La Esperanza, alimento del Amor

Imagen de Magy

(1) Como en los días pasados mi adorable Jesús no se hacía ver, yo me sentía desconfiada en la esperanza de tenerlo de nuevo; más bien creía que todo había terminado para mí: visitas de Nuestro Señor y estado de víctima. Pero esta mañana al venir el bendito Jesús, traía una horrible corona de espinas, y se puso junto a mí, lamentándose todo, en actitud de querer un alivio; entonces yo se la he quitado poco a poco, y para darle más gusto la he puesto sobre mi cabeza. Poco después me ha dicho:

(2) “Hija mía, el verdadero amor es cuando está sostenido por la esperanza, y por la esperanza perseverante, porque si hoy espero y mañana no, el amor se enferma, porque el amor siendo alimentado por la esperanza, por cuanto alimento se le suministra tanto más fuerte se vuelve, más robusto, más vivo el amor, y si esto viene a faltar, primero se enferma el pobre amor, y si queda solo, sin sostén, termina con morir del todo. Por eso, por cuán grandes sean tus dificultades, jamás, ni siquiera por un instante debes apartarte de la esperanza con el temor de perderme, más bien debes hacer de modo que la esperanza, superando todo, te haga encontrarte siempre unida Conmigo, y entonces el amor tendrá vida perpetua”.

(3) Después de esto continuó viniendo sin decirme nada más.

Volumen 4.- 05/09/1900

Etiqueta: