..."Ahora, es nuestro decreto que ninguno entra al Cielo si su alma no está llena hasta el borde, toda de nuestra Voluntad y de nuestro Amor, basta un pequeño vacío de esto, para que el Cielo no se abra para ella, he aquí la necesidad del Purgatorio, para vaciarse por vía de penas y de fuego de todo lo o que es humano, y llenarse por vía de ansias, de suspiros y de martirios, de puro amor y de Divina Voluntad, para poder entrar en la patria celestial, y sin adquirir con tantas penas, ni mérito, ni gloria mayor, sino sólo las condiciones que se necesitan para ser admitido en la morada celestial.
En cambio, si lo hubieran hecho en la tierra con llamar nuestra Vida en sus actos, cada acto sería una gloria mayor, una belleza de más, sellado por las obras de su Creador.
¡Oh! con cuánto amor son recibidas estas almas que en sus actos han dado lugar al acto divino; al encontrarse con Nosotros, Nosotros nos reconocemos en ella y ella se reconoce en Nosotros, y reconociéndonos mutuamente es tal y tanta la felicidad de ambas partes, que todo el Cielo queda sorprendido al ver las alegrías, la gloria, las bienaventuranzas que el Ente Supremo derrama sobre esta afortunada criatura.
Por eso siempre te quiero en mi Voluntad y en mi Amor, a fin de que el Аmor consuma todo lo quе а Mi по pertenece, mi Voluntad con su pincel de luz forme nuestro acto en y tu acto." Marzo 10, 1935. V33.