Después de dos días de amarguísimas privaciones de mi sumo bien Jesús, lo sentí moverse en mi interior, me parecía ver que en mi interior estaba sentado con su cabeza apoyada en uno de mis hombros y con su boca dirigida hacia la mía en acto de suministrarme las palabras. Yo me lo estreché y me puse a escucharlo, abandonándome toda en Él. Entonces parecía que me decía:
“Hija mía, mi Voluntad es más que alimento; el alimento da la fuerza al cuerpo, lo calienta, aumenta la sangre, reaviva la inteligencia si está debilitada, da la fuerza a todos los miembros y empuja a la criatura a nuevas obras y sacrificios; en cambio una que está en ayunas, no dando el alimento necesario a su cuerpo es débil, fría, pobre de sangre, la inteligencia debilitada, agotada en todos sus miembros, lo que la lleva a la tristeza y la empuja a no hacer nada, sin ganas de sacrificarse en nada.
Pobrecita, se siente faltar la vida en toda su persona, tan es verdad, que cuando una enfermedad es mortal para una criatura, abandona el alimento, y abandonando el alimento se dispone a la muerte. Entonces, habiendo establecido la Eterna Sabiduría que también el alma tuviera su alimento, le fue asignado como alimento exquisito la Voluntad Suprema, así que quien toma ese alimento es fuerte en el obrar el bien, está como impregnado en el amor hacia Dios, este alimento le aumenta la sangre divina para formar el crecimiento de la Vida de Dios en ella, como sol se refleja en su inteligencia para hacerla conocer a su Creador y formarse a su semejanza, le pone la fuerza en toda el alma para poner en vigor todas las virtudes y la empuja a nuevos trabajos y a sacrificios inauditos.
El alimento de mi Voluntad se da a cada instante, a cada respiro, de noche, de día, en cada cosa y cuantas veces se quiera, no hay que temer como con el alimento corporal, que si se toma en exceso hace daño y produce enfermedades, no, no, por cuanto más se toma más fortifica y tanto más eleva al alma a la semejanza con su Creador, se puede estar siempre con la boca abierta en acto de tomar este alimento celestial; todo al contrario para quien no toma este alimento de mi Voluntad:
Para quien no lo toma de ninguna manera, se puede decir que se dispone a morir eternamente; para quien se alimenta de él rara vez, es débil e inconstante en el bien, es frío en el amor, es pobre de sangre divina, de manera que crece como anémica en él la Vida Divina; la luz en su inteligencia es tan escasa, que poco o nada conoce de su Creador, y no conociéndolo su semejanza está tan lejana de él por cuanto está lejano el alimento de su Voluntad; está sin brío en el obrar el bien, porque no tiene alimento suficiente, y ahora se le escapa la paciencia, ahora la caridad, ahora el desapego de todo, así que las pobres virtudes viven como estranguladas sin el alimento suficiente de mi Voluntad.
¡Ah! si se pudiese ver un alma privada de este alimento celestial, sería de llorar, tantas son las miserias y las suciedades con las que está cubierta, sin embargo es mucho más de compadecer si se ve una criatura en ayunas del alimento corporal, porque muchas veces le faltan los medios para comprarlo, en cambio el alimento de mi Voluntad se da gratuitamente, por lo tanto quien no lo toma merece la condena, y la condena se la forma ella misma porque rechaza el alimento que le daba la vida”.
Después de esto he oído que varias personas habían sufrido conflictos, humillaciones y otras cosas, y mi dulce Jesús ha continuado hablando:
“Hija mía, así como cuando el cuerpo contiene sangre mala que infecta la buena es necesario aplicar lavados, sangrías, punciones para sacar la sangre mala, de otra manera corre peligro de quedar paralizado por toda la vida, así el alma a la cual le falta el continuo alimento de mi Voluntad, contiene tantos humores malos, y es necesario aplicarle lavados de humillaciones para hacer salir el humor malo de la propia estima, sangrías para hacer salir el humor infectado de la vanagloria del propio yo, repentinas punciones para hacer salir la sangre mala de los pequeños apegos que se va formando en el propio corazón hacia las personas a las cuales se acerca al hacer el bien, de otra manera esos humores crecerían tanto que infectarían todo lo que hacen, de manera que quedarían paralizadas en el bien por toda la vida. Las punciones aprovechan siempre, son las centinelas del corazón, que mantienen pura la sangre, esto es, recta la intención del alma en el obrar el bien. Por esto, si todos obraran el bien para cumplir solamente mi Voluntad, las punciones no serían necesarias, porque Ella es salvaguarda de todos los humores malos, así que las punciones son también penas de quien no toma el alimento suficiente de mi Voluntad”.VOL. 18 DEL 17 DE OCT.1925
DIOS NOS CREÓ PARA VIVIR EN SU VOLUNTAD
De una carta de Luisa Piccarreta al Sr. Federico Abresch.
Hijo queridísimo, debéis saber que esto es una tarea dada a nosotros por Dios en la Creación.
El principio de nuestra existencia fue formado en el centro del FIAT Supremo. Dios creaba nuestra voluntad humana como su estancia divina, como gabinete secreto, donde debía vivir junto con nosotros, donde debía tener su cátedra para enseñarnos la doctrina celestial de su Querer.
Así que ninguna ley nos puede imponer el no vivir en Él, ni la santa Iglesia, pues por cuanto nos inclinamos y adoramos sus disposiciones, ni Dios mismo puede decirnos:
“No quiero que tú vivas en mi Voluntad”, porque Él con suma Sabiduría nos dio este derecho por creación. Nosotros, con vivir en Ella, debemos ser la habitación de Dios, los portadores de nuestro Creador, en los cuales, para desahogar sus delirios de amor debía hacerse narrador de su Ser Divino en el gabinete secreto de nuestra voluntad humana.
Y por eso quiere que sepamos cuánto nos ama y que nos quiere para vivir en su Querer con aquel amor con el que se vive entre hijos y Padre…
Oh, cómo se amarga si no se vive junto con Él, si no nos tiene estrechados sobre sus rodillas paternas, si no nos da continuamente sus dones, su vida, su santidad. Las desemejanzas no Le agradan, nos quiere similares a Él.
Y para hacer esto, escuchad una estratagema suya: da amor en cada cosa que hacemos, y quiere que Le demos en don nuestra voluntad para darnos la Suya; y en este intercambio hace crecer la Vida de la Divina Voluntad en nosotros, así que en cuanto damos la nuestra, así crece la Suya, y cada vez que damos la nuestra, se deleita en obrar en nosotros sus maravillas divinas.
Por eso, queridísimo en el Querer Divino, estemos atentos, estemos en nuestro puesto, no nos preocupemos por los truenos y tempestades, aunque me hayan amargado hasta la médula de mis huesos.
Yo espero que se cambiarán en Cielo sereno y en truenos de luz y de amor por el mundo entero y por el triunfo de un Reino tan santo…
Podemos decir que queman bajo la hoguera de las penas en que nos han puesto, pero espero que esta hoguera me sirva para quemar la cárcel de mi cuerpo; así podré tomar el vuelo hacia el Cielo, para poder obtener el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra.
La pequeña hija de la Divina Voluntad
Corato, 30-11-1938