FUSIÓN DEL ALMA EN LA VOLUNTAD DE DIOS

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FUSIÓN DEL ALMA EN LA VOLUNTAD DE DIOS

Jesús, hagámoslo todo juntos, fusionémonos recíprocamente en la Voluntad en los deseos,  y en el Amor, para así poderme fusionar en los deseos, voluntad y amor de todas las creaturas, a fin de que permanezcan renovadas en Tu Querer; por eso fusiono todas las mínimas partículas de mi ser en las Tuyas para poder fundirme en todas las partículas de las creaturas, para darte en nombre de todas el amor, la gloria y la satisfacción que ellas Te niegan, y como sello Te pido, oh Jesús, Tu bendición para todos y para mí.   Amén.

 

Gracias te doy, oh mi Jesús, por llamarme a la unión contigo por medio de la oración. Y para agradecerte mejor, tomo tus pensamientos, tu lengua, tu corazón y con éstos quiero orar, fundiéndome toda en tu Voluntad y en tu amor, y extendiendo mis brazos para abrazarte y apoyando mi cabeza en tu corazón empiezo...

 

 

Fundirse en Jesús es repetir lo que El ha hecho y hace, abrazando con El a todas las criaturas y reparando por todas

 

 Estaba rezando fundiéndome toda en Jesús, y quería en mi poder cada pensamiento de Jesús para poder tener vida en cada pensamiento de criatura, para poder reparar con el mismo pensamiento de Jesús, y así de todo lo demás.  Y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, mi Humanidad sobre la tierra no hacía otra cosa que unir cada pensamiento de criatura con los míos, así que cada pensamiento de criatura se repercutía en mi mente, cada palabra en mi voz, cada latido en mi corazón, cada acción en mis manos, cada paso en mis pies, y así de todo lo demás; con esto daba al Padre reparaciones divinas.  Ahora, todo lo que hice en la tierra lo continúo en el Cielo, y conforme las criaturas piensan, sus pensamientos se vierten en mi mente; conforme miran, siento sus miradas en las mías, así que pasa entre ellas y Yo como una electricidad continua, como los miembros están en continua comunicación con la cabeza, y digo al Padre:  “Padre mío, no soy sólo Yo que te ruego, que reparo, que satisfago, que te aplaco, sino que hay otras criaturas que hacen en Mí lo que hago Yo, más bien suplen con su sufrir a mi Humanidad, que gloriosa es incapaz de sufrir”.

 El alma con fundirse en Mí repite todo lo que hice y continúo haciendo, ¿pero cuál será el contento de estas almas que han hecho su vida en Mí, abrazando junto Conmigo todas las criaturas, todas las reparaciones, cuando estén conmigo en el Cielo?  Su vida la continuarán en Mí, y conforme las criaturas piensen o me ofendan con los pensamientos, estos pensamientos se repercutirán en su mente y continuarán con las reparaciones que hicieron en la tierra; serán junto Conmigo ante el trono divino, los centinelas de honor, y conforme las criaturas me ofendan en la tierra, ellas harán los actos opuestos en el Cielo, vigilarán mi trono, tendrán su puesto de honor, serán las que más me comprenderán, las más gloriosas, su gloria estará toda fundida en la mía y la mía en la de ellas.  Así que tu vida esté toda fundida en la mía, no hagas ningún acto que no lo hagas pasar en Mí, y cada vez que tú te fundas en Mí, Yo derramaré en ti nueva gracia y nueva luz, y me haré vigilante centinela de tu corazón, para tenerte alejada cualquier sombra de pecado, te custodiaré como a mi misma Humanidad, mandaré a los ángeles que te hagan corona, a fin de que quedes defendida de todo y de todos”.Vol. 12  18 de Marzo de 1917

 

 

 El fundirse en Jesús forma en el alma un Sol divino, que se derrama como rocío de gracias sobre todas las criaturas.

 

 Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús para poderme difundir en todas las criaturas y fundirlas todas en Jesús, y yo me ponía entre las criaturas y Jesús para impedir que mi amado fuera ofendido y que las criaturas lo pudieran ofender.  Ahora, mientras esto hacía me ha dicho:

 “Hija mía, en cuanto te vuelcas en mi Voluntad y te fundes en Mí, así en ti se forma un sol; conforme vas pensando, amando, reparando, etc., se forman los rayos, y mi Voluntad como fondo se hace corona de estos rayos y se  forma el sol, el cual elevándose en el aire, se vuelve benéfico rocío sobre todas las criaturas, así que por cuantas más veces te fundes en Mí, tantos soles de más vas formando.  ¡Oh, cómo es bello ver estos soles, que elevándose, elevándose, quedan fundidos en mi mismo Sol y hacen llover rocío benéfico sobre todos!  ¿Cuántas gracias no reciben las criaturas?  Yo estoy tan complacido y arrobado por esto, que en cuanto se funden en el mío, Yo lluevo sobre ellas abundantes rocíos de toda clase de gracias, de modo que puedan formar soles más grandes para poder derramar más abundantemente este benéfico rocío sobre todas las criaturas”.

 Y conforme yo me fundía, sentía llover sobre mi cabeza luz, amor, gracias. Vol. 12 Abril 18 de 1917.

 

 

 Efectos del fundirse en Jesús. “Las Horas de la Pasión” son la Redención en acto y por eso son el orden del Universo.

 

 Encontrándome en mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en mi dulce Jesús, y luego me volcaba toda en las criaturas, para darles a todas ellas a Jesús; y mi amable Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cada vez que la criatura se funde en Mí, da a todas las criaturas el influjo de Vida Divina, y según tienen necesidad obtienen su efecto:  Quien es débil siente la fuerza, quien es obstinada en la culpa recibe la luz, quien sufre recibe el consuelo, y así de todo lo demás”. Vol. 12  Mayo 16 de 1917.

 

 Fundir en Jesús  todo lo que somos y hacemos, para tener todo en común con El. 

 

 Me estaba abandonando toda en Jesús, y Él me ha dicho:

 “Hija mía, piérdete en Mí, tu oración piérdela en la mía, de modo que la tuya y la mía sean una sola oración, y no se conozca cuál sea la tuya y cuál la mía; tus penas, tus obras, tu querer, tu amor, piérdelos todos con mis penas, con mis obras, etc., de manera que se mezclen las unas con las otras para formar una sola cosa, tanto que tú podrás decir: 

“Lo que es de Jesús es mío”.  Y Yo diré:  “Lo que es tuyo es mío”. 

Supón un vaso de agua que vacías en un recipiente grande de agua; ¿después sabrías distinguir el agua del vaso de la del recipiente?  Ciertamente que no, por eso, para grandísima ganancia tuya y para sumo contento mío, repíteme frecuentemente en lo que haces:  “Jesús, lo vierto en Ti, para poder hacer no mi Voluntad sino la tuya”. 

Y Yo rápidamente verteré mi obrar en ti”.Vol. 12  Enero 31 de 1918.

 

 

 Quien vive en la Divina Voluntad renueva la tarea de Jesús, de dar las satisfacciones, las reparaciones y la gloria debida a Dios de parte de todas las criaturas. 

 

Estaba lamentándome con mi dulce Jesús por mi pobre estado, y porque me he vuelto un ser inútil que no hago ningún bien, entonces, ¿para qué sirve mi vida?  Y mi amable Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, la razón de tu vida la sé Yo, no te corresponde a ti investigarla, pero debes saber que el sólo fundirte en Mí todos los días y varias veces al día, sirve para mantener el equilibrio de todas las reparaciones, porque sólo quien entra en Mí y toma de Mí el principio de todo lo que hace, puede equilibrar las reparaciones de todos y de todo, puede equilibrar por parte de las criaturas la gloria del Padre, porque estando en Mí un principio eterno, una Voluntad eterna, pude equilibrar todo: satisfacciones, reparaciones y gloria completa del Padre Celestial por parte de todos, así que conforme tú entras en Mí vienes a renovar el equilibrio de todas las reparaciones y de la gloria de la Majestad Eterna.  ¿Te parece poco esto? 

¿No sientes tú misma que no puedes hacer menos, y que Yo no te dejo si antes no te veo fundirte en todas mis partículas para recibir de ti el equilibrio de todas las reparaciones, sustituyéndote a nombre de toda la familia humana?  Busca por cuanto está en ti repararme por todo. 

Si supieras cuánto bien recibe el mundo cuando un alma, sin la sombra del interés personal, sino sólo por mi amor, se eleva entre el Cielo y la tierra, y unida Conmigo equilibra las reparaciones de todos”.Vol. 12 Septiembre 3 de 1919

 

 Vivir en la Divina Voluntad es fundirse en Ella.  Qué es eso. 

 

Habiendo transcurrido todo el día, estaba pensando entre mí:  “¿Qué más me queda por hacer?”  Y en mi interior he oído decirme:

 “Tienes que hacer la cosa más importante, tu último acto de fundirte en la Voluntad Divina”.

 Entonces me he puesto, según mi costumbre, a fundir todo mi pobre ser en la Voluntad Suprema, y mientras esto hacía me parecía que se abriesen los Cielos y yo iba al encuentro de toda la corte celeste y todo el Cielo venía a mi encuentro, y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, el fundirte en mi Voluntad es el acto más solemne, más grande, más importante de toda tu vida.  Fundirte en mi Voluntad es entrar en el ámbito de la eternidad, abrazarla, besarla y recibir el depósito de los bienes que contiene la Voluntad Eterna; es más, en cuanto el alma se funde en el Supremo Querer todos van a su encuentro para deponer en ella todo lo que tienen de bienes y de gloria; los ángeles, los santos, la misma Divinidad, todos deponen, sabiendo que deponen en aquella misma Voluntad en la cual todo está al seguro.  El alma con recibir estos bienes, con sus actos en la Voluntad Divina los multiplica y da a todo el Cielo doble gloria y honor, así que con el fundirte en mi Voluntad pones en movimiento Cielo y tierra, es una nueva fiesta para todo el empíreo.  Y como el fundirse en mi Voluntad es amar y dar por todos y por cada uno, sin excluir a ninguno, mi bondad, para no dejarme vencer en amor por la criatura, pongo en ella los bienes de todos, y todos los bienes posibles que en Mí contengo; no puede faltar el espacio donde poner todos los bienes, porque mi Voluntad es inmensa y se presta a recibir todo.  Si tú supieras qué haces y qué sucede con el fundirte en mi Voluntad, te derretirías por el deseo de fundirte continuamente”.

 Después estaba pensando si debía o no escribir lo que está escrito aquí arriba, yo no lo veía necesario, ni una cosa importante, mucho más porque la obediencia no me había dado ninguna orden de hacerlo.  Entonces mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

 “Hija mía, ¿cómo que no es importante hacer conocer que el fundirse en mi Voluntad es vivir en Ella?  El alma recibe como en depósito todos mis bienes divinos y eternos; los mismos santos hacen competencia para deponer sus méritos en el alma fundida en mi Voluntad, porque sienten en ella la gloria, la potencia de mi Voluntad, y se sienten glorificados en modo divino por la pequeñez de la criatura.  Escucha hija mía, el vivir en mi Voluntad sobrepasa en mérito al mismo martirio; es más, el martirio mata al cuerpo, el vivir en mi Voluntad es hacer con una mano divina, que la propia voluntad quede muerta, y le da la nobleza de un martirio divino.  Y cada vez que el alma se decide a vivir en mi Voluntad, mi Querer prepara el golpe para matar la voluntad humana y así forma el noble martirio del alma, porque voluntad humana y Voluntad Divina no hacen alianza juntas, una debe ceder el puesto a la otra, y la voluntad humana debe contentarse con permanecer extinguida bajo la potencia de la Voluntad Divina, así que cada vez que te dispones a vivir en mi Querer, te dispones a sufrir el martirio de tu voluntad.  Mira entonces qué significa vivir, fundirse en mi Voluntad:  ‘Ser el mártir continuado de mi Voluntad Suprema.’  ¿Y a ti te parece poco y cosa de nada?” Vol. 17 Enero 4 de 1925

 

Duda y temor de no saber si uno entra en la Divina Voluntad. Ella alimenta, conserva y mantiene en acto los actos hechos en Ella, como hace con todas las cosas  que ha creado, que conserva bellas e inmutables.

 

 Mientras estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino pensaba entre mí:  “Antes, cuando me fundía en el Santo Supremo Querer, Jesús estaba conmigo y junto con Jesús yo entraba en Él, así que el entrar era una realidad, pero ahora yo no lo veo, así que no sé si entro en el eterno Querer o no, lo siento más bien como una leccioncilla aprendida de memoria, o bien como un modo de decir”.  Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior, y tomándome una mano en la suya me empujaba hacia lo alto y me ha dicho:

 “Hija mía, debes saber que me veas o no me veas, cada vez que tú te fundes en mi Voluntad, Yo, desde dentro de tu interior te tomo una mano para empujarte a lo alto, y desde el Cielo te doy mi otra mano para tomar la otra tuya y jalarte hacia arriba, en medio a Nosotros en la interminable Voluntad nuestra, así que estás entre mis manos, entre mis brazos.  Tú debes saber que todos los actos hechos en nuestra Voluntad entran en el acto primero, cuando creamos todas las cosas creadas, y los actos de la criatura besándose con los nuestros, porque una es la Voluntad que da vida a todos estos actos, se difunden en todas las cosas creadas, tal como está difundida nuestra Voluntad por doquier, y se constituyen correspondencia de amor, de adoración y de gloria continua por todo lo que hemos puesto fuera en la Creación.  Sólo lo que se hace en nuestra Voluntad, comienza casi junto con Nosotros a darnos correspondencia de amor perenne, adoración en modo divino, gloria que jamás termina, y así como por todas las cosas creadas por Nosotros es tanto el amor que nutrimos, que no permitimos que salieran de nuestra Voluntad, conforme las creamos así todas quedaron con Nosotros, y nuestra Voluntad se hizo conservadora y alimentadora de toda la Creación, y por eso todas las cosas se conservan siempre nuevas, frescas y bellas, no crecen ni decrecen, porque por Nosotros fueron creadas todas perfectas, por eso no están sujetas a alteraciones de ninguna clase, todas conservan su principio porque se hacen alimentar y conservar por nuestra Voluntad, y quedan en torno a Nosotros a alabar nuestra gloria.

 Ahora, el obrar de la criatura en nuestra Voluntad entra en nuestras obras, y nuestra Voluntad se hace alimentadora, conservadora y acto del mismo acto de la criatura, y estos actos hechos en nuestra Voluntad por la criatura se ponen en torno a Nosotros, y transfundidos en todas las cosas creadas alaban nuestra perpetua gloria.  ¡Cómo es diferente nuestro obrar del de la criatura y el amor con el cual obramos!  Nosotros obramos y es tanto el amor a la obra que hacemos, que no permitimos que salga de Nosotros, a fin de que nada pierda de la belleza con la cual fue hecha; en cambio la criatura si hace una obra no la sabe tener consigo, es más, muchas veces no sabe qué cosa se ha hecho de su obra, si se ha ensuciado, si la han hecho un harapo, y esto es señal del poco amor a sus mismas obras.  Y como la criatura ha salido fuera de su principio, esto es, de la Voluntad Divina de donde salió, ha perdido el verdadero amor hacia Dios, hacia sí misma y hacia sus obras.  Yo quise que el hombre estuviera en mi Voluntad por su voluntad, no forzado, porque lo amé más que a todas las otras cosas creadas, y quería que fuera como rey en medio de mis obras.  Pero el hombre ingrato quiso salir de su principio, por eso se transformó y perdió su frescura, su belleza, y quedó sujeto a alteraciones y cambios continuos.  Y por cuanto Yo lo llamo para que regrese a su principio, se hace el sordo y finge no escucharme, pero es tanto mi amor que lo espero y continúo llamándolo”.Vol. 17   Enero 27 de 1925.

 

 

 Qué hace el alma cuando se funde en el Divino Querer, para reconciliar y reunir la Voluntad Divina y la humana: por todos adora, bendice, da gracias a Dios y le ofrece reparación y gloria; en todas las cosas y en todo da a Dios el amor; por todos los pecados y en todo lo creado se duele y grita “¡perdón!”; acompaña la Divina Voluntad llevando a todos la Vida y el Amor.

 

 Escribo sólo por obedecer y hago una mezcla de cosas pasadas y de cosas presentes.  Muchas veces en mis escritos digo:  “Me estaba fundiendo en el Santo Querer Divino”, pero no explico más.  Ahora, obligada por la obediencia digo lo que me sucede en este fundirme.  Mientras me fundo en Él, frente a mi mente se hace presente un vacío inmenso, todo de luz, en el cual no se encuentra hasta dónde llega la altura, ni dónde llega la profundidad, ni los confines a la derecha ni a la izquierda, ni enfrente ni atrás.  En medio de esta inmensidad, en un punto altísimo me parece ver a la Divinidad, o bien las Tres Divinas Personas que me esperan, pero esto siempre mentalmente, y yo, no sé cómo, pero una pequeña niña sale de mí, pero soy yo misma, tal vez es la pequeña alma mía, pero es conmovedor ver a esta pequeña niña ponerse en camino en este vacío inmenso, toda sola, que camina tímida, de puntitas, con los ojos siempre dirigidos adonde ve a las Tres Divinas Personas, porque teme que si baja la mirada a ese vacío inmenso no sabe a qué punto irá a terminar.  Toda su fuerza está en la mirada fija en lo alto, que siendo correspondida con la mirada de la Alteza Suprema, toma fuerzas en el camino.  Ahora, cuando llega frente a Ellas, se postra con la cara al vacío para adorar a la Majestad Divina, pero una mano de las Divinas Personas levanta a la pequeña niña y Ellas le dicen:

 “Nuestra hija, la pequeña hija de nuestra Voluntad, ven en nuestros brazos”.

 Y ella al oír esto se pone en fiesta y pone en fiesta a las Tres Divinas Personas, que esperan el desempeño de su oficio que le han confiado, y ella con una gracia propia de niña dice:

 “Vengo a adoraros, a bendeciros, a agradeceros por todos, vengo a atar a vuestro trono todas las voluntades humanas de todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre, a fin de que todos reconozcan vuestra Voluntad Suprema, la adoren, la amen y le den vida en sus almas.  Majestad Suprema, en este vacío inmenso están todas las criaturas, y yo quiero tomarlas todas para ponerlas en vuestro Santo Querer, a fin de que todas regresen al principio del cual salieron, es decir, a vuestra Voluntad, por eso he venido en vuestros brazos paternos para traeros a todos vuestros hijos, mis hermanos, y atarlos todos con vuestra Voluntad, y yo a nombre de todos y por todos, quiero repararos y daros el homenaje y la gloria, como si todos hubieran hecho vuestra Santísima Voluntad.  Pero ¡ah! os ruego que ya no haya más separación entre Voluntad Divina y humana, es una pequeña niña la que esto os pide, y a los pequeños yo sé que Vosotros no sabéis negar nada”.

(5) Pero quién puede decir todo, sería demasiado largo, además me faltan las palabras para expresar lo que digo frente a la Majestad Suprema, me parece que aquí en el bajo mundo no se usa el lenguaje de aquel vacío inmenso.

(6) Otras veces, mientras me fundo en el Querer Divino y aquel vacío inmenso se hace presente a mi mente, giro por todas las cosas creadas e imprimo en ellas un te amo para la Majestad Suprema, como si yo quisiera llenar toda la atmósfera de tantos ‘te amo’ para corresponder al Amor Supremo por tanto amor hacia las criaturas, es más, giro por cada pensamiento de criatura e imprimo en ellos mi ‘te amo’, por cada mirada y dejo en ellas mi ‘te amo’, por cada boca, y en cada palabra sello en ella mi ‘te amo’, por cada latido, obra y paso y los cubro con mi ‘te amo’ a mi Dios, desciendo hasta allá abajo, en el mar, en el fondo del océano, y en cada serpenteo de pez, en cada gota de agua, los quiero llenar de mi ‘te amo’.  Después de que por todas partes, como si sembrara mi ‘te amo’, la pequeña niña va ante la Majestad Divina y como si quisiera darle una sorpresa dice:

 “Mi Creador y Padre mío, mi Jesús y mi eterno amor, mira, todas las cosas por parte de todas las criaturas os dicen que os aman, por todas partes está el ‘te amo’ para Vosotros, Cielo y tierra están llenos; ¿y Vosotros no concederéis a la pequeña niña que vuestra Voluntad descienda en medio de las criaturas, que se haga conocer, que haga paz con la voluntad humana, y tomando su justo dominio, su lugar de honor, ninguna criatura haga más su voluntad, sino siempre la Vuestra?”

 Otras veces, mientras me fundo en el Divino Querer, quiero dolerme de todas las ofensas hechas a mi Dios, y retomando mi giro en aquel vacío inmenso para encontrar todo el dolor que mi Jesús tuvo por todos los pecados, lo hago mío y giro por todos lados, en los lugares más recónditos y secretos, en los lugares públicos, sobre todos los actos humanos malos para dolerme por todas las ofensas y por cada pecado, siento que quisiera gritar a cada movimiento de la criatura:  “Dolor, perdón”.  Y para hacer que todos lo oigan lo imprimo en el rumor del trueno, a fin de que truene en todos los corazones:  “Dolor por haber ofendido a mi Dios; perdón en el estallido del rayo; dolor en el silbido del viento; dolor, perdón en el tintineo de las campanas; dolor y perdón, en suma en todo”.  Luego llevo a mi Dios el dolor de todos e imploro perdón por todos y digo:  “Gran Dios, haced descender vuestra Voluntad a la tierra, a fin de que el pecado no tenga más lugar.  Es la voluntad humana la que produce tantas ofensas que parece que inunda toda la tierra de pecados; vuestra Voluntad será la que destruya todos los males, por eso os pido que contentéis a la pequeña hija de vuestra Voluntad, que no quiere otra cosa que vuestra Voluntad sea conocida y amada y reine en todos los corazones”.

 Recuerdo que un día estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y yo miraba el cielo que llovía a cántaros y sentía gusto al ver caer el agua a la tierra; y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior, con amor y ternura indecibles me decía:

“Hija mía, en esas gotas de agua que ves descender del cielo está mi Voluntad, Ella corre rápidamente junto con el agua, va para quitar la sed a las criaturas, para descender en las vísceras humanas, en sus venas, para refrescarlas y constituirse vida de las criaturas y llevarles mi beso, mi amor; va para regar la tierra, para fecundarla y prepararles el alimento; va para tantas otras necesidades de ellas.  Mi Voluntad quiere tener Vida en todas las cosas creadas para dar vida celestial y natural a todas las criaturas.  Pero Ella, mientras va como en fiesta, llena de amor hacia todas, no recibe la adecuada correspondencia y queda como en ayunas por parte de las criaturas.  Hija mía, tu voluntad fundida en la mía corre también en esa agua que llueve del cielo, corre junto dondequiera que Ella va, no la dejes sola y dale la correspondencia de tu amor, y por todos”.

 Pero mientras esto decía, mis ojos quedaban encantados, no los podía apartar de dentro del agua que llovía, mi voluntad corría junto, veía en aquella agua las manos de mi Jesús, multiplicadas en tantas, para llevar con sus manos el agua a todos.  ¿Quién puede decir lo que sentía en mí?  Lo puede decir sólo Jesús, que es el autor.  ¿Pero quién puede decir los tantos modos de fundirme en su Santísimo Querer?  Por ahora basta, si Jesús quiere que siga me dará las palabras y la gracia de decir más, y yo seguiré escribiendo.

 Además de esto, decía a mi Jesús:  “Dime amor mío, ¿qué cosa es este vacío que se presenta ante mi mente cuando me fundo en tu Santísima Voluntad?  ¿Quién es esta niña que sale de mí y por qué siente una fuerza irresistible de ir ante tu trono para depositar sus pequeños actos en el regazo divino, como para hacerle fiesta?”  Y mi dulce Jesús, todo bondad me ha dicho:

 “Hija mía, el vacío es mi Voluntad puesta a tu disposición, que debería llenarse de tantos actos por cuantos las criaturas hubieran hecho si hubiesen cumplido nuestra Voluntad.  Este vacío inmenso que tú ves, que representa nuestra Voluntad, salió de nuestra Divinidad a bien de todos en la Creación para hacer feliz todo y a todos, por lo tanto era como consecuencia que todas las criaturas debían llenar este vacío con la correspondencia de sus actos y con la donación de su voluntad a su Creador, y no habiéndolo hecho se hace la ofensa más grave, por eso te llamamos a ti con misión especial, para que seamos resarcidos y correspondidos de lo que los demás nos debían, y esta es la causa por la cual primero te dispusimos con una larga cadena de gracias y después te preguntamos si querías hacer vida en nuestra Voluntad, y tú aceptaste con un ‘sí’, atando tu voluntad a nuestro trono sin quererla conocer más, porque voluntad humana y Divina no se reconcilian ni pueden vivir juntas; entonces, aquel ‘sí’, o sea tu voluntad, existe fuertemente atado a nuestro trono, he aquí por qué tu alma, como pequeña niña es atraída ante la Majestad Suprema, porque está tu querer delante a Nosotros, que como imán te atrae, y tú en vez de mirar tu voluntad te ocupas sólo de llevar a nuestro regazo todo lo que has podido hacer en nuestra Voluntad, y depositas en nuestro seno nuestra misma Voluntad como el homenaje más grande que a Nosotros nos conviene y la correspondencia más agradable a Nosotros.  Entonces, el no tomar en cuenta a tu voluntad, y el solo Querer nuestro que vive en ti, nos pone en fiesta; tus pequeños actos hechos en nuestro Querer nos traen las alegrías de toda la Creación, así que parece que todo nos sonríe y nos hace fiesta; y al verte descender de nuestro trono sin ni siquiera mirar tu voluntad, llevándote la Nuestra, es para Nosotros la alegría más grande, por eso te digo siempre, sé atenta a nuestro Querer, porque en Él hay mucho qué hacer, y mientras más hagas, más fiesta nos darás y nuestro Querer se verterá a torrentes en ti y fuera de ti”. Vol. 17  Mayo 10 de 1925

 

 

 (Sigue el capítulo anterior) Otros modos de fundirse en la Divina Voluntad: corresponde al Amor y a la Gloria que las Tres Divinas Personas manifiestan en sus obras  (Creación, Redención y Santificación).

 

 Habiendo hecho oír al confesor lo que está escrito antes, con fecha 10 de Mayo, no ha quedado contento y me ha impuesto seguir escribiendo acerca del modo de fundirme en el Santo Querer Divino; y yo, sólo por obedecer y por temor de que mi Jesús pudiera mínimamente disgustarse, comienzo nuevamente: 

“Agrego que mientras se presenta a mi mente aquel vacío inmenso al fundirme en el Supremo Querer, la pequeña niña continúa su giro, y elevándose en alto quiere corresponder a su Dios por todo el amor que tuvo por todas las criaturas en la Creación, quiere honrarlo como Creador de todas las cosas, por eso gira por las estrellas y en cada centelleo de luz imprime mi ‘te amo y gloria a mi Creador’; en cada átomo de luz del sol que desciende a lo bajo, ‘te amo y gloria’; en toda la extensión de los cielos, entre la distancia de un paso al otro, mi ‘te amo y gloria’; en el trinar del pájaro, en el movimiento de sus alas, ‘amor y gloria a mi Creador’; en el hilo de hierba que despunta de la tierra, en la flor que se abre, en el perfume que se eleva, ‘amor y gloria’; en la altura de los montes y en la profundidad de los valles, ‘amor y gloria’.  Giro por cada corazón de criatura, como si me quisiera encerrar dentro, y gritar dentro a cada corazón mi ‘te amo y gloria a mi Creador’; quisiera que uno fuese el grito, una la voluntad, una la armonía de todas las cosas: 

‘Gloria y amor a mi Creador’; y después, como si hubiera reunido todo junto, de manera que todo diga correspondencia de amor y testimonio de gloria por todo lo que Dios ha hecho en la Creación, me transporto a su trono y le digo: 

‘Majestad Suprema y Creador de todas las cosas, esta pequeña niña viene en vuestros brazos para deciros que toda la Creación, a nombre de todas las criaturas, os da no sólo la correspondencia del amor, sino la de la justa gloria por tantas cosas creadas por Vosotros por amor nuestro. 

En vuestra Voluntad, en este vacío inmenso, he girado por todas partes, a fin de que todas las cosas os glorifiquen, os amen y os bendigan, y ya que he puesto en relación el amor entre Creador y criatura, que la voluntad humana había roto, y la gloria que todos os debían, haced descender vuestra Voluntad a la tierra, a fin de que vincule, reafirme todas las relaciones entre Creador y criatura, y así todas las cosas retornarán al orden primero, establecido por Vosotros; por eso hacedlo pronto, no tardéis más, ¿no veis cómo está llena de males la tierra?  Sólo vuestra Voluntad puede detener esta corriente, puede ponerla a salvo, pero vuestra Voluntad conocida y dominadora”.

 Entonces, después de esto siento que mi oficio no está completo, por eso desciendo a lo bajo de ese vacío para corresponder a mi Jesús por la obra de la Redención, y como si encontrase en acto todo lo que Él hizo, quiero darle mi correspondencia de todos los actos que deberían haber hecho todas las criaturas si lo hubieran esperado y recibido en la tierra, y después, como si me quisiera transformar toda en amor por Jesús, vuelvo a mi estribillo y digo: 

“Te amo en el acto de descender del Cielo e imprimo mi ‘te amo’ en el acto en que fuiste concebido, ‘te amo’ en la primera gota de sangre que se formó en tu Humanidad, ‘te amo’ en el primer latido de tu corazón, para sellar todos tus latidos con mi ‘te amo’; ‘te amo’ en tu primer respiro, ‘te amo’ en tus primeras penas, ‘te amo’ en tus primeras lágrimas que derramaste en el seno materno; quiero corresponder tus oraciones, tus reparaciones, tus ofrecimientos con mi ‘te amo’, cada instante de tu Vida lo quiero sellar con mi ‘te amo’; ‘te amo’ en tu nacimiento, ‘te amo’ en el frío que sufriste, ‘te amo’ en cada gota de leche que chupaste de tu Mamá; intento llenar con mis ‘te amo’ los pañales con los que tu Mamá te envolvió; extiendo mi ‘te amo’ sobre de aquella tierra en la cual tu querida Mamá te recostó en el pesebre, y tus ternísimos miembros sintieron la dureza del heno, pero más que heno la dureza de los corazones; mi ‘te amo’ en cada gemido tuyo, en todas tus lágrimas y penas de tu infancia; hago correr mi ‘te amo’ en todas las relaciones, comunicaciones y amor que tuviste con tu Mamá; ‘te amo’ en todas las palabras que dijiste, en el alimento que tomaste, en los pasos que diste, en el agua que bebiste; ‘te amo’ en el trabajo que hiciste con tus manos; ‘te amo’ en todos los actos que hiciste en tu vida oculta; sello mi ‘te amo’ en cada acto interior tuyo y penas que sufriste; extiendo mi ‘te amo’ sobre aquellos caminos que recorriste, en el aire que respiraste, en todas las predicaciones que hiciste en tu Vida pública; mi ‘te amo’ corre en la potencia de los milagros que hiciste, en los Sacramentos que instituiste, en todo oh mi Jesús, aun en las fibras más íntimas de tu corazón imprimo mi ‘te amo’ por mí y por todos. 

Tu Querer me hace todo presente, y yo nada quiero dejarte en que no esté impreso mi ‘te amo’; tu pequeña hija de tu Querer siente el deber, de que si otra cosa no sabe hacer, al menos tengas un pequeño ‘te amo’ mío por todo lo que has hecho por mí y por todos. 

Por eso mi ‘te amo’ te sigue en todas las penas de tu Pasión, en todos los escupitajos, desprecios e insultos que te hicieron; mi ‘te amo’ sella cada gota de tu sangre que derramaste, cada golpe que recibiste, en cada llaga que se formó en tu cuerpo, en cada espina que traspasó tu cabeza, en los dolores acerbos de la crucifixión, en las palabras que pronunciaste sobre la cruz, hasta en tu último respiro intento imprimir mi ‘te amo’; quiero encerrar toda tu Vida, todos tus actos con mi ‘te amo’; por todas partes quiero que Tú toques, que veas, que oigas mi continuo ‘te amo’.  Mi ‘te amo’ no te dejará jamás, tu mismo Querer es la vida de mi ‘te amo’.

 ¿Pero sabes qué quiere esta pequeña niña?  Que ese Querer Divino que tanto amaste e hiciste en toda tu Vida sobre la tierra, se haga conocer a todas las criaturas, a fin de que todas lo amen y cumplan tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra; quiere vencerte en amor, a fin de que des tu Voluntad a todas las criaturas.  ¡Ah! haz feliz a esta pobre pequeña que no quiere otra cosa que lo que quieres Tú, que tu Voluntad sea conocida y reine sobre la tierra.

 Ahora, creo que la obediencia quedará en algún modo contenta; es cierto que en muchas cosas he debido hacer saltos, de otra manera no acabaría jamás.  El fundirme en el Supremo Querer es para mí como una fuente que brota, y cada pequeña cosa que oigo, que veo, una ofensa hecha a mi Jesús, me es ocasión de nuevos modos y nuevas fusiones en su Santísima Voluntad.  Ahora continúo con decir que mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, a lo que has dicho sobre el fundirte en mi Querer se le necesita dar otro nombre, cual es el de fundirte en el orden de la gracia, en todo lo que ha hecho y hará el Santificador a los santificantes, el Cual es el Espíritu Santo.  Mucho más, pues si la Creación se atribuye al Padre, mientras estamos siempre unidas las Tres Divinas Personas en el obrar, la Redención al Hijo, el Fiat Voluntas Tua se atribuirá al Espíritu Santo; y es propiamente en el Fiat Voluntas Tua que el Divino Espíritu hará desahogo de su obra.  Tú lo haces cuando viniendo ante la Suprema Majestad dices: 

‘Vengo a corresponder en amor a todo lo que hace el Santificador a los santificantes, vengo a entrar en el orden de la gracia para poderos dar la gloria y la correspondencia del amor como si todos se hubiesen hecho santos, y a repararos por todas las oposiciones, las incorrespondencias a la gracia’. 

Y por cuanto está en ti, buscas en nuestra Voluntad los actos de la gracia del Espíritu Santificador, para hacer tuyo su dolor, sus gemidos secretos, sus suspiros angustiosos en el fondo de los corazones al verse tan mal acogido; y como el primer acto que hace es llevar nuestra Voluntad como acto completo de su santificación, al verse rechazado gime con gemidos inenarrables, y tú en tu infantil sencillez le dices:  ‘Espíritu Santificador, hazlo pronto, os suplico, os imploro, haced conocer a todos vuestra Voluntad, a fin de que conociéndola la amen y acojan vuestro primer acto de su santificación completa, el cual es la Santa Voluntad vuestra’. 

Hija mía, las Tres Divinas Personas somos inseparables y distintas, así queremos manifestar a las generaciones humanas nuestras obras hacia ellas, que mientras estamos unidos entre Nosotros, cada uno de Nosotros quiere manifestar distintamente su amor y su obra hacia las criaturas”. Vol. 17 Mayo 17 1925.

 

 

 

 

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