Amor y Divina Voluntad van de la mano
Amor y Voluntad de Dios van de la mano, no se separan jamás, forman una sola Vida. El Amor es Hijo de la Divina Voluntad, por lo que la Madre no puede estar separada del Hijo, y Éste, mucho menos puede separarse de la Madre:
Mayo 21, 1929
"Hija mía, mi Divina Voluntad es luz, el amor es el calor. Luz y calor son inseparables entre ellos y forman la misma vida; así hay necesidad de la fusión de mi Voluntad y de mi amor, una voluntad que no ama, no es operante; un amor que no tiene voluntad, está sin vida. Empero mi Voluntad tiene el primer acto, se puede decir que su luz hace surgir el calor, Ella hace el primer acto y llama en su luz la vida del amor, y de ellos forma una sola cosa, ¿quién puede dividir el calor de la luz? Ninguno. Sin embargo, cuanto más grande es la luz, más fuerte es el calor, así que una pequeña luz, apenas si se siente la fuerza del calor; una luz grande da mucho calor y produce efectos admirables. ¿Cuántos y cuáles efectos produce el sol porque su luz es tanta que abraza toda la tierra? Se puede decir que es el rey de la tierra, con su luz y con su calor acaricia a todos, abraza todo y hace bien a todos y sin que pida nada a nadie, porque: primero, no tiene necesidad de nada; segundo, porque todos se sentirían impotentes de corresponder al sol por el gran bien que hace a toda la tierra. He aquí el por qué tú sientes en ti dos potencias infinitas fundidas en una: mi Divina Voluntad y mi amor, y la luz de mi Querer te hace correr para hacerte poner su te amo, que hace salir del seno de su luz, sobre todas las cosas, para ver toda la Creación adornada con su y tu te amo.
Además de esto, la vida tiene necesidad de alimento; mi Voluntad Divina es Vida, mi amor es alimento, cada te amo tuyo es un sorbo de alimento que das a mi Fiat en ti, y cada acto tuyo hecho en mi Querer hace crecer la Vida de Él en ti. ¡Oh, cómo goza por ello, y crece admirablemente la Vida de mi Querer en la criatura cuando encuentra mucho amor divino, se puede decir que mi Fiat encuentra su alimento, y mi amor encuentra su vida."
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Julio 24, 1938
Me siento investida por el Fiat, me parece que me llama en todas las cosas creadas para darme su Amor y así poderlo amar de más. Pero pensaba entre mí: "¿Qué diferencia hay entre el Amor y la Divina Voluntad?" Y mi adorable Jesús repitiéndome su breve visita, todo bondad me ha dicho:
"Hija de mi Voluntad, mi Voluntad es vida, mi Amor es alimento. La vida no puede estar sin el alimento, y si existiese el alimento sin la vida que lo toma, se volvería inútil, y Dios cosas inútiles no sabe hacer. La vida hace surgir el alimento, así que la una y el otro se vuelven necesarios. La vida no puede formarse, ni crecer, ni desarrollar sus obras grandes sin alimentarse; el alimento quedaría sin obras, sin dar de sí en cosas maravillosas si no tuviese una vida que lo recibe. Además de esto, mi Voluntad es luz, el Amor es calor, inseparables entre ellos, no puede estar la luz sin el calor, ni el calor sin la luz, parece que sean gemelos, nacidos en un parto, sin embargo la primera en nacer es la luz y después surge el calor, así que el calor es hijo de la luz. Así mi Voluntad tiene su acto primero, el Amor es su hijo predilecto, su primogénito inseparable. Si mi Voluntad no quiere, no se mueve, no quiere obrar, entonces el Amor se está escondido dentro de su Mamá sin hacer nada; en cambio, si mi Voluntad quiere obrar, el Amor corre, vuela, es todo ojo, movimiento, obras y pasos, sin cansarse jamás. Así también en la criatura, si se hace mover por mi Voluntad tendrá verdadero amor, será firme, constante e irremovible en el bien; pero si no está animada por Ella, su amor será un amor pintado, sin vida, inconstante; pobre amor, donde no está la Vida de mi Voluntad, el bien, las obras que hará estarán expuestas al frío intenso, a las heladas nocturnas, al sol ardiente, los cuales tienen virtud de quemar y hacer secar las obras más bellas. Mira entonces hija mía la diferencia entre mi Voluntad y el Amor, no puede nacer el hijo sin la madre, por eso lo que más te debe importar es el poseer su Vida si no quieres ser estéril en el bien, sin generación, para poder poblar Cielo y tierra."
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Todos los que intentamos seguir las enseñanzas de Jesús acerca de su Voluntad, estamos tratando, con el vivir en Ella, de formar la Vida Divina en nosotros, moldearnos de tal manera que de nuestra naturaleza caída resurja la naturaleza que Dios creó para repetir en ella su propia Vida, y llevar a cabo, a través de ésta, todas sus acciones.
Ahora, la única manera de lograrlo es amando, pues el amor es la única fuerza que puede llevarnos al total desapego, condición necesaria para quitar todo lo que estorba a la Vida Divina, permitiendo así su instalación y desarrollo en el alma. Pero amando con amor total, el cual es solamente de Dios, por lo que necesitamos su Amor para lograrlo, convertirnos en amor, todo nuestro ser convertirlo en Amor Divino, lo cual no podemos llevarlo a cabo con nuestras propias fuerzas – nos resultaría imposible – por lo que esta acción debe ser de Dios, de su Voluntad, pues debe darnos su Amor, y Ella misma nos dice cómo:
"Soy Voluntad Divina y soy Santa, pura, potente, bella, soy Amor y amo, no cesaré jamás de amar, hasta en tanto que no convierta todo en amor".
De ahí que si la criatura dice que hace y vive en la Voluntad Divina y no ama, no confirma con las obras sus palabras, por lo que la Voluntad Divina estará muy lejos de dicha criatura, pues sólo el amor convierte al alma en materia moldeable. Podemos decir que Voluntad de Dios y Amor son inseparables; si la hacemos y vivimos en Ella, por fuerza debemos amar, pues éste es parto del acto de la Divina Voluntad; si no amamos, podemos con palabras decir que hacemos vida en Ella, pero lo negamos con los hechos. Si amamos con su Amor, no sólo vamos a amarlo a Él, sino que debemos amar todas sus obras, y mucho más a su obra maestra: “El hombre”. Amarlo como lo ama Él, no importando quién o cómo sea; lo que Dios ve en el hombre es su mismo Amor puesto en él, y no ve al hombre como es, sino como debiera ser, por lo que hace y hará hasta lo "imposible" por lograr que se lleve a cabo su plan en dicho hombre, y si por dureza de corazón no acepta lo que le ofrece, aun así lo seguirá amando en Jesús, en María, pues en Ella depositó el amor que tiene a todas las criaturas, y en todo aquél que viviendo en la Divina Voluntad quiera repetir la vida del que no quiso aceptar.
Por lo que todo nuestro esfuerzo debe dirigirse a amar a Dios, amar a Jesús, el resto vendrá como consecuencia. Para amar debemos conocer, nadie ama lo que no conoce, y para conocer debemos leer, leer todo lo que Dios nos ha transmitido a través de la revelación pública (Biblia), no dejando atrás las revelaciones privadas, pues éstas «las verdaderas», son el medio por el cual Jesús hará realidad sus palabras dichas en la última cena: “Cuando venga el Espíritu de Verdad, Él los conducirá poco a poco hasta la Verdad plena”. Pero sobre todo los libros de la Divina Voluntad.