Experiencia Virtual

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"PRIMERA LECCIÓN"

  • Publicado por Salvador el marzo 16, 2012 a las 2:00pm

Encomendándonos a nuestra Madre Santísima, queremos iniciar una experiencia virtual con los escritos de Luisa Piccarreta; trataremos de recorrer el camino trazado por Jesús a ella, a través del cual la va adentrando en la vida en su Voluntad, y el modo que va usando con ella es el mismo que usará con nosotros, así que por este medio, si Él lo quiere, descubriremos lo que intenta hacer en nuestras vidas, facilitando así la decisión de aceptarlo o no.

Que Dios abra nuestras mentes y nos dé su Luz para ver con ojos nuevos, oír con oídos nuevos, la fastuosa realidad de nuestra finalidad trazada por la Majestad Divina desde toda la eternidad.

Inicio

El día 30 de junio del 2001, el cardenal Ratzinger, actualmente Benedicto XVI, hablaba acerca de la nueva evangelización, decía que somos un proyecto incompleto, que nuestra vida es una cuestión abierta, un proyecto por completar, y expresaba que la pregunta fundamental de todos los seres humanos es:  ¿"Cómo se realiza este llegar a ser hombre"?  ¿"Cómo se aprende este arte de vivir, cuál es el camino a la felicidad"?

A esta interrogante, él mismo se responde diciendo que Jesús, al inicio de su vida dice:  "Él me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres".  Y esto quiere decir:  "Yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental, os enseño el camino de la vida, el camino de la felicidad, "YO SOY EL CAMINO".

Aquí está la respuesta a esa gran interrogante, ¿cómo llegar a ser hombre, cuál es el camino, cómo se realiza, y qué es ser hombre?  La respuesta es Jesús.

Podríamos decir que para llegar a una total comprensión de nuestro proyecto, no basta saber ¿quién es el hombre?  Que la respuesta ya está dada, es Jesús.  Sino que también se debe responder a la siguiente:  ¿qué es el hombre?  O sea conocer en plenitud a Jesús, ya que Él es nuestro camino, nuestro modelo, a lo que se debe tender para llegar a ser realmente "HOMBRE".  Y aquí  nos conectamos con su Santidad Juan Pablo II, quien hablando del mismo tema, decía que debemos abrirnos totalmente al Espíritu Santo.

 

Jesús dice a Luisa Piccarreta que el Fiat Voluntas Tua se atribuirá al Espíritu Santo; y que es propiamente en el Fiat Voluntas Tua que el Divino Espíritu hará desahogo completo de su obra (mayo 17, 1925), por lo que será Él quien nos conducirá poco a poco hasta la Verdad plena (Jesús pleno).

Una vez expuesto lo anterior como premisa, el que el hombre debe encontrar su explicación y su comprensión en Jesús, en que Él, el Hombre-Dios debe ser nuestro modelo, vayamos a buscar en las verdades reveladas y en la interpretación que la Iglesia ha hecho de ellas, para enterarnos qué se dice al respecto, para conocer cuál es nuestra verdadera esencia y la  «Finalidad para la que fuimos creados»

Para comenzar veamos que nos dice respecto a esta finalidad el Catecismo de la Iglesia Católica:

295.  Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría (cf. Sb 9,9). Éste no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su Ser, de su sabiduría y de su bondad:

460 «El Verbo se encarnó para hacernos partícipes de la Naturaleza Divina  Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, hijo del hombre, para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios. (S. Irineo)  Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos dios. (S. Atanasio)  El Hijo unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su Divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres» (Sto. Tomás)    

475  «Cristo posee dos voluntades y dos operaciones naturales, divinas y humanas, no opuestas, sino cooperantes, de forma que el Verbo hecho carne, en su obediencia al Padre, ha querido humanamente todo lo que ha decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación.  La voluntad humana de Cristo sigue a su Voluntad Divina sin hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario estando subordinada a esta Voluntad Omnipotente»

521  «Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros.  El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre (GS 22,2).  Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con Él; nos hace comulgar en cuanto miembros de su Cuerpo en lo que Él vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro»

Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y misterios de Jesús, y pedirle que los realice y lleve a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia.  Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia por las gracias que Él quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a estos misterios.  Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros. 

 

759.  El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida divina a la cual llama a todos los hombres en su Hijo: Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia.

1701.  Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación (GS 22, 1). En Cristo, imagen del Dios invisible (Col 1,15; cf 2 Co 4, 4), el hombre ha sido creado a imagen y semejanza del Creador. En Cristo, redentor y salvador, la imagen divina alterada en el hombre por el primer pecado ha sido restaurada en su belleza original y ennoblecida con la gracia de Dios.

Lo anterior está en perfecta sintonía con la segunda carta de San Pedro, que dice:

«A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor. Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia»

Y también con San Juan, quien dice:

"Ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.  Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es".  (I Sn. Juan 3: 1-2)

Como vemos, lo que se nos propone es, ni más ni menos, que llegar a participar, por medio de Jesús, de la naturaleza divina, porque así lo quiso nuestro Creador para lograr la finalidad delineada por su Amor.

El ¿cómo? nos lo deja indiciado en la última cena, donde menciona, según San Juan, en la oración a su padre:

«Yo en ellos, Tú en Mí, para que ellos sean uno con nosotros".  Con estas palabras nos expresa el cómo (Él en nosotros), pero nos menciona que hay cosas que no puede expresar en aquel entonces, y que será el Espíritu Santo quien nos conducirá poco a poco hasta la verdad plena.

Pero cabe preguntarnos, ¿y qué es la verdad?

La Verdad es Jesús:  Él mismo se define así:  «Yo soy el camino, la verdad y vida»

En los escritos de la Divina Voluntad, Jesús menciona lo siguiente:

"Hija amada mía, quiero hacerte saber el orden de mi providencia.  En cada período de dos mil años he renovado al mundo, en los primeros lo renové con el diluvio; en los segundos dos mil lo renové con mi venida a la tierra, en la que manifesté mi Humanidad, de la cual como de tantas fisuras se traslucía mi Divinidad, y los buenos y los mismos santos de estos terceros dos mil años han vivido de los frutos de mi Humanidad, y como a gotas han gozado de mi Divinidad. Ahora estamos cerca del final de los terceros dos mil años y habrá una tercera renovación, he aquí el por qué de la confusión general, no es otra cosa que la preparación a la tercera renovación, y si en la segunda renovación manifesté lo que hacía y sufría mi Humanidad y poquísimo lo que obraba la Divinidad, ahora en esta tercera renovación, después de que la tierra haya sido purgada y en gran parte destruida la presente generación, seré aún más magnánimo con las criaturas y llevaré a cabo la renovación con manifestar lo que hacía mi Divinidad en mi Humanidad, cómo obraba mi Querer Divino con mi querer humano, cómo todo quedaba concatenado en Mí, cómo hacía y rehacía todo, y hasta un pensamiento de cada criatura era rehecho por Mí y sellado con mi Querer Divino.  Mi amor quiere desahogarse y quiere hacer conocer los excesos que obraba mi Divinidad en mi Humanidad en favor de las criaturas, que superan con mucho los excesos que externamente obraba mi Humanidad". (Enero 29, 1919)

Así que la tercera renovación será por medio del conocimiento, y  son estos escritos donde se encuentra dicha revelación, por lo que en ellos sabremos "qué es el hombre, quién es, y cómo llegar a ser tal.

Ahora veamos qué nos dice en los escritos de Luisa:

En primer lugar debemos oír las siguientes palabras:

"¡Hija mía, si supieras cómo deseo, suspiro, amo la compañía de la criatura!  Es tanto, que si al crear al hombre dije:  No es bueno que el hombre esté solo, hagamos otra criatura que lo asemeje y le haga compañía, a fin de que uno forme la delicia del otro.  Estas mismas palabras, antes de crear al hombre las dije a mi amor: No quiero estar solo, sino quiero a la criatura en mi compañía, quiero crearla para entretenerme con ella, para compartir con ella todos mis contentos, con su compañía me desahogaré en el amor.  Por eso la hice a mi semejanza".  (Enero 24, 1920)

Ésta es la razón de la Creación:  Hacer compañía a nuestro Creador.

Pasemos a ver si en realidad Dios nos creó a imagen y semejanza de Él en su Hijo Jesucristo".

"Hija mía, la creación del hombre fue el centro donde nuestra Divinidad concentraba todos los bienes que debían surgir en la criatura, poníamos en ella Vida Divina y Voluntad Divina, vida humana y voluntad humana; la vida humana debía servirnos de habitación, y las dos Voluntades fundidas juntas debían hacer vida en común, con sumo acuerdo, más bien la voluntad humana debía tomar de la nuestra para formar sus actos, y la nuestra debía estar en acto continuo de dar de lo suyo para hacer que la voluntad humana quedase modelada y toda uniformada en la Divina Voluntad”.  (Agosto 3, 1931)

Bueno, aquí está delineado en forma muy reducida, tanto el ¿por qué? de la creación, y el ¿para qué de ella?

Todas nuestras lecciones se abocarán a ir exponiendo el camino que Jesús hace recorrer a Luisa, que  es el mismo que debemos  recorrer todos los que queremos llegar a vivir en este reino tan santo:  "EL REINO DEL DIVINO QUERER".

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CREÁMOSLE A DIOS, Y TODO ESTARÁ HECHO

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