Nuevo joven rico

Imagen de Mariu

Hace 2 mil años un hombre rico se acercaba al Maestro Jesús, probablemente movido por un sincero deseo de llegar a la vida eterna, o simplemente como curiosidad, en realidad no importa el motivo que lo haya impulsado, lo importante lo tenemos en la respuesta que recibe.

 

más anhelada, «la salvación».

 

Pero hay otra, y Jesús la expresa como la «perfección». La primera…, sencillo alcanzarla, basta cumplir los mandamientos. La segunda, tan difícil que aquel hombre se alejó, triste, pero no decidido a seguir la propuesta del Maestro.

 

Hoy, se repite la escena, muchos somos los que preguntamos al Maestro que requerimos para llegar a Él. La respuesta sigue siendo la misma de hace dos mil años, cumple los mandamientos, acércate a la Iglesia, frecuenta los Sacramentos.

 

Pero no nos basta, y nos atrevemos a decir que todo eso lo cumplimos. Entonces Jesús nos mira con amor, nos ama, y nos da la única respuesta que puede unirnos en forma definitiva e inseparable a Él: vivir en su Voluntad.

Nos comunica la grandeza que esto significa, oigamos:

 

“…Ahora, después de cumplida la Redención debía reafirmar al hombre en los bienes de la Redención, y para esto escogí a los apóstoles como confirmadores de los frutos de la Redención, donde con los Sacramentos debían buscar al hombre perdido y ponerlo a salvo, así que la Redención es salvación, es salvar al hombre de cualquier precipicio, por eso en una ocasión te dije que el hacer vivir al alma en mi Querer es cosa más grande que la misma Redención, porque salvarse con hacer una vida mediana, ahora caer y ahora levantarse, no es tan difícil y esto lo consiguió mi Redención, porque quería salvar al hombre a cualquier costo y esto lo confié a mis apóstoles como depositarios de los frutos de la Redención.  Así que debiendo hacer lo menos en ese entonces, dejé para ahora lo más, reservándome otras épocas para el cumplimiento de mis altos designios.

(5) Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo salvación, sino es santidad que debe elevarse sobre todas las demás santidades, que debe llevar el sello de la santidad de su Creador, por eso debían primero venir las santidades menores como cortejo, como precursoras, como mensajeras, como preparativos de esta santidad toda Divina…”

 

“…El vivir en mi Voluntad es reinar, el hacer mi Voluntad es estar a mis órdenes; lo primero es poseer, lo segundo es recibir mis órdenes y cumplirlas.  El vivir en mi Querer es hacer suya mi Voluntad como cosa propia, es disponer de Ella; el hacer mi Voluntad es tenerla en cuenta como Voluntad de Dios, no como cosa propia, ni poder disponer de Ella como se quiere.  El vivir en mi Voluntad es vivir con una sola Voluntad, la cual es la de Dios, la cual, siendo una Voluntad toda Santa, toda pura, toda paz, y siendo una sola Voluntad la que reina, no hay contrastes, todo es paz…”

Lo anterior es parte de la oferta, y podríamos seguir con más propuestas, pero no es el fin de este escrito, simplemente queremos hacer consciente lo que tenemos ante nosotros.

 

¿Qué se requiere? Lo mismo que se le dijo al hombre rico: «DEJAR TODO» Este todo no se refiere sólo a lo material, y se puede resumir en estas simples palabras:

 

“…Hija mía, ¿por qué me buscas fuera de ti, mientras que podrías encontrarme más fácilmente dentro de ti? Cuando tú me quieras encontrar entra en ti, llega hasta tu nada Y AHÍ, SIN TI, en el brevísimo giro de tu nada descubrirás los cimientos que ha puesto en ti y las construcciones que ha levantado en ti el Ser Divino. Esfuérzate y ve”»

 

Palabras clave:  «SIN TI»

 

Al buen entendedor, pocas palabras, ¿no lo creen?

 

Autor: Dr. Salvador Thomassiny F.