Estaba rezando y fundiéndome en el Santo Querer Divino; quería girar por todas partes, hasta en el empíreo para encontrar ese te amo supremo que no está sujeto a ninguna interrupción, quisiera hacerlo mío a fin de que también yo tuviera un te amo jamás interrumpido que pudiese hacer eco al te amo eterno, y poseyendo en mí la fuente del verdadero te amo pudiese tener un te amo por todos, por cada uno, por cada movimiento, por cada acto, por cada respiro, por cada latido y por cada te amo del mismo Jesús.
La Reina, portadora de Jesús, el gran don que le fue entregado.
Trabajo que tuvo del Ente Supremo.
El vivir en el Querer Divino continúa, es tanto su Amor que me esconde en su Luz, a fin de que no vea, no oiga, no toque más que su Santísima Voluntad.
“Hija querida mía, todas las cosas que el alma hace en mi Voluntad y junto Conmigo, esto es, oraciones, acciones, pasos, etc., adquieren mis mismas cualidades, la misma vida y el mismo valor.