Para poseer el Divino Don...

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El primer plano de los actos humanos cambiados en

divinos en el Divino Querer fue hecho por Jesús.

 

 Estaba rezando y mi siempre amable Jesús ha venido, y poniéndome los brazos al cuello me ha dicho:

 “Hija mía, recemos juntos, entremos en el mar inmenso de mi Voluntad para hacer que nada salga de ti que no sea arrojado en Ella, el pensamiento, la palabra, el latido, la obra, el paso, todo debe tomar su puesto en mi Voluntad; por cada cosa que hagas en Ella tomarás una posesión de más y adquirirás un derecho mayor. 

Todos los actos humanos, según la finalidad de la Creación, debían tener vida en mi Querer y formar en él el plano de todos los actos humanos cambiados en actos divinos, con la marca de la nobleza, santidad y sabiduría suprema.  No era nuestra Voluntad que el hombre se separara de Nosotros, sino que viviera con Nosotros creciendo a nuestra semejanza y obrando con nuestros mismos modos, por eso quería que todos sus actos fueran hechos en mi Querer, para darles su puesto para poder formar su riachuelo en el mar inmenso del mío.  Yo hacía como un padre que poseyendo grandes extensiones de tierra dice a su hijo:

  ‘Te doy en posesión el centro de mis propiedades, a fin de que no salgas de mis confines y crezcas en mis riquezas, con mi misma nobleza y con la grandeza de mis obras, a fin de que todos reconozcan que eres mi hijo”.

 ¿Qué se diría de este hijo si no aceptara el gran don del padre y se fuera a tierra extranjera a vivir de miserias, desnobleciéndose bajo la esclavitud de crueles enemigos?  ¡Tal fue el hombre!  Ahora, este plano, este riachuelo en mi Querer lo quiero de ti; corra cada uno de tus pensamientos en Él, a fin de que a los reflejos de nuestra inteligencia, que es pensamiento de cada uno, se eleve sobre cada inteligencia, nos dé el homenaje de cada pensamiento en modo divino; tus palabras y obras corran también, a fin de que al reflejo de nuestra palabra Fiat, que hizo todas las cosas y es palabra de cada uno, y a los reflejos de la santidad de nuestras obras, que es vida y movimiento de todo, nos den, elevándose y sobrevolando sobre todo, la gloria de cada palabra y de cada obra, con nuestra misma palabra Fiat y con la misma santidad de nuestra obras. 

Hija mía, si todo lo que es humano, aunque fuese un pensamiento, no es hecho en mi Querer, el plano humano no toma posesión, y el riachuelo no viene formado y mi Querer no puede descender a la tierra para hacerse conocer y reinar”.  Vol. 14 del 6 de Oct. 1922

 

Cómo se toma posesión de los bienes que contiene el Divino Querer.

 

 Estaba toda abandonándome en la Santísima Voluntad de mi dulce Jesús a pesar de que me sentía privada de Él y como traspasada en el corazón, y pensaba entre mí:  “¿Para qué ha servido el haberme hablado tanto de su Eterno Querer si ahora me ha dejado?  Es más, sus mismas palabras son heridas a mi corazón que me lo desgarran en pedazos, si bien estoy resignada, beso esas mismas heridas que me laceran, la mano que me hiere, pero siento a lo vivo que todo para mí ha terminado".  Mientras esto pensaba, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior, y poniéndome sus brazos al cuello me ha dicho:

 "Hija mía, hija mía, no temas, nada ha terminado entre Yo y tú, tu Jesús es siempre para ti tu Jesús.  La cosa que más fuerte vincula al alma es perder su voluntad en la mía, ¿cómo puedo dejarte? 

Y además, si tanto te he hablado de mi Querer, son tantos vínculos de unión indisoluble que he puesto entre Yo y tú; mi Eterno Querer, hablándote, vinculaba tu pequeño querer con los vínculos de mi Eterno Querer por cuantas palabras te decía, además de esto debes saber que al crear al hombre, nuestra primera Suprema Voluntad fue que debía vivir en nuestro Querer, y debiendo vivir en Él debía tomar de lo nuestro para vivir a nuestras expensas, correspondiendo a nuestra Voluntad con tantos actos divinos por cuantos actos humanos hacía en la nuestra, y esto para enriquecerlo con todos los bienes que nuestra Voluntad contiene, pero el hombre quiso vivir en su querer, a sus expensas, y por esto se exilió de su patria y perdió todos estos bienes; así que mis bienes quedaron sin herederos, eran inmensos y ninguno los poseía. 

Entonces entró mi Humanidad para tomar posesión de todos estos bienes con el vivir a cada instante en este Querer Eterno, quiso vivir siempre a sus expensas, nacer, crecer, padecer, obrar y morir en el eterno beso del Querer Supremo, y a medida que vivía en Él así me venía dada la posesión de los tantos bienes desocupados que el hombre ingrato había puesto en el olvido. 

Ahora hija mía, mi Sabiduría infinita con haberte hablado tanto de mi Querer, no ha sido sólo para darte la simple noticia, no, no, ha sido para hacerte conocer el vivir en mi Querer, los bienes que hay en Él, y mientras haces el camino en Él tomas la posesión de ellos.  Mi Humanidad hizo todo, tomó posesión de todo, no para Mí solo, sino para abrir las puertas a mis demás hermanos. 

He esperado tantos siglos, han pasado tantas generaciones; esperaré aún, pero el hombre debe regresar a Mí sobre las alas de mi Querer, de donde salió, por eso sé tú la primera bienvenida, y mis palabras te sirvan de acicate para tomar la posesión, y de cadenas que te aten tan fuerte que no te dejen salir jamás de mi Voluntad". Vol. 15 del 18 de Marzo de 

 

No basta poseer, sino se requiere cultivar y custodiar lo que se posee.

 Me sentía sumamente afligida por la privación de mi dulce Jesús, por cuanto lo llamaba y rogaba, no se dignaba regresar a su pequeña exiliada de acá abajo.  ¡Ay, cómo es duro mi exilio!  Mi pobre corazón agonizaba por la pena que sentía, porque Aquél que forma su vida estaba lejano de mí; pero mientras suspiraba su regreso, ha venido el confesor, y Jesús, precisamente entonces, después de tanto esperar se ha movido en mi interior, estrechándome fuerte el corazón se hacía ver y yo le he dicho:

 “Mi Jesús, ¿no podías haber venido antes?  Ahora debo obedecer; si te parece bien vendrás cuando te reciba en el Santísimo Sacramento, entonces quedaremos solos otra vez y estaremos libres para poder estarnos juntos”.

 Y Jesús con un aspecto digno y descuidado me ha dicho:

 “Hija mía, ¿quieres tú que destruya el orden de mi Sabiduría y que quite esa potestad dada a mi Iglesia?”

 Y mientras esto decía me hacía participar en sus penas.  Después le he dicho:

 “Pero dime amor mío, ¿por qué no vienes?  Me has hecho esperar tanto, casi hasta hacerme perder la esperanza de tu regreso, y mi pobre corazón, por la pena, se debate entre la vida y la muerte”.

 Y Jesús todo bondad:  “Hija mía, habiendo puesto en ti la propiedad de mi Querer, quiero que no sólo sea poseído por ti, sino que lo sepas conservar bien, cultivar, agrandar, de manera de multiplicarlo; así que las penas, las mortificaciones, la vigilancia, la paciencia, y hasta mi misma privación sirven para agrandar y custodiar los confines de mi Voluntad en tu alma. 

No basta el poseer, sino saber poseer; ¿de qué le sirve al hombre poseer una propiedad si no se toma el cuidado de sembrarla, cultivarla, custodiarla, para después recoger los frutos de sus fatigas? 

Si no trabaja su terreno, a pesar de que lo posee se puede decir que no tendrá con qué quitarse el hambre, así que no es el poseer lo que hace rico y feliz al hombre, sino el saber cultivar bien lo que posee.  Así son mis gracias, mis dones, especialmente mi Voluntad que cual Reina he puesto en ti, quiere el alimento de ti, quiere el trabajo de tus penas, de tus actos, quiere que en cada cosa, tu voluntad toda sometida a la suya le dé los honores y el cortejo que como a Reina conviene, y Ella en cada cosa que hagas o sufras tendrá dispuesto el alimento con qué nutrir tu alma.  Y así tú por una parte y mi Voluntad por la otra, alargaréis los confines de mi Suprema Voluntad en ti”. Vol. 16 del 28 de Agosto de 1923.

 

 ... “Jesús, amor mío, ya que también mis lágrimas han sido derramadas por tus ojos, como también las de nuestro primer padre Adán, yo quiero que las derrames sobre mi alma para darme la gracia no sólo de hacer tu Santísima Voluntad, sino de poseerla como cosa y voluntad mía”.  Entonces Jesús sacudía la cabeza, y de su rostro corrían las lágrimas sobre mi pobre alma, y ha agregado:

 “Hija de mi Querer, ciertamente que derramé tus lágrimas, para que pasando por mis ojos las tuyas, te pudiese dar el gran don de mi Voluntad.  Lo que no pudo recibir Adán con sus lágrimas, a pesar de que pasaron por mis ojos, lo puedes recibir tú, porque Adán antes de que pecara poseía mi Voluntad, y con la posesión de mi Voluntad crecía en la semejanza de su Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el Cielo y todos se sentían honrados en servirlo; después del pecado perdió la posesión de mi Querer, y a pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi Voluntad, pero no poseerla, porque faltaba el Divino Ofendido que debía formar el nuevo injerto divino entre la criatura y el Creador, para poder atravesar de nuevo los umbrales de las posesiones del Eterno Querer. 

Este injerto fue hecho por Mí, Verbo Eterno, después de cuatro mil años, y Adán para entonces había pasado a los umbrales de la eternidad. 

Pero a pesar de este injerto divino hecho por Mí con lágrimas, suspiros y penas inauditas, cuántos se reducen a la condición de Adán después del pecado a sólo hacer mi Voluntad, otros no la quieren conocer, otros se revelan a Ella; sólo quien vive en mi Voluntad se eleva al estado de Adán inocente antes de caer en el pecado, porque hay gran distancia entre quien hace mi Voluntad y entre aquellos que la poseen, hay la distancia entre Adán inocente y Adán después del pecado.

  Y Yo al venir a la tierra debía obrar como Dios, debía completar en todo la obra del hombre, debía elevarlo al punto primero de su origen, con darle la posesión de mi Voluntad, y si bien muchos se sirven de mi venida sólo como remedio para su salvación y por lo tanto toman mi Voluntad como medicina, como fuerza y como antídoto para no ir al infierno, Yo esperaré aún, a fin de que surjan las almas que la tomen como vida, y con hacerla conocer tomen posesión de Ella y así completaré la obra de mi venida a la tierra y tendrá fruto el injerto divino formado de nuevo con la criatura, y mis lágrimas se cambiarán en sonrisas celestiales y divinas para Mí y para ellas”. Vol. 18 del 20 de Dic. 1925

 

Se necesitan las disposiciones para poseer el don del Querer Divino.

Semejanzas de Él.  El vivir en el Querer Supremo es la cosa más grande,

es el vivir Vida Divina, y el alma obra en la unidad de la Luz Eterna.

 

 Estaba pensando en lo que está dicho anteriormente, que la Voluntad de Dios es un don, y por eso como don se posee como cosa propia; en cambio quien hace la Voluntad de Dios debe estar a las órdenes, debe preguntar frecuentemente qué debe hacer y pedir que se le preste el don, no para ser el dueño sino para hacer la misma acción que Dios quiere, terminada la cual debe devolver el don que ha tomado en préstamo.  En mi mente se formaban tantas imágenes y semejanzas entre quien vive en el Querer Divino y lo posee como don, y entre quien hace la Santísima Voluntad de Dios, que no solo no posee la plenitud del don, y si lo posee es a intervalos y en préstamo.  Digo ahora algunas de estas semejanzas:

 Supongamos que tuviese una moneda de oro que tuviera la virtud de hacer surgir cuantas monedas yo quisiera, ¡oh! cuán rica me podría hacer con este don, en cambio otro lo recibe en préstamo este don por una hora para realizar una acción suya y devolverlo de inmediato; ¡qué diferencia entre mi riqueza por el don que poseo y entre la de quien lo recibe en préstamo!  O bien, si tuviera en don una luz que no se apaga jamás, así que, de noche o de día yo estoy al seguro, tengo siempre el bien de ver esta luz que nadie me puede quitar, se hace conmigo como connatural y me hace conocer el bien para hacerlo y el mal para rehuirlo, así que con esta luz dada a mí en don, yo me río de todos, del mundo, del enemigo, de mis pasiones, y hasta de mí misma; por tanto esta luz es para mí fuente perenne de felicidad, está sin armas y me defiende, es sin voz y me enseña, es sin manos ni pies y dirige mi camino y se hace guía segura para llevarme al Cielo.  En cambio otra persona cuando siente la necesidad debe ir a pedir esta luz, pues no la tiene a su disposición, y habituada a no ver siempre junto con la luz, no posee el conocimiento del bien y del mal y no tiene fuerza suficiente para hacer siempre el bien y evitar el mal; entonces, no poseyendo la luz encendida continuamente, ¿en cuántos engaños, peligros y caminos sinuosos no se encuentra?  Qué diferencia entre quien la posee como don suyo esta luz, y entre quien la debe ir a pedir cuando la necesita.  Ahora, mientras mi mente se perdía en tantas semejanzas, decía entre mí:  “Así que el vivir en la Voluntad de Dios es poseer la Voluntad de Dios, y esto es un don; por tanto, si la bondad de Dios no se complace en darlo, ¿qué puede hacer la pobre criatura?”  En ese momento mi amable Jesús se ha movido en mi interior, como estrechándome toda a Él, y me ha dicho:

“Hija mía, es verdad que el vivir en mi Querer es un don, y es el poseer el don más grande, pero este don que contiene valor infinito, que es moneda que surge a cada instante, que es luz que nunca se apaga, que es sol que jamás tiene ocaso, que pone al alma en su lugar establecido por Dios en el orden divino y por lo tanto toma su lugar de honor y de soberanía en la Creación, no se da sino a quien está dispuesto, a quien no debe hacer despilfarro, a quien debe estimarlo tanto y amarlo más que la propia vida, es más, debe estar pronto a sacrificar la propia vida para hacer que este don de mi Querer tenga la supremacía sobre todo y sea tenido en cuenta más que la propia vida, más bien, su vida como una nada en comparación a Él.  Por eso primero quiero ver que el alma quiere hacer en verdad mi Voluntad y nunca la suya, pronta a cualquier sacrificio para hacer la mía, en todo lo que hace pedirme siempre, aun como préstamo el don de mi Querer.  Entonces Yo, cuando veo que nada hace sin el préstamo de mi Querer, lo doy como don, porque con pedirlo y volver a pedirlo ha formado el vacío en su alma donde poner este don celestial, y con haberse habituado a vivir con el préstamo de este alimento divino, ha perdido el gusto del propio querer, su paladar se ha ennoblecido y no se adaptará a los alimentos viles del propio yo; por tanto, viéndose en posesión del don que ella tanto suspiraba, anhelaba y amaba, vivirá de la Vida de aquel don, lo amará y lo tendrá en la estima que merece.  ¿No condenarías tú a un hombre que lleno de afecto pueril hacia un niño, sólo para que le estuviese un poco en su compañía entreteniéndose juntos, le diese un billete de mil, y el niño no conociendo el valor, después de algunos momentos lo rompa en mil pedazos?  Pero si en cambio primero lo hace desear, luego le hace conocer el valor, después el bien que le puede hacer ese billete de a mil y luego se lo da, aquel niño no lo hará pedazos, sino que ira a guardarlo bajo llave, apreciando el don y amando más al donador, tú alabarías a ese hombre que ha tenido la habilidad de hacer conocer el valor del billete al pequeño niño.  Si esto hace el hombre, mucho más Yo que doy mis dones con sabiduría, con justicia y con verdadero amor; he aquí entonces la necesidad de las disposiciones, del conocimiento del don y de la estima y aprecio, y del amar al mismo don.  Por eso, como precursor del don de mi Voluntad que quiero hacer a la criatura es el conocimiento de Ella, el conocimiento prepara el camino, el conocimiento es como el contrato que quiero hacer del don que quiero dar, y por cuanto más conocimiento envío al alma, tanto más es estimulada a desear el don y a solicitar al Divino Escritor que ponga la última firma, que el don es suyo y lo posee.  Entonces, la señal de que quiero hacer don de mi Querer en estos tiempos, es el conocimiento de Él, por eso sé atenta en no dejar escapar nada de lo que te manifiesto sobre mi Voluntad, si quieres que Yo ponga la última firma del don que suspiro dar a las criaturas”.Vol. 18 del 25 de Dic. 1925.

 

La Divina Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo, la pone en

su origen, y el alma amando con el amor de Dios, ama todas las cosas

con su mismo amor, y es constituida poseedora y reina de todo lo creado.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, y tomando el eterno te amo de mi dulce Jesús, y haciéndolo mío, giraba por toda la Creación para imprimirlo sobre cada cosa, a fin de que todo y todos tuvieran una sola nota, un solo sonido, una sola armonía:  “Te amo, te amo, te amo por mí y por todos, hacia mi Creador que tanto me ha amado”.  Ahora, mientras esto hacía, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior, y estrechándome a su corazón, todo ternura me ha dicho:

 “Hija mía, cómo es bello el te amo de quien vive en mi Voluntad, siento el eco del mío junto con el suyo sobre todas las cosas creadas, por eso siento la correspondencia del amor de la criatura por todo lo que he hecho, y además, amar significa poseer lo que se ama, o querer poseer la cosa amada; así que tú amas la Creación toda porque es mía, y Yo te la hago amar porque quiero hacerla tuya.  Tu repetido te amo para Mí sobre cada cosa creada, es el camino y el derecho de posesión para poseerla.  La Creación toda al sentirse amada, reconoce a su dueña, por eso hace fiesta al sentirse repetir sobre de ella tu te amo; el amor hace reconocer lo que es suyo, y se dan sólo a aquellos por los cuales son amadas, y mi Voluntad reinante en el alma es la confirmación de que lo que es mío es suyo.  Ahora, cuando una cosa es poseída entre dos personas, se necesita sumo acuerdo, la una no puede hacer sin la otra, y he aquí la necesidad de su inseparable unión, de las continuas comunicaciones sobre lo que hay que hacer con lo que poseen.  ¡Oh! cómo mi Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo, y amando con el amor de un Dios sabe amar todas las cosas con su mismo amor, y es constituida poseedora y reina de todo lo creado.

 Hija mía, en este estado feliz creé al hombre, mi Voluntad debía suplir a todo lo que faltaba en él, y elevarlo a la semejanza de su Creador. 

Y es propiamente esta mi mira sobre ti, hacerte regresar al origen como creamos al hombre, por eso no quiero división alguna entre Yo y tú, ni que lo que es mío no sea tuyo; pero para darte los derechos quiero que reconozcas lo que es mío, a fin de que amando todo y corriendo en todas las cosas tu te amo, toda la Creación te reconozca; oirán en ti el eco del principio de la creación del hombre, y haciéndose felices ambicionaran hacerse poseer por ti.

 Yo hago contigo como un rey, que despreciado por sus pueblos, ofendido, olvidado, estos pueblos no están más bajo el régimen de las leyes del rey, y si alguna ley observan, es la fuerza que se impone sobre ellos, no el amor; así que el pobre rey está obligado a vivir en su palacio, aislado, sin el amor, la sujeción y el avasallamiento de su voluntad sobre los pueblos; pero entre tantos, él advierte que uno sólo se mantiene íntegro en hacerse someter en todo y por todo por la voluntad del rey, es más, repara, llora por la voluntad rebelde de todo el pueblo, y quisiera rehacer al rey haciéndose acto por cada criatura, a fin de que encuentre en él todo lo que debería encontrar en todo el resto del pueblo.  Entonces el rey siente amar a éste, lo tiene siempre ante sus ojos para ver si es constante y no por un día, sino por un periodo de vida, porque sólo la constancia es sobre lo que el rey puede confiar y estar seguro de lo que quiere hacer de la criatura. 

El sacrificarse, el hacer el bien un día, es cosa fácil para la criatura, pero el sacrificarse y el hacer el bien toda la vida, ¡oh, cómo es difícil!  Y si esto sucede, es una virtud divina obrante en la criatura. 

Entonces, cuando el rey se siente seguro de aquél, lo llama a sí en su palacio, le da todo lo que debería dar a todo el pueblo, y haciendo a un lado a todos los demás hace salir de él la nueva generación de su pueblo elegido, los cuales no tendrán otra ambición que vivir sólo de la voluntad del rey, todos sojuzgados a él, como tantos partos de sus entrañas.

  ¿No te parece hija mía, que es precisamente esto lo que estoy haciendo por ti?  Ese continuo llamarte en mi Voluntad, a fin de que no la tuya viva en ti sino la mía; aquel querer de ti, que sobre todas las cosas creadas y desde el primero hasta el último hombre que vendrá, encuentre la nota de tu te amo, de tu adoración a tu Creador, de tu reparación por cada ofensa, ¿no dice claramente que quiero todo para darte todo, y que elevándote sobre todo quiero que regrese en ti mi Voluntad íntegra, bella, triunfante, como salió de Nosotros en el principio de la Creación? 

Mi Voluntad fue el acto primero de la criatura, la criatura tuvo su acto primero en mi Voluntad, y por eso quiere hacer su curso de vida en ella, y si bien fue sofocada al principio de su nacer en la criatura, pero no quedó extinta, y por eso espera su campo de vida en ella; ¿no quieres tú ser su primer campito? 

Por eso sé atenta, cuando quieras hacer alguna cosa no la hagas jamás por ti misma, sino ruégame que la haga mi Voluntad en ti, porque la misma cosa, si la haces tú suena mal, da de humano, en cambio si la hace mi Voluntad suena bien, armoniza con el Cielo, es sostenida por una gracia y potencia divinas, es el Creador que obra en la criatura, su perfume es divino, y elevándose abraza a todos con un solo abrazo, de modo que todos sienten el bien del obrar del Creador en la criatura”. Vol. 18 del 7 de Feb. 1926

 

Quien vive en la Voluntad de Dios debe poseer lo que

a Ella pertenece.  El alma que vive en la Divina Voluntad,

debe hacer la Voluntad de Dios como la hace Dios.

 

 Mi pobre mente se perdía en el Divino Querer, y una luz interminable invadía el pequeño cerco de mi inteligencia, y mientras esta luz me parecía como concentrada en mi mente, se expandía fuera, llenaba toda la atmósfera y penetrando hasta en los Cielos me parecía como concentrada en la Divinidad; ¿pero quién puede decir lo que se sentía y comprendía estando en aquella luz?  Se sentía la plenitud de la felicidad, ninguna cosa podía penetrar en aquella luz que pudiese ensombrecer la alegría, la belleza, la fuerza y la penetración de los secretos divinos, y el conocimiento de los secretos supremos.  Entonces mi siempre amable Jesús, mientras yo nadaba en aquella luz me ha dicho:

 “Hija mía, esta luz, este lugar tan encantador que no conoce ni ocaso ni noche es mi Voluntad, todo está completo en Ella, felicidad, fuerza, belleza, conocimiento del Ser Supremo, etc.  Esta luz interminable que es nuestra Voluntad, salió del seno de la Divinidad como herencia del hombre, la más bella herencia que podíamos darle; Ella salió de lo íntimo de nuestro seno, llevando Consigo parte de todos nuestros bienes para hacerlos heredar por la criatura, y formarla toda bella y santa y a semejanza de Aquél que la había creado. 

Mira entonces hija mía qué significa hacer y vivir en mi Voluntad, no hay bien que exista en el Cielo y en la tierra que Ella no posea, quiero que tú los conozcas, ¿de otra manera cómo puedes amarlos, poseerlos y servirte de ellos en las diversas circunstancias si tú no los conoces?  Si no sabes que tienes una fuerza divina a tu disposición, por una nadería te abatirías; si no sabes que posees una belleza divina, no tendrías el valor de estar Conmigo a lo familiar, te sentirías disímil de Mí y no tendrías la osadía de arrebatarme que el Fiat venga a reinar sobre la tierra; si no conoces que todo lo que he creado es tuyo, no me amarías en todas las cosas y no tendrías la plenitud del verdadero amor; y así de todas las otras cosas.  Si tú no conoces todos los bienes que posee mi Voluntad, que no hay cosa que no pertenezca a Ella y que tú debes poseer, te sucedería como a un pobre que le fuese dado un millón, pero sin hacerle conocer que en su pequeña covacha le ha sido puesta aquella suma de dinero; pobrecito, como no conoce el bien que posee, continúa su vida pobre, mal comido, vestido andrajosamente y bebiendo a sorbos las amarguras de su pobreza; pero si en cambio lo conoce cambia su fortuna, cambia su covacha en un palacio, se alimenta abundantemente, viste con decencia y bebe los dulces sorbos de su riqueza.  Así que por cuantos bienes pueda uno poseer, si no los conoce es como si no los tuviese; he aquí la causa de por qué frecuentemente ensancho tu capacidad y te doy otros conocimientos sobre mi Voluntad, y te hago conocer todo lo que a Ella pertenece, a fin de que no sólo poseas mi Voluntad, sino todo lo que a Ella pertenece.  Por otra parte, mi Supremo Querer para venir a reinar en el alma quiere encontrar sus bienes, sus dominios, y el alma debe hacerlos suyos para hacer que viniendo a reinar en ella, encuentre sus mismos dominios donde poder extender su régimen, su mando, y si no encuentra Cielo y tierra en el alma, ¿sobre de qué debe reinar?  He aquí la necesidad por la cual mi Querer quiere concentrar en ti todos los bienes y tú debes conocerlos, amarlos y poseerlos, a fin de que estando en ti pueda encontrar su reino, dominarlo y regirlo”.

(3) Después estaba pensando en lo que Jesús me había dicho, y más que nunca veía mi pequeñez y decía entre mí:  “¿Cómo puedo yo concentrar todo lo que el Querer Divino contiene?  Me parece que por cuanto más dice, más pequeña me vuelvo y más incapaz me siento, entonces, ¿cómo puede ser esto?”  Y Jesús regresando ha agregado:

(4) “Hija mía, tú debes saber que mi Mamá Celestial pudo concebirme a Mí, Verbo Eterno, en su seno purismo, porque hizo la Voluntad de Dios como la hacía Dios.  Todas las demás prerrogativas que poseía, como son, virginidad, concepción sin mancha original, santidad, mares de gracia que poseía, no eran medios suficientes para poder concebir a un Dios, porque todas estas prerrogativas no le daban ni la Inmensidad, ni la omnividencia para poder concebir a un Dios inmenso que todo ve, mucho menos la fecundidad para poderlo concebir; en suma, habría faltado el germen para la fecundidad divina.  En cambio con poseer al Supremo Querer como vida propia, y con el hacer la Voluntad de Dios como la hacía Dios, recibió el germen de la fecundidad divina, y con ello la Inmensidad, la Omnividencia, y por eso en modo connatural me pude concebir en Ella, no me faltaba ni la Inmensidad, ni todo lo que a mi Ser pertenece.  Ahora hija mía, también para ti será como connatural la concentración de todo lo que a mi Voluntad pertenece si llegas a hacer la Divina Voluntad como la hace el mismo Dios.  La Voluntad de Dios en ti y aquélla que reina en Dios mismo será una sola, ¿qué maravilla entonces si todo lo que es de Dios y que esta Voluntad rige, conserva y domina, sea también tuyo?  Más bien, lo que se necesita es que conozcas lo que a Ella pertenece, a fin de que puedas amar los bienes que posees, y amándolos adquieras el derecho de posesión.  Este hacer la Voluntad de Dios como la hace Dios, fue el punto más alto, más substancioso, más necesario para mi Mamá para obtener al suspirado Redentor, todas las demás prerrogativas fueron la parte superficial, la decencia, el decoro que a Ella le convenía.  Así es para ti, si quieres obtener el suspirado Fiat debes llegar a esto de hacer la Voluntad de Dios como la hace Dios”. Vol. 19 del 31 de Marzo de 1926.

 

 

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