortificación, honrando especialmente los nueve meses que Jesús estuvo en el seno materno con nueve horas de meditación al día, referentes siempre al misterio de la Encarnación.
“Hija mía, toda mi Vida fue un solo acto proveniente de aquel acto único del Eterno, que no tiene sucesión de actos, Y si bien en miHumanidad externamente se haya visto gradualmente la sucesión de los diversos actos de mi Vida, es decir, mi concepción, mi nacimiento, crecimiento, obras,
“Hija mía, el título que darás al libro que publicarás sobre mi Voluntad será éste: «EL REINO DE MI DIVINA VOLUNTAD EN MEDIO DE LAS CRIATURAS. LIBRO DE CIELO. LA LLAMADA A LA CRIATURA AL ORDEN, A SU LUGAR Y A LA FINALIDAD PARA LA QUE FUE CREADA POR DIOS». (...) Por eso aquel o aquella que se preste a dar a conocer mi Voluntad será mi portavoz, y Yo le comunicaré los secretos de su Reino”. (27.08.1926)
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