Oración en la Divina Voluntad

Diferencia entre la oración tradicional y la oración en la Divina Voluntad:

La oración tradicional es un diálogo personal con Dios donde expresamos nuestras peticiones, alabanzas y agradecimientos desde nuestra voluntad humana. Es como hablar con Dios desde nuestra orilla del río.

La oración en la Divina Voluntad, en cambio, es un acto de fusión donde permitimos que sea Dios quien ore en nosotros. No oramos desde nuestra voluntad limitada, sino que prestamos nuestra voz y corazón para que sea la misma Voluntad Divina quien ore a través de nosotros. Es como remar mar adentro y orar desde la inmensidad de Dios, con Sus mismos sentimientos, alcance y poder. 

Mientras la oración tradicional nos conecta con Dios desde nuestra humanidad, la oración en la Divina Voluntad nos invita a una experiencia transformadora donde permitimos que sea Dios mismo quien ore a través de nosotros..

Esta oración adquiere un valor universal que se extiende a todas las criaturas, al tiempo y al espacio, similar a cómo la luz del sol toca todo el planeta desde su posición.

 

Extractos tomados del Libro de Cielo sobre la Oración en la Divina Voluntad

Perderse en Jesús para poder decir: “Lo que es de Jesús es mío”.

Me estaba abandonando toda en Jesús, y Él me ha dicho:

“Hija mía, piérdete en Mí, tu oración piérdela en la mía, de modo que la tuya y la mía sean una sola oración, y no se conozca cuál sea la tuya y cuál la mía; tus penas, tus obras, tu querer, tu amor, piérdelos todos con mis penas, con mis obras, etc., de manera que se mezclen las unas con las otras para formar una sola cosa, tanto que tú podrás decir: “Lo que es de Jesús es mío”.

Y Yo diré: “Lo que es tuyo es mío”. Supón un vaso de agua que vacías en un recipiente grande de agua; ¿después sabrías distinguir el agua del vaso de la del recipiente? Ciertamente que no, por eso, para grandísima ganancia tuya y para sumo contento mío, repíteme frecuentemente en lo que haces: “Jesús, lo vierto en Ti, para poder hacer no mi Voluntad sino la tuya”. Y Yo rápidamente verteré mi obrar en ti”. Vol 12-33
Enero 31, 1918

“Hija mía, ¡qué dulce es para Mí ver y oír al alma en mi Querer! Sin que ella se dé cuenta se halla en las alturas de mis actos, de mis plegarias, del modo como Yo obraba estando en la tierra; se pone casi a mi nivel. En mis pequeños actos Yo encerraba a todas las criaturas pasadas, presentes y futuras, para ofrecer al Padre actos completos en nombre de todas. (…) 
Por eso en la inmensidad de mi Querer, de mi Amor y de mi Poder lo hice todo y por todos. Por lo tanto, ¿cómo podrían gustarme las demás cosas, por más que sean bellas, fuera de mi Querer? Son siempre actos bajos, humanos y determinados, mientras que los actos en mi Querer son nobles, divinos, sin límites, infinitos, como lo es mi Querer; son semejantes a los míos y Yo les doy el mismo valor, amor y poder de mis mismos actos, los multiplico en todos, los extiendo a todas las generaciones, a todos los 
tiempos. ¿Qué Me importa que sean pequeños? Se trata siempre de mis actos repetidos y basta”.  Vol 12  6 de Diciembre de 1917

 

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