Enviado por Mariu el
TESTAMENTO DE JESÚS...
(...)“Hija mía, no te preocupes, Yo seré vigilante custodio, porque me cuestan demasiado, me cuestan mi Voluntad, la Cual entra en estos escritos como vida primaria.
Podría llamarlos:
(...)“Hija mía, no te preocupes, Yo seré vigilante custodio, porque me cuestan demasiado, me cuestan mi Voluntad, la Cual entra en estos escritos como vida primaria.
Podría llamarlos:
‘Testamento de Amor que hace mi Voluntad a las criaturas.’
Ella (La Divina Voluntad), se hace donadora de Sí misma y las llama a vivir en su heredad, pero con modos tan suplicantes, atrayentes, amorosos, que sólo los corazones de piedra no se moverán a compasión y no sentirán la necesidad de recibir un bien tan grande.
Entonces, estos escritos están llenos de Vidas Divinas, las cuales no se pueden destruir, y si alguno quisiera intentarlo, le sucedería como a aquél que quisiera destruir el cielo, el cual, ofendido, le caería encima por todas partes y lo aniquilaría bajo su bóveda azul, así que el cielo permanecería en su puesto y todo el mal caería sobre aquél que quisiera destruir el cielo; o bien quien quisiera destruir el sol, el sol se reiría de éste y lo quemaría; o como otro que quisiera destruir las aguas del mar, el mar lo ahogaría.
Demasiado se necesita para tocar lo que te he hecho escribir sobre mi Voluntad, porque puedo llamarlo nueva creación viviente y hablante. Todo esto será el último alarde, el último desahogo de mi Amor hacia las generaciones humanas; es más, tú debes saber que a cada palabra que te hago escribir sobre mi Fiat, duplico mi Amor hacia ti y hacia quienes las leerán, para hacerlos quedar embalsamados por mi Amor.
Así que conforme escribes me das el campo para amarte de más; veo el gran bien que harán, siento en cada palabra mía las vidas palpitantes de las criaturas que conocerán el bien de mi palabra y formarán la Vida de mi Voluntad en ellas.
Por eso el interés será todo mío, y tú abandona todo en Mí. Tú debes saber que estos escritos han salido del centro del gran Sol de mi Voluntad, cuyos rayos están llenos de las verdades salidas de este centro, los cuales abrazan todos los tiempos, todos los siglos, todas las generaciones.
Esta gran cantidad de rayos de luz llena Cielo y tierra, y por caminos de luz llama a todos los corazones, y ruega y suplica que reciban la Vida palpitante de mi Fiat, que nuestra Paterna Bondad se ha dignado dictar desde dentro de su centro con los modos más insinuantes, atrayentes, afables, llenos de dulzura, y con Amor tan grande que da en lo increíble y hace quedar estupefactos a los mismos ángeles.
Cada palabra puede llamarse un portento de Amor, uno más grande que otro. por eso, querer tocar estos escritos es quererme tocar a Mí mismo, el centro de mi Amor, mis finezas amorosas con las cuales amo a las criaturas.
Yo sabré defenderme a Mí mismo y confundir a quien quiera mínimamente desaprobar aún una sola palabra de lo que está escrito sobre mi Divina Voluntad.
Por eso continúa escuchándome hija mía, no quieras estorbar a mi Amor, ni me quieras atar los brazos con el hacer retroceder en mi seno lo que quiero que continúes escribiendo.
Demasiado me cuestan estos escritos, me cuestan cuanto cuesto Yo mismo.
Por eso tendré tal cuidado, que ni siquiera una palabra dejaré que se pierda.” Volumen 36 Junio 20 de 1938.
Ella (La Divina Voluntad), se hace donadora de Sí misma y las llama a vivir en su heredad, pero con modos tan suplicantes, atrayentes, amorosos, que sólo los corazones de piedra no se moverán a compasión y no sentirán la necesidad de recibir un bien tan grande.
Entonces, estos escritos están llenos de Vidas Divinas, las cuales no se pueden destruir, y si alguno quisiera intentarlo, le sucedería como a aquél que quisiera destruir el cielo, el cual, ofendido, le caería encima por todas partes y lo aniquilaría bajo su bóveda azul, así que el cielo permanecería en su puesto y todo el mal caería sobre aquél que quisiera destruir el cielo; o bien quien quisiera destruir el sol, el sol se reiría de éste y lo quemaría; o como otro que quisiera destruir las aguas del mar, el mar lo ahogaría.
Demasiado se necesita para tocar lo que te he hecho escribir sobre mi Voluntad, porque puedo llamarlo nueva creación viviente y hablante. Todo esto será el último alarde, el último desahogo de mi Amor hacia las generaciones humanas; es más, tú debes saber que a cada palabra que te hago escribir sobre mi Fiat, duplico mi Amor hacia ti y hacia quienes las leerán, para hacerlos quedar embalsamados por mi Amor.
Así que conforme escribes me das el campo para amarte de más; veo el gran bien que harán, siento en cada palabra mía las vidas palpitantes de las criaturas que conocerán el bien de mi palabra y formarán la Vida de mi Voluntad en ellas.
Por eso el interés será todo mío, y tú abandona todo en Mí. Tú debes saber que estos escritos han salido del centro del gran Sol de mi Voluntad, cuyos rayos están llenos de las verdades salidas de este centro, los cuales abrazan todos los tiempos, todos los siglos, todas las generaciones.
Esta gran cantidad de rayos de luz llena Cielo y tierra, y por caminos de luz llama a todos los corazones, y ruega y suplica que reciban la Vida palpitante de mi Fiat, que nuestra Paterna Bondad se ha dignado dictar desde dentro de su centro con los modos más insinuantes, atrayentes, afables, llenos de dulzura, y con Amor tan grande que da en lo increíble y hace quedar estupefactos a los mismos ángeles.
Cada palabra puede llamarse un portento de Amor, uno más grande que otro. por eso, querer tocar estos escritos es quererme tocar a Mí mismo, el centro de mi Amor, mis finezas amorosas con las cuales amo a las criaturas.
Yo sabré defenderme a Mí mismo y confundir a quien quiera mínimamente desaprobar aún una sola palabra de lo que está escrito sobre mi Divina Voluntad.
Por eso continúa escuchándome hija mía, no quieras estorbar a mi Amor, ni me quieras atar los brazos con el hacer retroceder en mi seno lo que quiero que continúes escribiendo.
Demasiado me cuestan estos escritos, me cuestan cuanto cuesto Yo mismo.
Por eso tendré tal cuidado, que ni siquiera una palabra dejaré que se pierda.” Volumen 36 Junio 20 de 1938.