Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús, pero me veía tan miserable que no sabía qué darle, y mi siempre amable Jesús para consolarme me ha dicho:
“Hija mía, para quien hace mi Voluntad no existe pasado ni futuro, sino que todo está en acto presente, y así como todo lo que hice y sufrí está todo en acto presente, así que si quiero dar satisfacción al Padre, o hacer el bien a las criaturas, puedo hacerlo como si en acto estuviera sufriendo y obrando; así lo que puede sufrir o hacer la criatura en mi Voluntad, se unifica ya en mis penas y en mis obras y se hacen una sola, y el alma cuando quiere testimoniarme su amor con sus penas, puede tomar las penas sufridas otras veces, que están en acto, y dármelas para duplicar su amor, sus satisfacciones hacia Mí; y Yo al ver el ingenio de la criatura que pone como en un banco para multiplicar sus actos y ganar intereses para darme amor y satisfacciones, para enriquecerla mayormente y no dejarme vencer en amor, le daré mis penas, mis obras multiplicadas, para darle amor y hacerme amar”.