Estaba toda fundiéndome en el Santo Querer Divino, y mi Jesús me ha dicho:
“Hija de mi Querer, cuantas veces de más te sumerges en mi Querer, tanto más se ensancha el círculo de tu voluntad en la mía. Es verdad que los actos hechos en mi Querer llenan todo, como la luz del sol llena la tierra, pero con el repetir los actos en mi Querer se ensancha la circunferencia del mismo sol, y el alma adquiere mayor intensidad de luz y de calor; y conforme repite sus actos en mi Querer, tantas veces queda anudada su voluntad a la mía, y estos nudos hacen correr tantos ríos divinos sobre toda la tierra, que impiden el libre curso a la justicia”.
Y yo: “Sin embargo, oh mi Jesús, muchos flagelos llenan la tierra, tanto de hacer estremecer”.
Y Él: “¡Ah, hija mía, sin embargo se puede decir que es nada aún! Y si no fuera por estos ríos, por estos nudos de la voluntad humana hechos en la Voluntad Divina, Yo miraría la tierra como si no me perteneciera más, y entonces haría abrir vorágines por todas partes para tragársela. ¡Oh, cómo me pesa la tierra!”
Pero lo decía con tal amargura de hacer llorar a las piedras. Luego ha agregado:
“Cada vez que te hablo de mi Querer y tú adquieres nuevos conocimientos, tanto más valor tiene tu acto en mi Querer y más riquezas inmensas adquieres.
Sucede como con alguno que tiene una joya y sabe que ésta tiene un valor de un centavo; él es rico en un centavo. Ahora, sucede que hace ver su joya por un experto, y éste le dice que su joya tiene un valor de cinco mil liras; entonces ya no posee un centavo, sino que es rico en cinco mil liras. Después de algún tiempo tiene ocasión de hacer ver su joya por otro perito más experto, y él le asegura que su joya tiene un valor de cien mil liras y que está dispuesto a comprarla si es que la quiere vender; ahora es rico en cien mil liras. Según conoce el valor de su joya, así se hace más rico y siente mayor amor y estima por su joya; la tiene guardada con mayor cuidado sabiendo que es toda su fortuna, mientras que antes la tenía como una cosa de nada. No obstante la joya no ha cambiado, ha quedado tal como era, el cambio se ha realizado en él con saber el valor que la joya contiene.
Así sucede de mi Voluntad, como también de las virtudes, según el alma comprende su valor, adquiere mayor conocimiento sobre ella, así viene a adquirir nuevos valores y nuevas riquezas en sus actos. Así que por cuanto más conozcas de mi Voluntad, tanto más tu acto adquirirá su valor.
¡Oh, si supieras qué mares de gracias Yo abro entre tú y Yo cada vez que te hablo de los efectos de mi Querer, te morirías de felicidad y harías fiesta como si hubieses adquirido nuevos reinos para dominar!”(Vol. 13 de 25 de Ago de 1921)