El alma, amando todo en la Divina Voluntad, vuelve a su origen y llega a poseer todo lo que es de Dios.

Imagen de Esperanza Melara

Febrero 6 , 1926 Volumen 18

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, y tomando el eterno te amo de mi dulce Jesús y haciéndolo mío, giraba por toda la Creación para imprimirlo sobre cada cosa, a fin de que todo y todos tuvieran una sola nota, un solo sonido, una sola armonía: te amo, te amo, te amo por mí y por todos, hacia mi Creador que tanto me ha amado. Ahora, mientras esto hacía, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y estrechándome a su corazón, todo ternura me ha dicho:

“Hija mía, cómo es bello el te amo de quien vive en mi Voluntad, siento el eco del mío junto con al suyo sobre todas las cosas creadas, por eso siento la correspondencia del amor de la criatura por todo lo que he hecho, y además, amar significa poseer lo que se ama o querer poseer la cosa amada; así que tú amas la Creación toda porque es mía, y Yo te la hago amar porque quiero hacerla tuya.

Tu repetido te amo para Mí sobre cada cosa creada, es el camino y el derecho de posesión para poseerla; la Creación toda al sentirse amada, reconoce a su dueña, por eso hace fiesta al sentirse repetir sobre de ella tu te amo; el amor hace reconocer lo que es suyo, y se dan sólo a aquellos por los cuales son amadas, y mi Voluntad reinante en el alma es la confirmación de que lo que es mío es suyo.

Ahora, cuando una cosa es poseída entre dos personas, se necesita sumo acuerdo y la una no puede hacer sin la otra, y he aquí la necesidad de su inseparable unión, de las continuas comunicaciones sobre lo que hay que hacer con lo que poseen. ¡Oh! cómo mi Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo, y amando con el Amor de un Dios sabe amar todas las cosas con su mismo Amor, y es constituida poseedora y reina de todo lo creado.

Hija mía, en este estado feliz creé al hombre, mi Voluntad debía suplir a todo lo que faltaba en él, y elevarlo a la semejanza de su Creador. Y es propiamente esta mi mira sobre ti, hacerte regresar al origen como creamos al hombre, por eso no quiero división alguna entre tú y Yo, ni que lo que es mío no sea tuyo; pero para darte los derechos quiero que reconozcas lo que es mío a fin de que amando todo y corriendo en todas las cosas tu te amo, toda la Creación te reconozca; oirán en ti el eco del principio de la creación del hombre y haciéndose felices ambicionaran hacerse poseer por ti.

Yo hago contigo como un rey, que despreciado por sus pueblos, ofendido, olvidado, estos pueblos no están más bajo el régimen de las leyes del rey, y si alguna ley observan, es la fuerza que se impone sobre ellos, no el amor; así que el pobre rey está obligado a vivir en su palacio, aislado, sin el amor, la sujeción y el avasallamiento de su voluntad sobre los pueblos; pero entre tantos, él advierte que uno solo se mantiene íntegro en hacerse someter en todo y por todo por la voluntad del rey, es más, repara, llora por la voluntad rebelde de todo el pueblo y quisiera rehacer al rey haciéndose acto por cada criatura, a fin de que encuentre en él todo lo que debería encontrar en todo el resto del pueblo.

Entonces el rey siente amar a éste, lo tiene siempre ante sus ojos para ver si es constante, y no por un día sino por un periodo de vida, porque sólo la constancia es sobre lo que el rey puede confiar y estar seguro de lo que quiere hacer de la criatura.

El sacrificarse, ehacer el bien un día, es cosa fácil para la criatura, pero el sacrificarse y el hacer el bien toda la vida, ¡oh, cómo es difícil! Y si esto sucede, es una virtud divina obrante en la criatura.

Entonces, cuando el rey se siente seguro de aquél, lo llama a sí en su palacio, le da todo lo que debería dar a todo el pueblo y haciendo a un lado a todos los demás hace salir de él la nueva generación de su pueblo elegido, los cuales no tendrán otra ambición que vivir sólo de la voluntad del rey, todos sojuzgados a él, como tantos partos de sus entrañas.

¿No te parece hija mía, que es precisamente esto lo que estoy haciendo por ti? Ese continuo llamarte en mi Voluntad, a fin de que no la tuya viva en ti sino la mía; aquel querer de ti que sobre todas las cosas creadas, desde el primero hasta el último hombre que vendrá, encuentre la nota de tu te amo, de tu adoración a tu Creador, de tu reparación por cada ofensa, ¿no dice claramente que quiero todo para darte todo, y que elevándote sobre todo quiero que regrese en ti mi Voluntad íntegra, bella, triunfante, como salió de Nosotros en el principio de la Creación?

Mi Voluntad fue el acto primero de la criatura; la criatura tuvo su acto primero en mi Voluntad, y por eso quiere hacer su curso de vida en ella, y si bien fue sofocada al principio de su nacer en la criatura, pero no quedó extinta, y por eso espera su campo de vida en ella, ¿no quieres tú ser su primer campito?

Por eso sé atenta, cuando quieras hacer alguna cosa no la hagas jamás por ti misma, sino ruégame que la haga mi Voluntad en ti, porque la misma cosa, si la haces tú suena mal, da de humano, en cambio si la hace mi Voluntad suena bien, armoniza con el Cielo, es sostenida por una Gracia y Potencia divinas, es el Creador que obra en la criatura, su perfume es divino, y elevándose abraza a todos con un solo abrazo, de modo que todos sienten el bien del obrar del Creador en la criatura.”

 

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