“Hija mía, cuando el alma reza en mi Voluntad, todas las cosas y todos los seres creados ponen atención, suspenden todo, hacen callar a todo, y mientras están todos atentos para admirar el acto hecho en la Divina Voluntad, siguen todos juntos la plegaria; la potencia de Ella llama y se impone sobre todo, de modo que todos hacen la misma cosa.
Si se unieran todas las otras plegarias para compararlas con una simple oración hecha en mi Voluntad, ésta sobrepasa a todas, porque posee una Voluntad Divina, un poder inmenso, un valor incalculable, Yo mismo me siento investido de tal plegaria, y como veo que es mi Voluntad que reza, siento su potencia que me funde en aquella misma oración.
Así que si no se obtienen las gracias por medio de la plegaria hecha en mi Voluntad, que es plegaria universal y Divina, si la Justicia Divina no queda aplacada y continúan lloviendo los flagelos sobre la tierra, significa que esa es la Voluntad de Dios, y que en vez de hacer descender aquellas gracias, hace descender los efectos de Ella en las almas. Y si con ésta no se obtiene, mucho menos se obtendrá con otras plegarias no hechas en mi Voluntad, que no contienen ni potencia divina ni fuerza universal” Volumen 11 del .25 de sep.1914
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