Para recibir los beneficios de la presencia de Jesús, hay que acercarse a Él con la voluntad.
Continuando mi habitual estado, en cuanto el bendito Jesús ha venido me ha dicho:
“Hija mía, Yo estoy con las almas, dentro y fuera, pero ¿quién experimenta los efectos?
Quien se acerca con su voluntad a la mía, quien me llama, quien reza, quien conoce mi Poder y el bien que puedo hacerle, de otra manera sucede como a aquél que tiene agua en su casa pero no se acerca para tomarla y beber, a pesar de que está el agua no goza del beneficio del agua y arde por la sed; así si siente frío, y a pesar de que hay fuego no se acerca a él para calentarse, no gozará el beneficio del calor, y así de todo lo demás.
¡Cuál no es mi desagrado, que mientras quiero dar no hay quien tome mis beneficios!”
Vol. 11 Septiembre 6, 1912
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