Estaba rezando y abandonándome toda en los brazos de la Santísima Voluntad de Dios, y mi siempre amable Jesús saliendo de mi interior y dándome la mano me ha dicho:
“Hija mía, ven junto Conmigo y mira el gran vacío que existe entre el Cielo y la tierra. Este gran vacío antes de que mi Fiat se pronunciara era horrible al verse, todo era desorden, no se veía ni división de tierra ni de aguas, ni de montes, era un amasijo que daba pavor; en cuanto mi Fiat se pronunció todas las cosas rodaron agitándose entre ellas, y cada una tomó su puesto, quedando todas ordenadas con la marca de mi Fiat Eterno, y no pueden apartarse si mi Fiat no quiere.
La tierra no daba ya pavor, es más, al ver la vastedad de los mares, sus aguas ya no fangosas sino cristalinas, su dulce murmullo, como si las aguas fueran voces que muy quedito hablasen entre ellas, sus olas fragorosas que a veces se levantan tanto que parecen montes de agua y que después caen en el mismo mar; ¿cuánta belleza no contiene, cuánto orden y cuánta atención no despierta en la criatura? Y luego, la tierra toda pintada de verde y florida, ¿cuánta variedad de belleza no contiene?
Sin embargo es nada aún, el vacío no estaba del todo lleno, y así como mi Fiat se movió sobre la tierra y dividió las cosas y ordenó la tierra, así, moviéndose arriba, en lo alto, extendí los cielos, los adorné con estrellas, y para llenar el vacío de la oscuridad creé el sol, el que haciendo huir las tinieblas llenó de luz este gran vacío y puso el realce de toda la belleza a todo lo creado.
Entonces, ¿quién fue la causa de tanto bien? Mi Fiat Omnipotente, pero este Fiat quiso el vacío para crear esta máquina del universo.
Ahora hija mía, ¿ves este gran vacío en el que tantas cosas creé? Pues el vacío del alma es más grande aún, aquél debía servir para habitación del hombre, el vacío del alma debía servir para habitación de un Dios.
No debía pronunciar por seis días mi Fiat como al crear el universo, sino por cuantos días contiene la vida del hombre, y tantas veces, por cuantas veces poniendo a un lado su querer hace obrar al mío; por tanto, debiendo mi Fiat hacer más cosas que las que hizo en la Creación, quería más espacio, ¿pero sabes tú quién me da campo libre para llenar este gran vacío del alma? Quien vive en mi Querer.
Mis Fiat son repetidamente dichos, cada pensamiento es acompañado por la potencia de mi Fiat, y ¡oh! cuántas estrellas adornan el cielo de la inteligencia del alma; sus acciones son seguidas por mi Fiat, y ¡oh! cuántos soles surgen en ella; sus palabras investidas por mi Fiat son más dulces que el murmullo de las aguas del mar, donde el mar de mis gracias corre para llenar este gran vacío, y mi Fiat se deleita en formar las olas que llegan hasta más allá del Cielo y de Él descienden más cargadas para engrandecer el mar del alma.
Mi Fiat sopla sobre su corazón, y de sus latidos forma incendios de amor; mi Fiat no deja nada, inviste cada afecto, las tendencias, los deseos, y en ellos forma las más bellas florituras.
¿Cuántas cosas no obra mi Fiat en este gran vacío del alma que vive en mi Querer? ¡Oh! cómo queda atrás toda la máquina del universo, los cielos quedan estupefactos y miran temblorosos al Fiat Omnipotente obrante en la voluntad de la criatura y se sienten doblemente felices cada vez que este Fiat obra y renueva su potencia creadora, así que están todos atentos en torno a Mí para ver cuando mi Fiat es pronunciado, para alcanzar su doble gloria y felicidad. ¡Oh! si todos conocieran la potencia de mi Fiat, el gran bien que contiene, todos se darían a merced de mi Voluntad Omnipotente.
Sin embargo, es de llorar, ¿cuántas almas con estos grandes vacíos en su seno son peores que el gran vacío del universo antes de que mi Fiat fuera pronunciado? No aleteando en ellas mi Fiat, todo es desorden, las tinieblas son tan densas que provocan horror y espanto, es un embrollo todo junto, ninguna cosa está en su lugar, la obra de la Creación está trastornada en ellas, porque sólo mi Fiat es orden, la voluntad humana es desorden.
Por eso hija de mi Querer, si quieres el orden en ti, haz que mi Fiat sea la vida de todo en ti, y me darás el gran contento de que mi Fiat pueda desenvolverse, haciendo salir los prodigios y los bienes que contiene”. (Vol 16 de Julio 19 de 1923)