Meditación acerca de la Pasión de Jesús

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Meditación acerca de la Pasión

Dr. Salvador Thomassiny Frias.

 

 

PARTE I

 

Oh Jesús, nada haces que no represente a lo vivo tu dolorosísima Pasión, que tienes siempre presente en la mente, en el corazón, en todo, y esto me enseña que si también yo tuviera siempre delante a mi mente y en elcorazón el pensamiento de tu Pasión, jamás me negarías el alimento de tu amor.

Oh mi Jesús, ningún acto se te escapa en que no me tengas presentey con el que no intentes hacerme un bien especial, por eso te ruego que tuPasión esté siempre en mi mente, en mi corazón, en mis miradas, en mis obras,en mis pasos, a fin de que a donde quiera que me dirija, dentro y fuera de mí,te encuentre siempre presente a mí, y dame la gracia de que jamás olvide lo quehas sufrido y padecido por mí.  Estasea para mí un imán, que atrayendo todo mi ser en Ti, no me deje alejarme deTi.

Estas Palabras de Luisa Piccarreta deberían resonar siempre ennuestros labios, pero que fueran un desbordamiento de nuestra inteligencia, denuestro corazón, para estar siempre unidos con nuestro amado Jesús y consolarlono sólo con el recuerdo de todo lo que Él sufrió, sino con el fundirnos en Élpara acompañarlo y hacer nuestras sus penas. Sin embargo, lo que más lo consolaría sería que aprovecháramos al máximoestos sufrimientos, obteniendo el fruto completo de su Redención, pero, ¿cuáles este fruto completo?  S. Ireneo, nosda la respuesta correcta:  «Porque el Hijode Dios se hizo hombre para hacernos Dios» También S. Atanasio nos deja delineado nuestro fin:  «El Hijo Unigénito de Dios, queriendohacernos participantes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que,habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres»

Ésta es, ni más ni menos, nuestra finalidad, la finalidad que Diosse trazó desde toda la eternidad, así que la Redención no fueúnicamente para "salvarnos", no, la salvación era simplemente elprincipio de la gran obra, principio, no finalidad, por eso, el consuelo másgrande que podemos darle a Jesús, no es el recordar su Pasión, no es elcondolernos de Él, sino el consuelo máximo debe ser que vea que todolo que hizo en su Vida logra su cometido, o sea unificarnos con Él y que puedacomunicarnos su propia "Naturaleza", y nosotros que la podamosrecibir.

De la misma manera que un padre no estaría satisfecho con que suhijo solamente se pasara la vida recordando todo lo que trabajó, los esfuerzosque hizo, los sufrimientos y las penurias para mantenerlo, alimentarlo, darleeducación, etc., pero que no se hubiera aprovechado de todo eso para llegar aser lo que el padre anheló, de igual manera Dios con nosotros.

En primer lugar habrá que analizar la causa de la venida de Jesúsal mundo en forma «pasible», pues debemos recordar que Jesús tenía que venir almundo aunque no hubiera habido pecado, para eso fue creado, y sobre todo teníaque venir para enseñarnos a vivir de su Voluntad y dejar sus actos en acto paraque los pudiéramos tomar.  En elsiguiente capítulo veremos tanto la finalidad de la creación del hombre, comoel por qué Jesús tuvo que padecer:

 

Vol.25    Marzo 31, 1929

"Pequeña hija de mi Querer, tú debes saber que son derechosabsolutos de mi Fiat Divino el tener el primado sobre cada uno de los actos dela criatura, y quien le niega el primado le quita sus derechos divinos que porjusticia le son debidos, porque es creador del querer humano.  ¿Quién puede decirte hija mía cuánto malpuede hacer una criatura cuando llega a sustraerse de la Voluntad de suCreador?  Mira, bastó un acto de sustracción del primer hombre anuestra Voluntad Divina para cambiar la suerte de las generaciones humanas, yno sólo eso, sino que cambió la misma suerte de nuestra Divina Voluntad.  Si Adán no hubiese pecado, el Verbo Eterno,que es la misma Voluntad del Padre Celestial, debía venir a la tierra glorioso,triunfante y dominador, acompañado visiblemente por su ejército angélico, quetodos debían ver, y con el esplendor de su gloria debía fascinar a todos yatraer a todos a Sí con su belleza; coronado como rey y con el cetro de mandopara ser rey y cabeza de la familia humana, de modo de darle el gran honor depoder decir:  'Tenemos un rey hombre yDios.'  Mucho más que tu Jesús nodescendía del Cielo para encontrar al hombre enfermo, porque si no se hubierasustraído de mi Voluntad Divina no debían existir enfermedades, ni de alma nide cuerpo, porque fue la voluntad humana la que casi ahogó de penas a lapobre criatura; el Fiat Divino era intangible de toda pena y tal debía serel hombre.

Por lo tanto Yo debía venir a encontrar al hombre feliz, santoy con la plenitud de los bienes con los cuales lo había creado.  En cambio, porque quiso hacer su voluntadcambió nuestra suerte, y como estaba decretado que Yo debía descender sobre latierra, y cuando la Divinidad decreta, no hay quien la aparte, sólo cambié modoy aspecto, así que descendí, pero bajo vestidos humildísimos, pobre, sin ningúnaparato de gloria, sufriente, llorando y cargado con todas las miserias y penasdel hombre.  La voluntad humana me hacíavenir a encontrar al hombre infeliz, ciego, sordo y mudo, lleno de todas lasmiserias, y Yo para sanarlo lo debía tomar sobre de Mí, y para no infundirleespanto debía mostrarme como uno de ellos para hermanarlos y darles lasmedicinas y remedios que se necesitaban. Así que el querer humano tiene la potencia de volverse feliz o infeliz,santo o pecador, sano o enfermo. Entonces mira, si el alma se decide a hacer siempre, siempre mi DivinaVoluntad y vivir en Ella, cambiará su suerte y mi Divina Voluntad se lanzarásobre la criatura, la hará su presa y dándole el beso de la Creación cambiaráaspecto y modo, y estrechándola a su seno le dirá:  'Pongamos todo a un lado, para ti y para Míhan regresado los primeros tiempos de la Creación, todo será felicidad entre túy Yo, vivirás en nuestra casa, como hija nuestra, en la abundancia de losbienes de tu Creador.'  Escucha mipequeña recién nacida de mi Divina Voluntad, si el hombre no hubiese pecado,no se hubiese sustraído de mi Divina Voluntad, Yo habría venido a la tierra,pero ¿sabes como?  Lleno de Majestad,como cuando resucité de la muerte, que si bien tenía mi Humanidad similaral hombre, unida al Verbo Eterno, pero con qué diversidad mi Humanidadresucitada era glorificada, vestida de luz, no sujeta ni a sufrir, ni a morir,era el divino triunfador.  En cambiomi Humanidad antes de morir, estaba sujeta, si bien voluntariamente, a todaslas penas, es más, fui el hombre de los dolores.  Y como el hombre tenía aún los ojos ofuscadospor el querer humano, y por eso aún enfermo, pocos fueron los que me vieronresucitado, lo que sirvió para confirmar mi Resurrección.  Después subí al Cielo para dar tiempo alhombre de tomar los remedios y las medicinas a fin de que curase y sedispusiera a conocer mi Divina Voluntad, para vivir no de la suya, sino de lamía, y así podré hacerme ver lleno de majestad y de gloria en medio a los hijosde mi reino.  Por eso mi Resurrección esla confirmación del Fiat Voluntas Tua come in Cielo cosí in terra.  Después de un tan largo dolor, sufrido por miDivina Voluntad por tantos siglos por no tener su reino sobre la tierra y suabsoluto dominio, era justo que mi Humanidad pusiera a salvo sus derechos yrealizase mi y su finalidad primaria, la de formar su reino en medio a lascriaturas.

Además de esto, tú debes saber, para confirmarte mayormente, cómola voluntad humana cambió su suerte y la de la Divina Voluntad en relación aél.  En toda la historia del mundo, sólodos han vivido de Voluntad Divina sin jamás hacer la suya, y fuimos la SoberanaReina y Yo, y la distancia, la diversidad entre Nosotros y las otras criaturases infinita, tanto, que ni siquiera nuestros cuerpos quedaron sobre la tierra,habían servido como morada al Fiat Divino y Él se sentía inseparable denuestros cuerpos y por eso los reclamó, y con su fuerza imperante raptónuestros cuerpos junto con nuestras almas en su patria celestial.  ¿Y por qué todo esto?  Toda la razón está en que jamás nuestravoluntad humana tuvo un acto de vida, sino que todo el dominio y el campo deacción fue sólo de mi Divina Voluntad. Su Potencia es infinita, su Amor es insuperable."

Después de esto ha hecho silencio y yo sentía que nadaba en el mardel Fiat y, ¡oh, cuántas cosas comprendía, y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, con no hacer mi Divina Voluntad, la criatura poneen desorden el orden que tuvo la Divina Majestad en la Creación, se deshonra así misma, desciende en lo bajo, se pone a distancia con su Creador, pierde elprincipio, el medio y el fin de aquella Vida Divina que con tanto amor le fue infundidaen el acto de ser creada.  Nosotrosamábamos tanto a este hombre, que poníamos en él, como principio de vida anuestra Divina Voluntad, queríamos sentirnos raptar por él, queríamos sentir enél nuestra fuerza, nuestra potencia, nuestra felicidad, nuestro mismo ecocontinuo, y ¿quién más podía hacernos sentir y ver todo esto, sino nuestraDivina Voluntad bilocada en él? Queríamos ver en el hombre al portador de su Creador, el cual debíavolverlo feliz en el tiempo y en la eternidad. Por eso al no hacer nuestra Divina Voluntad, sentimos a lo vivo el grandolor de nuestra obra desordenada, nuestro eco apagado, nuestra fuerza raptoraque debía raptarnos para darle nuevas sorpresas de felicidad se convirtió endebilidad, en suma, se trastornó.  Heaquí por qué no podemos tolerar tal desorden en nuestra obra, y si tanto hedicho sobre mi Fiat Divino, es propiamente ésta la finalidad, que queremosponer al hombre en el orden, a fin de que regrese sobre los primeros pasos desu creación, y corriendo en él el humor vital de nuestro Querer, forme de nuevoa nuestro portador, nuestra morada sobre la tierra, su y nuestra felicidad."