Que felicidad del alma en el Cielo al ver sus actos hechos en mi Querer

Alma feliz
Los actos hechos en la Divina Voluntad serán los defensores del Trono Divino, no sólo en el tiempo presente, sino hasta el fin de los siglos.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me ha dicho:
“Hija mía, los actos hechos en mi Voluntad pierden lo humano, y fundiéndose con mis actos divinos se elevan hasta el Cielo, circulan en todos, abrazan todos los siglos, todos los puntos y todas las criaturas, y como quedan fijos en mi Querer, en cada ofensa que las criaturas me hacen, no solo en el tiempo presente, sino hasta el fin de los siglos, estos actos son y serán los defensores de mi trono, y elevándose en mi defensa harán las reparaciones opuestas a las ofensas que las criaturas harán.
 
Los actos hechos en mi Querer tienen virtud de multiplicarse según las necesidades y las circunstancias que mi gloria requiere. ¿Cuál será la felicidad del alma cuando se encuentre ya allá en el Cielo y vea sus actos hechos en mi Querer como defensores de mi trono, que teniendo un eco continuo de reparación rechazarán el eco de las ofensas que viene de la tierra?
 
Por eso para el alma que vive en mi Querer en la tierra, su gloria en el Cielo será diferente de la de los otros bienaventurados; los otros tomarán de Mí todos los contentos, estos, en cambio, no solo los tomarán de Mí, sino que tendrán sus pequeños ríos en mi mismo mar, porque viviendo en mi Querer se los han formado ellas mismas en la tierra en mi mar. El pequeño río de felicidad y de contentos es justo que lo tengamos en el Cielo.
 
Cómo son bellos estos ríos en mi mar, ellos se vierten en Mí y Yo en ellos, serán una vista encantadora ante la que todos los bienaventurados quedarán sorprendidos”. Volumen 12-
Mayo 24, 1920
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