Me sentía investida y en poder de la luz suprema del Querer Eterno, y mi siempre amable Jesús se hacía ver en el fondo de mi alma en pie, con una pluma de luz en la mano, en acto de escribir sobre de una luz densa que parecía tela, pero era una luz extendida en mi alma, y Jesús escribía, escribía en el fondo de esta luz; ¡cómo era bello verlo escribir con una maestría y velocidad indescriptibles! Después de haber escrito, como si abriera las puertas de mi interior, con su mano llamaba al confesor diciéndole:
“Ven a ver lo que Yo mismo escribo en el fondo de esta alma. Yo no escribo jamás sobre papel o sobre tela, porque están sujetos a perecer, sino que me deleito en escribir sobre la luz puesta en esta alma en virtud de mi Voluntad, mi escritura de luz es incancelable y de valor infinito. Ahora, cuando debo manifestarle las verdades sobre mi Voluntad, primero hago el trabajo de escribirlas en el fondo de ella y después le hablo, dándole a entender lo que en ella he escrito. He aquí el por qué cuando ella dice lo que Yo le he dicho lo dice con pocas palabras, en cambio cuando escribe se alarga mucho, es mi escrito que desbordando fuera de su alma, no sólo da un pequeño resumen, sino mi verdad extendida como Yo mismo la he escrito en lo íntimo de su interior”.
Yo he quedado maravillada y con una alegría indecible al ver a mi dulce Jesús escribir dentro de mí, y comprendía claramente por qué al hablar poco sé decir de lo que Él me dice, mas bien me parece que solamente me ha dado el título del tema, y después al escribir parece interés suyo el ayudarme a desarrollarlo como a Él le place, y Jesús todo bondad me ha dicho:
“Hija mía, no te maraville el que mientras escribes sientas surgir en ti, como de una fuente, las verdades, es el trabajo de tu Jesús hecho en ti, que desbordándose de todas las partes de tu alma pone el orden en el papel y las verdades en ti escritas y selladas con caracteres de luz, por eso deja tus temores, no quieras atenerte al pequeño resumen de mis palabras, ni quieras resistirme cuando Yo quiero extenderme y hacerte escribir sobre el papel lo que Yo con tanto amor he escrito en tu alma; cuántas veces me obligas a usar la fuerza y a arrollarte a fin de que tú no me resistas tanto a escribir lo que quiero. Por eso déjame hacer, será trabajo de tu Jesús que en todo resplandezca la verdad”.