Miles de Ángeles custodian los actos hechos en el Querer Divino

Imagen de Mariu

.(1) Continuando mi habitual estado, me sentía toda inmersa en el Divino Querer, y mi dulce Jesús ha dicho:

(2) “Hija mía, así como el sol no deja la planta, la acaricia con su luz, la fecunda con su calor, hasta en tanto no produce flores y frutos, y celoso los hace madurar, los custodia con su luz y sólo deja al fruto cuando el agricultor lo toma para hacerlo su alimento, así de los actos hechos en mi Querer, es tanto mi amor, mi celo hacia ellos, que la gracia los acaricia, mi amor los concibe y los fecunda, los madura, pongo millones de ángeles a custodia de un solo acto hecho en mi Querer, porque siendo estos actos hechos en mi Querer semillas para que mi Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, todos son celosos de estos actos. 

Su rocío es mi aliento, su sombra es mi luz, los ángeles quedan arrobados y reverentes los adoran, porque ven en estos actos la Voluntad eterna que merece toda su adoración, y estos actos son dejados sólo cuando encuentro otras almas que, tomándolos como frutos divinos, los hacen alimento para sus almas.  ¡Oh! la fecundidad y multiplicidad de estos actos, la misma criatura que los hace no puede numerarlos”.

(3) Entonces pensaba entre mí:  “¿Será posible que estos actos sean tan grandes; y por qué los mismos ángeles quedan raptados?  Y Jesús estrechándome más fuerte entre sus brazos ha agregado:

(4) “Hija mía, son tan grandes estos actos, que conforme el alma los va cumpliendo, no hay cosa ni en el Cielo ni en la tierra que no tome parte, y ella queda en comunicación con todas las cosas creadas, todo el bien, los efectos, el valor del cielo, del sol, de las estrellas, del agua, del fuego, etc., están no sólo en continuas relaciones con ella, sino que son cosas suyas; ella armoniza con todo lo creado, y lo creado armoniza en ella. 

¿El por qué?  Porque quienes viven en mi Querer son las depositarias, las conservadoras, las sostenedoras, las defensoras de mi Voluntad, ellas prevén lo que quiero y sin que Yo lo ordene cumplen lo que quiero, y comprenden la grandeza, la santidad de mi Querer, celosamente lo custodian y lo defienden. 

¿Cómo no deberían quedar todos arrobados al ver a estas almas que forman el sostén de su Dios, en virtud del prodigio de mi Voluntad? 

¿Quién puede defender mis derechos sino quien vive en mi Querer?  ¿Quién puede amarme de verdad, con amor desinteresado semejante al mío, sino quien vive en mi Voluntad?  Yo me siento más fuerte en estas almas, pero fuerte de mi misma fuerza. 

Soy como un rey  rodeado de fieles ministros, que se siente más fuerte, más glorioso, más sostenido en medio de estos sus fieles ministros que solo; si queda solo llora a sus ministros porque no tiene con quién desahogar y a quién confiar la suerte del reino. 

Así soy Yo, y ¿quién puede serme más fiel que quien vive en mi Voluntad?  Siento mi Voluntad duplicada, por lo tanto me siento más glorioso, desahogo con ellas y de ellas me fío”.

  (Vol. 14 del  25 de Abril de 1922)

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