
“¡Cómo son bellos los actos en mi Voluntad!
¡Ah! tú no sabes la potencia, la grandeza, la maravilla de un acto en mi Voluntad, este acto mueve todo, Cielo y tierra como si fuera un acto solo, y todo lo creado, ángeles, santos, dan y reciben la correspondencia de ese acto.
Por esto un acto hecho en mi Voluntad no puede estar sin correspondencia, de otra manera todos sentirían dolor de un acto divino que ha movido a todos, en el que todos han puesto de lo suyo, y sin embargo no correspondido.
El obrar del alma en mi Voluntad es como el sonido argentino de una vibrante y sonora campana que suena tan fuerte, que llama la atención de todos, y suena y resuena tan dulce, que todos conocen en ese sonido, el obrar del alma en mi Voluntad, recibiendo todos la gloria, el honor de un acto divino”.
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