¡VENGA A NOSOTROS TU REINO!

Imagen de Mariu

Venga, Señor, ese reino a mi corazón, para santificarlo, alimentarlo, purificarlo y hacerlo victorioso de todos mis enemigos. Precioso momento, ¡qué pequeño pareces y qué grande eres a los ojos de mi corazón, pues eres el medio para recibir uno a uno los dones de la mano de un Padre que reina en los cielos! Todo lo que viene de lo alto es excelente, todo lo que de allí viene lleva el sello de su origen celestial.

Mi dulce Jesús, entro en tu Querer y me postro a las plantas de la Majestad Suprema, y en nombre de la familia humana pasada presente y futura, vengo a darte el homenaje y la Adoración QUE TODOS TE DEBEMOS, Vengo a Reconocerte en nombre de todos como REY Y SOBERANO, y en la Unidad de la Divina Voluntad te pido: VENGA A NOSOTROS TU REINO Y QUE TU VOLUNTAD REINE Y DOMINE TODOS LOS CORAZONES QUE TU HAS CREADO.

 

“Mi propio reino estuvo en el corazón de mi Madre"



Esta mañana, habiéndome renovado Jesús las penas de la crucifixión, se encontraba también nuestra Mamá Reina, y Jesús hablando de Ella ha dicho:

“Mi propio reino estuvo en el corazón de mi Madre, y esto porque su corazón no fue jamás ni mínimamente turbado, tanto, que en el mar inmenso de la Pasión sufrió penas inmensas, su corazón fue traspasado de lado a lado por la espada del dolor, pero no recibió ni un mínimo aliento de turbación. Por eso, siendo mi reino un reino de paz, pude extender en Ella mi reino, y sin encontrar ningún obstáculo pude libremente reinar”.

Habiendo venido Jesús más veces y viéndome toda llena de pecados le he dicho: “Señor mío Jesús, me siento toda cubierta de llagas y pecados graves; ah, te pido, ten piedad de esta miserable”.

Y Jesús: “No temas, que no hay culpas graves, y además, se debe tener horror de la culpa, pero no turbarse, porque la agitación, de donde venga, jamás hace bien al alma”.

Después ha agregado: “Hija mía, tú eres víctima como lo soy Yo, haz que todas tus obras resplandezcan con mis mismas intenciones, puras y santas, a fin de que encontrando en ti mi misma imagen pueda libremente derramar el influjo de mis gracias, y adornada así podré ofrecerte como víctima perfumada ante la divina justicia”.  Vol. 2 Julio 4 de 1899.

 

 Jesús es Rey, pero no puede reinar hasta que el mundo no sea purificado de la podredumbre de las culpas.

 

Enseguida le dije:  "Mi buen Jesús, te pido que hagas la paz con el mundo." Y El: "Hija, no puedo; Yo soy como un rey que quiere entrar en una casa, pero esa casa está llena de cosas inmundas, de podredumbre y de muchas otras porquerías.

El rey, como rey, tiene el poder de entrar, nadie se lo puede impedir y hasta puede limpiar esa habitación con sus propias manos; pero no quiere hacerlo porque no es decente a su real persona descender a esas bajezas, y mientras que la habitación no sea limpiada por otros, con todo que tenga el poder, el querer y un gran deseo, y aunque sufra, no se dignará poner el pie. Así soy Yo. Soy Rey que puedo y quiero, pero quiero su voluntad, quiero que quiten la podredumbre de las culpas para entrar y hacer la paz con ellos...

No, no es decente a mi realeza entrar y ponerme en paz con ellos, es más, no haré más que enviar castigos.

El fuego de la tribulación los inundará por todas partes hasta aterrarlos, para que se recuerden que existe un Dios, el único que puede ayudarlos y liberarlos." Vol. 2 del 17 de Octubre de 1899.

 

Jesús es Rey de los reyes y Señor de los dominadores.

 


Continuando mi habitual estado, el bendito Jesús ha venido en acto de regir y dominar todo, de reinar con la corona de Rey en la cabeza y con el cetro de mando en la mano, y mientras lo veía en esta actitud me ha dicho, pero en latín, por lo que yo lo digo según he entendido:

“Hija mía, Yo soy el Regidor de los reyes y Señor de los dominadores, y sólo a Mí me corresponde este derecho de justicia que me debe la criatura, y que no dándomelo, me desconoce como Creador y Dueño de todo.”

Y mientras esto decía, parecía que tomaba en un puño el mundo y lo agitaba de arriba a abajo para hacer que las criaturas se sometieran a su régimen y dominio. Y al mismo tiempo veía también cómo nuestro Señor regía y dominaba mi alma con una maestría tal, que me sentía toda abismada en Él, y de Él partía el régimen de mi mente, de los afectos, de los deseos, así que entre Él y yo había tantos hilos eléctricos, que todo dirigía y dominaba. Vol. 6  del 5 de Agosto de 1904.

 

 

Jesús tiene sobre la tierra su cetro y su trono para reinar en el alma que hace su Voluntad.

Esta mañana mi siempre amable Jesús ha venido crucificado y me participaba sus penas, y me ha atraído hacia Él en el mar de su Pasión, tanto, que casi paso a paso la seguía. ¿Pero quién puede decir todo lo que comprendía? Es tanto que no sé por dónde empezar, diré sólo que al verle arrancar la corona de espinas, las espinas mismas obstruían el paso a la sangre y no la dejaban salir del todo, pero al arrancarle la corona de espinas esa sangre ha brotado fuera por aquellas heridas y le chorreaba a grandes ríos sobre el rostro, sobre los cabellos y después descendía por toda la persona de Jesús.

Y Jesús: “Hija, estas espinas que me atraviesan la cabeza, pincharán el orgullo, la soberbia, las llagas más ocultas de las almas para hacerles salir fuera el pus que contienen, y las espinas tintas en mi sangre las sanarán y les restituirán la corona que el pecado les había quitado”.

Luego Jesús me hacía pasar a otros momentos de la Pasión, pero yo me sentía traspasar el corazón al verlo sufrir tanto, y Él casi para consolarme continuó hablando de su Santo Querer:

“Hija mía, mi centro sobre la tierra es el alma que hace mi Voluntad. Mira, el sol sobre la tierra expande su luz por todas partes, pero él tiene su centro. Yo en el Cielo soy vida de cada uno de los bienaventurados, pero tengo mi centro, mi trono; así en la tierra me encuentro por todas partes, pero mi centro, el lugar donde erijo mi trono para reinar, mis carismas, mis complacencias, mis triunfos, y mi mismo corazón palpitante, todo Yo mismo, se encuentra todo como en su propio centro en el alma que hace mi Santísima Voluntad. Tan fundida está Conmigo esa alma, que se hace inseparable de Mí, y toda mi sabiduría y mi potencia no saben encontrar medios cómo separarse mínimamente de ella”.

Después ha continuado: “El amor tiene sus ansias, sus deseos, sus ardores, sus inquietudes; mi Voluntad es reposo perpetuo, ¿y sabes por qué? Porque el amor contiene el principio, el medio y el fin de la obra, por lo tanto para llegar al fin se suscitan las ansias, las inquietudes, y en éstas mucho de humano se mezcla y de imperfecciones, y si no se unen paso a paso mi Voluntad y el amor, pobre Amor, cómo queda deshonrado, aun en las obras más grandes y más santas. En cambio mi Voluntad obra en un acto simple, dando el alma toda la actitud de la obra a mi Voluntad, y mientras mi Voluntad obra el alma reposa, por lo tanto, no obrando el alma sino mi Voluntad en ella, no hay ansias ni inquietudes, y está libre de cualquier imperfección”.

Vol. 11 del 10 de Abril de 1914.
 

La Redención es salvación, la Divina Voluntad es Santidad.

 
Me sentía aniquilada y con dudas sobre todo lo que mi Jesús dice de su Divino Querer, y pensaba entre mí: “¿Será posible que haya dejado pasar tantos siglos sin hacer conocer estos prodigios del Divino Querer, y que no haya elegido entre tantos santos uno donde dar principio a esta Santidad toda divina? Estuvieron los apóstoles, tantos otros grandes santos que han asombrado a todo el mundo”. Ahora, mientras esto pensaba, no dándome tiempo e interrumpiendo mi pensamiento, ha venido y me ha dicho:

“La pequeña hija de mi Querer no quiere persuadirse, ¿por qué dudas aún?”

“Porque me veo mala, y por cuanto más dices tanto más me siento aniquilar”.

Y Jesús: “Y esto quiero Yo, tu aniquilamiento, y por cuanto más te hablo de mi Querer, siendo mi palabra creadora, crea mi Querer en el tuyo, y el tuyo ante la potencia del mío queda aniquilado y perdido, he aquí el por qué de tu aniquilamiento. Debes saber que tu querer debe deshacerse en el mío, como viene deshecha la nieve bajo los rayos de un sol ardiente. Ahora, debes saber que por cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tantos más preparativos se necesitan. ¿Cuántas profecías, cuántos preparativos, cuántos siglos no precedieron mi Redención? ¿Cuántos símbolos y figuras no previnieron la Concepción de mi Celestial Mamá? Ahora, después de cumplida la Redención debía reafirmar al hombre en los bienes de la Redención, y para esto escogí a los apóstoles como confirmadores de los frutos de la Redención, donde con los Sacramentos debían buscar al hombre perdido y ponerlo a salvo, así que la Redención es salvación, es salvar al hombre de cualquier precipicio, por eso en una ocasión te dije que el hacer vivir al alma en mi Querer es cosa más grande que la misma Redención, porque salvarse, con hacer una vida mediana, ahora caer y ahora levantarse, no es tan difícil y esto lo consiguió mi Redención, porque quería salvar al hombre a cualquier costo y esto lo confié a mis apóstoles como depositarios de los frutos de la Redención. Así que debiendo hacer lo menos en ese entonces, dejé para ahora lo más, reservándome otras épocas para el cumplimiento de mis altos designios.

Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo salvación, sino es santidad que debe elevarse sobre todas las demás santidades, que debe llevar el sello de la santidad de su Creador, por eso debían primero venir las santidades menores como cortejo, como precursoras, como mensajeras, como preparativos de esta santidad toda Divina. Y así como en la Redención elegí a mi inigualable Madre como eslabón de unión Conmigo, del cual debían descender todos los frutos de la Redención, así te he elegido a ti como eslabón de unión, del cual debía tener principio la santidad del vivir en mi Querer, y habiendo salido de mi Voluntad para traerme la gloria completa del fin por el cual fue creado el hombre, debía retornar sobre el mismo camino de mi Querer para volver a su Creador. ¿Cuál es entonces tu asombro? Estas son cosas establecidas ”ab eterno” y nadie me las podrá cambiar. Y como la cosa es grande, es establecer mi reino en el alma aún en la tierra, he hecho como un rey cuando debe tomar posesión de un reino, él no va primero, sino que antes se hace preparar la morada real, después envía a sus soldados a preparar el reino y a disponer a los pueblos a que se sujeten, después siguen las guardias de honor, los ministros y el último es el rey; esto es decoroso para un rey. Así lo he hecho Yo, me he hecho preparar mi morada real, que es la Iglesia; los soldados han sido los santos, para hacerme conocer por los pueblos; después han llegado los santos que han sembrado milagros, como mis ministros más íntimos; ahora como rey vengo Yo para reinar, por lo que debía elegir un alma donde hacer mi primera morada y fundar este reino de mi Voluntad. Por eso hazme reinar y dame plena libertad”.
Vol. 13 del 3 de Diciembre de 1921.
 
 
 

 

 

El amor errante y rechazado da en sollozos de llanto.

 

 Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver todo afligido, su respiro era fuego, y estrechándome a Él me a dicho:

 “Hija mía, quiero un refrigerio a mis llamas, quiero desahogar mi amor, pero mi amor es rechazado por las criaturas.  Tú debes saber que Yo al crear al hombre, puse fuera de dentro de mi Divinidad, una cantidad de amor que debía servir como vida primaria de las criaturas para enriquecerse, para sostenerse, para fortalecerse, y para ayuda en todas sus necesidades; pero el hombre rechaza este amor, y mi amor va errante desde que fue creado el hombre y gira siempre sin detenerse jamás, y rechazado por uno corre a algún otro para darse, y como es rechazado rompe en llanto, así que la incorrespondencia forma el llanto del amor.  Ahora, mientras mi amor va errante y corre para darse, si ve a uno débil, pobre, rompe en llanto y le dice: 

“¡Ay! si no me hicieras andar errante y me hubieras dado alojo en tu corazón, habrías estado fuerte y nada te faltaría”.  Si ve a otro caído en la culpa, rompe en sollozos diciéndole: 

“¡Ay! si me hubieras dado entrada en tu corazón no habrías caído”.  Ante aquél otro que ve arrastrado por las pasiones, ensuciado de tierra, el amor llora y sollozando le repite: 

“¡Ay! si hubieras tomado mi amor, las pasiones no tendrían vida en ti, la tierra no te tocaría, mi amor te bastaría para todo”. 

Así que en cada mal del hombre, pequeño o grande, él tiene un sollozo y continúa yendo errante para darse al hombre, y cuando en el huerto de Getsemaní se presentaron todos los pecados delante de mi Humanidad, cada culpa tenía un sollozo de mi amor, y todas las penas de mi Pasión, cada golpe de flagelo, cada espina, cada llaga, eran acompañados por el sollozo de mi amor, porque si el hombre me hubiera amado, ningún mal le podía venir; la falta de amor ha germinado todos los males y también mis mismas penas.

 Yo, al crear al hombre hice como un rey, que queriendo hacer feliz su reino toma un millón y lo pone a disposición de todos, para que quien quiera tome, pero a pesar de que está a disposición de todos, sólo alguno toma algunos centavos.  Ahora, el rey está ansioso de saber si los pueblos toman el bien que les quiere dar, y pregunta si su millón se ha agotado para poner otros millones, y le viene respondido:

  “Majestad, apenas algún centavo”.  El rey siente dolor al oír que su pueblo no recibe sus dones ni los aprecia.  Entonces, saliendo en medio de sus súbditos empieza a ver, a quién cubierto de harapos, a quién enfermo, a quién en ayunas, a quién temblando de frío, a quién sin techo, y el rey en su dolor rompe en llantos y sollozos y dice:  “¡Ah!, si hubieran tomado de mi dinero no vería a ninguno que me haga deshonor cubiertos con harapos, sino bien vestidos; no vería enfermos sino sanos; no vería a ninguno en ayunas y casi muerto de hambre, sino satisfechos; si hubieran tomado mi dinero ninguno estaría sin techo, habrían podido muy bien construirse una casa para abrigarse”. 

En suma, en cada desventura que ve en su reino él tiene un dolor, una lágrima, y llora sobre el millón que la ingratitud del pueblo le rechaza.  Pero es tanta la bondad de este rey, que a pesar de tanta ingratitud no retira ese millón, continúa dejándolo a disposición de todos, esperando que otras generaciones puedan tomar el bien que los otros han rechazado, y así recibir la gloria del bien que ha hecho a su reino. 

Así hago Yo, mi amor que he sacado no lo retiraré, continuará yendo errante, su sollozo durará aún, hasta que encuentre almas que tomen de este mi amor hasta el último centavo, a fin de que cese mi llanto y pueda recibir la gloria de la dote del amor que he puesto fuera para bien de las criaturas.  ¿Pero sabes tú quienes serán las afortunadas que harán cesar el llanto al amor?  Las almas que vivirán en mi Querer, ellas tomarán todo el amor rechazado por las otras generaciones, con la potencia de mi Voluntad creadora lo multiplicarán cuanto quieran y por cuantas criaturas me lo han rechazado, y entonces cesará su sollozo, y en su lugar entrará la sonrisa de la alegría, y el amor satisfecho dará a esas afortunadas todos los bienes, y la felicidad que las demás no han querido”.Vol. 14 del 4 de febrero de 1922

 

El Querer Divino se vuelve actor y constituye al alma reina de todo.

 

 Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma y he encontrado a mi dulce Jesús, mi vida, mi todo; de Él salían innumerables soles de luz que lo circundaban.  Yo he volado en medio de aquella luz, y arrojándome en sus brazos me lo he estrechado fuerte, fuerte, diciéndole:  “Finalmente te he encontrado, ahora no te dejo más.  Tú me haces esperar mucho y yo sin Ti quedo sin vida, pero sin vida no puedo estar, por eso ahora ya no te dejo más”.  Y me lo estrechaba más fuerte por temor de que huyera, y Jesús como si gozara de mis abrazos, me ha dicho:

 “Hija mía, no temas, tampoco Yo te dejo más, si tú no sabes estar sin Mí, tampoco Yo sé estar sin ti, y para que estés segura de que no te dejo, quiero encadenarte con mi misma luz”.

 Yo quedaba tan inmersa y entrelazada en la luz de Jesús, que me parecía que no podría encontrar el camino para salir de ella.  Cómo me sentía feliz y cuántas cosas comprendía en aquella luz, me faltan las palabras para expresarme, sólo recuerdo que me dijo:

 “Hija de mi Querer, esta luz que tú ves no es otra cosa que mi Voluntad, que quiere consumir tu voluntad para darte la forma de nuestra imagen, esto es, de las Tres Divinas Personas, de modo que transformándote toda en Nosotros, dejaremos en ti nuestro Querer como actor divino que nos semeje en nuestras obras y nos dé la correspondencia de lo que hacemos Nosotros, así que saldrán de Nosotros nuestras imágenes, y nuestro Querer obrante en ti hará otro tanto.  ¡Oh! como la finalidad de la Creación será completada, el eco de nuestro Querer será el eco de nuestro Querer poseído por ti, la correspondencia será recíproca, el amor será recíproco, estaremos en plena armonía, la criatura desaparecerá en su Creador y entonces nada faltará a nuestra alegría, a nuestra felicidad, por las cuales hicimos salir fuera a la Creación, el hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza tendrá su efecto, y sólo nuestro Querer, como actor en la criatura, dará cumplimiento a todo, y la Creación nos traerá la finalidad divina y la recibiremos en nuestro regazo como obra nuestra, como la hicimos salir.  Y además, si no puedes estar sin Mí, es el eco de mi amor que resuena en tu corazón, porque no sabiendo estar sin ti, te llama y tú, sacudida, buscas a Aquél que tanto te ama, y Yo al verme buscado siento el eco de tu amor en el mío, y me siento atraído a enviarte nueva corriente de amor para hacer que más me busques”.

 Y yo:  “¡Ah! Amor mío, a veces por cuanto te busco Tú no vienes, por eso ahora que te he encontrado no te dejo más, no volveré más a mi lecho, no lo puedo, demasiado me has hecho esperar y temo que regresando Tú repetirás tus privaciones”.  Y me lo estrechaba más fuerte repitiendo:  “No te dejo más, no te dejo más”.  Y Jesús, si bien gozaba de mis abrazos me ha dicho:

 “Hija amada mía, tú tienes razón en que no puedes estar sin Mí, sin tu vida; pero, ¿y de mi Voluntad qué haremos?  Mientras sea mi Voluntad la que quiere que regreses a tu cama, no temas, Yo no te dejo; dejaré entre tú y Yo la corriente de la luz de mi Voluntad, y tú cuando me quieras, tocarás la corriente de la luz de mi Querer, y Yo de inmediato sobre las alas de Ella vendré a ti; por eso regresa, no por otra cosa, sino sólo para que mi Querer cumpla sus designios y haga el camino que quiere hacer en ti, te acompañaré Yo mismo para darte la fuerza de hacerte regresar”.

 Pero, ¡oh! bondad de Jesús, parecía que si no tenía mi consentimiento, tampoco Él quería hacerme volver, y no apenas he dicho:  “Jesús, haz lo que quieras”.  Me he encontrado en mí misma.

 Ahora, todo el día me he sentido circundada de luz, y cuando lo quería tocaba la luz y Él venía.  Al día siguiente me ha transportado fuera de mí misma y me hacía ver todas las cosas creadas, de las cuales Jesús era no sólo el Creador y dominador, sino que de Él salía la vida de la conservación de todas las cosas, la corriente de la potencia creadora estaba en continua relación con ellas, y si ésta faltara, todas las cosas se resolverían en la nada.  Entonces mi dulce Jesús me ha dicho:

 “A la hija de mi Querer quiero darle la supremacía sobre todo, mi dominio y el suyo deben ser uno solo, si Yo soy Rey, ella debe ser reina, y si de todo te he dado conocimiento, es porque quiero que no sólo conozcas mis dominios, sino que junto Conmigo domines y concurras a la conservación de todas las cosas creadas.  Mi Querer, así como se extiende de Mí sobre todos, quiero que se extienda desde ti”.

 Después me ha hecho notar un lugar en el mundo del cual salía un humo negro, y me dicho:

 “Mira, ahí hay hombres de estado que quieren decidir la suerte de los reinos, pero hacen sin Mí, y donde no estoy Yo no puede haber luz, no tienen otra cosa que el humo de sus pasiones que los ciega mayormente, por eso nada de bueno concluirán, sino que todo servirá para exasperarse recíprocamente y suscitar más graves consecuencias.  Pobres pueblos, dirigidos por hombres ciegos e interesados, estos hombres serán señalados como una fábula de la historia, buenos sólo para llevar ruina y desorden, pero retirémonos, dejémoslos a expensas de ellos mismos, a fin de que puedan conocer qué significa hacer sin Mí”.

 Entonces Él ha desaparecido y yo me he encontrado en mí misma. Vol. 14 del 17 de Abril de 1922

 

Qué cosa es la verdad?

 

Encontrándome en mi habitual estado, estaba siguiendo las horas de la Pasión de mi dulce Jesús, especialmente cuando fue presentado a Pilatos, el cual le preguntó cuál era su reino, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:

“Hija mía, fue la primera vez en mi Vida terrena que tuve que tratar con un gobernante gentil, el cuál me preguntó cuál era mi reino, y Yo le respondí que mi reino no es de este mundo, que si de este mundo fuera, millones de legiones de ángeles me defenderían.  Con esto abría a los gentiles mi reino y les comunicaba mi celestial doctrina, tanto que Pilatos me preguntó:  

‘¿Cómo, Tú eres rey?’  Y Yo inmediatamente le respondí:  ‘Rey soy Yo, y he venido al mundo a enseñar la verdad.’  Con esto Yo quería abrirme camino en su mente para hacerme conocer, y él, sintiéndose como golpeado me preguntó:

 ‘¿Qué cosa es la verdad?’  Pero no esperó mi respuesta, no tuve el bien de hacerme comprender, le habría dicho:  ‘La verdad soy Yo, todo en Mí es verdad; verdad es mi paciencia en medio de tantos insultos; verdad es mi mirada dulce entre tantas burlas, calumnias, desprecios; verdad son mis modos afables, atrayentes, en medio de tantos enemigos, que mientras ellos me odian Yo los amo, y mientras quieren darme la muerte Yo quiero abrazarlos y darles la vida; verdad son mis palabras dignas y llenas de sabiduría celestial; todo en Mí es verdad”.  La verdad es más que sol majestuoso, que por cuanto se quiera pisotear, surge más bello, más luminoso y hace avergonzar a los mismos enemigos, haciéndolos caer por tierra, a sus pies.

 Pilatos me preguntó con ánimo sincero, y Yo le respondí inmediatamente, en cambio Herodes me preguntó con maldad y por curiosidad, y Yo no le respondí, así que a quien quiere saber las cosas santas con sinceridad, Yo me revelo más allá de lo que se quiere; en cambio, a quien quiere saberlas con maldad y para curiosear, Yo me le escondo, y mientras éstos quieren hacer burla de Mí, Yo los confundo y me burlo de ellos.

 Pero como mi persona llevaba consigo la verdad, también ante Herodes hizo su oficio, mi silencio ante sus tempestuosas preguntas, mI mirada modesta, el aspecto todo lleno de dulzura, de dignidad, de nobleza de mi misma persona, eran todas verdades, y verdades operantes”.  Vol 14 1º de Junio de 1922

 

Vivir en la Unidad de la Luz del Querer Divino.

 

Ahora, mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma e intentaba hacer resonar mi “te amo”, mi adoración, sobre todas las cosas creadas, y Jesús todo bondad ha agregado:

 “Hija mía, mira el cielo, las estrellas, el sol, la luna, las plantas, las flores, el mar, mira todo, cada una de las cosas tiene su naturaleza distinta, su colorido, su pequeñez y su altura, cada una tiene su oficio distinto, y una no puede hacer lo que hace la otra, ni producir los mismos efectos.  Así que cada una de las cosas creadas es símbolo de la santidad de las virtudes, de la sumisión y resignación a mi Voluntad; y según las virtudes que hayan practicado han tomado en ellos un color distinto, por eso se puede decir quién es una flor roja, quién violeta, quién blanca, quién es planta, quién es árbol, quién es estrella, y según se han sometido a los reflejos del Supremo Querer, así se han desarrollado en la fecundidad, en la altura, en la belleza, pero uno es el colorido, porque mi Querer, como rayo de sol, les ha dado el color de aquella semilla que ellos mismos habían puesto en sus almas.  En cambio la santidad de quien vive en la unidad de la luz de mi Voluntad, es parto de aquel acto único de su Creador, que mientras es uno en las manos creadoras, los rayos de su Voluntad saliendo de Dios, invaden todo y producen obras y efectos tan innumerables, que el hombre no puede llegar a contarlos todos, así que esta santidad, siendo parto de aquel acto único, estará al cuidado y celo del Querer Supremo, que pondrá en ella todos los colores, todas las variadas bellezas, todos los bienes posibles e imaginables, así que más que sol resplandeciente encerrará y eclipsará en sí toda la Creación con sus variadas bellezas, se verán encerrados en ella todos los bienes de la Redención, se verán en ella todas las santidades, y Yo, desahogando más que nunca en amor, pondré el sello de mi misma santidad en quien haya poseído el reino de mi Voluntad.

 ¿Sabes tú que sucederá con relación a esta santidad del vivir en mi Querer, a tu Creador?  Sucederá como a un rey que no tiene hijos, este rey no goza jamás el afecto de un hijo, ni se siente llevado a prodigar todas sus caricias paternas, ni sus besos afectuosos, porque no descubre en ninguno su parto, sus facciones, y a quién confiar la suerte de su Reino.  ¡Pobrecito! vive siempre con un clavo en el corazón, vive siempre rodeado por siervos, por personas que no se le asemejan, y si están a su alrededor no es por puro amor, sino por interés propio, para hacer adquisición de riquezas, de gloria y tal vez aun para traicionarlo.  Ahora, supón que tenga un hijo suyo después de largo tiempo, ¿cuál no será la alegría de este rey?  Lo besa, lo acaricia, no sabe separar su mirada de su hijo en el cual reconoce su imagen; apenas nacido le hereda su Reino y todos sus bienes, y su completo gozo y fiesta es que su Reino no será más de los extraños, de sus siervos, sino de su amado hijo, así que se puede decir que lo que es del padre es del hijo, y que lo que es del hijo es del padre.

 Ahora, quien llegue a poseer el Reino de mi Voluntad será para Nosotros como un hijo nacido después de cerca de seis mil años, qué alegría, qué fiesta no será para Nosotros al ver en él nuestra imagen íntegra, bella, tal como la sacamos de nuestro seno paterno, todas las caricias, los besos, los dones, serán para este hijo, mucho más, pues habiendo dado al hombre en la Creación como herencia especial el Reino de nuestra Voluntad, y habiendo estado este nuestro Reino en manos de extraños, de siervos, de traidores, por tan largo tiempo, al ver a este hijo que lo poseerá como hijo y nos dará la gloria del Reino de nuestra Voluntad, nuestra herencia será puesta a salvo por parte de este hijo; entonces, ¿no es justo que todo le demos, aun a Nosotros mismos, y que encierre todo y a todos?” Vol. 19  Julio 2, 1926

 

 

Cómo cada cosa creada por Dios tiene su lugar, y quien sale de la Voluntad de Dios pierde su lugar.  Importancia del reino del Fiat Divino.

 

Jesús mío, invoco tu Santo Querer a fin de que Él mismo venga a escribir sobre el papel las palabras más penetrantes y elocuentes, con los vocablos más aptos para hacerse comprender, de manera de pintar con los colores más bellos, con la luz más refulgente, con las características más atrayentes el reino del Fiat Supremo, en modo de infundir en las palabras que me harás poner en el papel una fuerza magnética y un imán potente que nadie podrá resistir, para hacerse dominar por tu Santísima Voluntad.  Y Tú, Mamá mía, verdadera Soberana Reina del Fiat Supremo, no me dejes sola, ven a guiar mi mano, dame la llama de tu corazón materno y mientras escribo tenme bajo tu manto azul a fin de que pueda cumplir todo lo que mi amado Jesús quiera de mí.

Me sentía toda investida por el Querer Supremo, el cual atrayéndome en su luz inmensa me hacía ver el orden de la Creación, cómo cada cosa estaba en su puesto asignado por su Creador.  Mi mente se perdía y quedaba raptada al ver el orden, la armonía, la magnificencia, la belleza de toda la Creación, y mi dulce Jesús que estaba conmigo me ha dicho:

“Hija mía, a todo lo que salió de nuestras manos creadoras, a cada cosa creada le fue asignado su puesto y su oficio distinto, y todas están en su puesto, alabando con alabanzas incesantes a aquel Fiat Eterno que las domina, las conserva y les da vida nueva.  Así que el conservarse siempre bellas, íntegras, nuevas, es por el movimiento del Fiat Supremo dominante en ellas. 

También al hombre le fue asignado su puesto, su oficio de soberano sobre todas las cosas creadas, con la diferencia que mientras todas las otras cosas creadas por Nosotros quedaban tal y como Dios las había creado, sin cambiarse jamás, ni crecer, ni decrecer, en cambio mi Voluntad dando al hombre la supremacía sobre todas las obras de nuestras manos, y queriendo desahogar con él más en amor, le daba el oficio de crecer continuamente en belleza, en santidad, en sabiduría, en riqueza, hasta elevarlo a la semejanza de su Creador, pero siempre debía hacerse dominar, guiar, para dar campo libre al Fiat Supremo de formar su Vida Divina en él, para poder formar este continuo crecimiento de bienes y de belleza con la felicidad sin fin, porque sin mi Voluntad dominante no puede haber ni crecimiento, ni belleza, ni felicidad, ni orden, ni armonía. 

Mi Voluntad, siendo Ella origen, dueña, principio de toda la obra de la Creación, donde Ella existe tiene virtud de conservar bella su obra, tal y como la hizo salir, pero donde no existe falta la comunicación de sus humores vitales para conservar la obra salida de nuestras manos.  ¿Ves entonces qué gran mal fue para el hombre el sustraerse de nuestra Voluntad?  Así que todas las cosas, aun las más pequeñas, tienen su puesto, se puede decir que están en su casa, al seguro, nadie las puede tocar, poseen la abundancia de los bienes, porque ese Querer que corre en ellas posee la fuente de todos los bienes, están todas en el orden, la armonía y la paz de todas. 

En cambio el hombre con sustraerse de nuestro Querer perdió su puesto, quedó sin nuestra casa, expuesto a los peligros, todos lo pueden tocar para hacerle daño, los mismos elementos son superiores a él porque poseen una Voluntad Suprema, mientras que él posee una voluntad humana degradada que no sabe darle otra cosa que miserias, debilidades y pasiones, y como ha perdido su principio, su puesto, se ha quedado sin orden, desarmonizado con todos y no goza paz ni siquiera en sí mismo. 

Así que se puede decir que es el único ser errante en toda la Creación, que por derecho nada le toca, porque Nosotros todo damos a quien vive en nuestra Voluntad, porque está en nuestra casa, es una de nuestra familia; las relaciones, los vínculos de filiación que posee con el vivir en Ella le dan el derecho a todos nuestros bienes; en cambio quien no vive de la Vida de Ella, ha roto como de un solo golpe todos los vínculos, todas las relaciones, por eso es tenida por Nosotros como cosa que no nos pertenece.  ¡Oh! si todos supieran qué significa romper con nuestra Voluntad y en qué abismo se precipitan, todos temblarían de espanto y harían competencia para regresar al reino del Fiat Eterno para volver a tomar su lugar asignado por Dios.

Ahora hija mía, con querer dar de nuevo mi eterna Bondad este mi reino del Fiat Supremo después de habérmelo rechazado tan ingratamente, ¿no te parece que sea el don más grande que Yo pueda hacer a las generaciones humanas? 

Pero para darlo debo formarlo, constituirlo, hacer conocer de mi Voluntad lo que hasta ahora no se conoce, y tales conocimientos sobre de Ella, que venzan a aquellos que los conocerán para que amen, aprecien y deseen venir a vivir en él.  Los conocimientos serán las cadenas, pero ellos mismos, voluntariamente, no forzados, se harán atar; los conocimientos serán las armas, las flechas conquistadoras que conquistarán los nuevos hijos del Fiat Supremo.  ¿Pero sabes tú que cosa poseen estos conocimientos?  Poseen la cualidad de cambiar la naturaleza en virtud, en bien, en Voluntad mía, de modo que los poseerán como propiedad propia.”

Entonces yo al oír esto he dicho:  “Amor mío, Jesús, si tanta virtud tienen estos conocimientos sobre tu adorable Voluntad, ¿por qué no los manifestaste a Adán, a fin de que haciéndolos conocer a sus descendientes, hubieran amado, apreciado de más un bien tan grande y habría dispuesto los ánimos para cuando Tú, Divino Reparador, decretaras darnos este gran don del reino del Fiat Supremo?”  Y Jesús retomando la palabra ha agregado:

 

“Hija mía, Adán, mientras estuvo en el edén terrestre y vivió en el reino del Supremo Querer, conoció todos los conocimientos, por cuanto a criatura es posible, de lo que pertenecía al reino que poseía, pero en cuanto salió de él su inteligencia se oscureció, perdió la luz de su reino y no encontraba las palabras adecuadas para manifestar los conocimientos que había adquirido sobre la Suprema Voluntad, porque faltaba en él el mismo Querer Divino que le proporcionara las palabras necesarias para manifestar a los demás lo que él había conocido; esto por parte suya, y mucho más que cada vez que recordaba su sustracción de mi Voluntad, el sumo bien que había perdido, sentía tal intensidad de dolor de volverlo taciturno, porque estaba sumergido en el dolor de la pérdida de un reino tan grande y por los males irreparables causados por eso, y porque por cuanto Adán pudiese hacer, no le era dado reparar, sino que se necesitaba aquel Dios mismo que había ofendido para poner remedio. 

Ahora, por parte de su Creador no tenía ninguna orden, y por eso no le daba capacidad suficiente para manifestarlo, porque, ¿en qué aprovecharía manifestar un conocimiento cuando no debía darles el bien que contenía?  Yo sólo hago conocer un bien cuando lo quiero dar.  Pero a pesar de que Adán no habló difusamente sobre el reino de mi Voluntad, enseñó muchas cosas importantes sobre lo que le pertenecía, tan es verdad, que en los primeros tiempos de la historia del mundo, hasta Noé, las generaciones no tuvieron necesidad de leyes, ni hubo idolatrías (no diversidad de lenguas), sino que todos reconocían un solo Dios (un solo lenguaje), porque tenían un alto concepto de mi Voluntad; en cambio, por cuanto más se alejaron de Ella surgieron las idolatrías y empeoraron en males, y por eso Dios vio la necesidad de dar sus leyes como preservativo a las humanas generaciones. 

Y por esto, quien hace mi Voluntad no tiene necesidad de leyes, porque Ella es vida, es ley y es todo para el hombre.  La importancia del reino del Fiat Supremo es grandísima, y Yo lo amo tanto que estoy haciendo más que nueva Creación y Redención, porque en la Creación apenas seis veces fue pronunciado mi Fiat Omnipotente para disponerla y sacarla toda ordenada; en la Redención hablé, pero como no hablé del reino de mi Querer que contiene infinitos conocimientos y bienes inmensos, por lo tanto no tenía una gran cantidad de palabras que decir, porque todo lo que enseñé era de naturaleza limitada y con pocas palabras se hacía conocer. 

En cambio para hacer conocer mi Voluntad se necesita mucho hija mía, su historia es larguísima, encierra una eternidad sin principio y sin fin, por eso por cuanto digo tengo siempre qué decir, y por eso estoy diciendo, ¡oh! cuánto de más, pues siendo más importante que todo, contiene más conocimientos, más luz, más grandeza, más prodigios, por eso son necesarias más palabras.  Mucho más, que por cuanto más hago conocer, tanto más ensancho los confines de mi reino para darlo a los hijos que lo poseerán.  Por eso cada cosa que manifiesto de mi Voluntad es una nueva creación que hago en mi reino, para hacerla gozar y poseer por aquellos que tendrán el bien de conocerlo.  Por esto se requiere de parte tuya gran atención en manifestarlas.” Vol. 20 17 de Sep. 1926

 

 

Cómo todo lo que ha sido hecho por Dios no ha sido tomado por la criatura. Trabajos de Jesús. La Fiesta de Cristo Rey es preludio del Reino de la Divina Voluntad.

 

Estaba continuando mi giro en el Querer Divino para acompañar todos sus actos, y mi dulce Jesús, haciéndose sentir en mi interior, me ha dicho:

«Hija mía, lo que ha sido hecho por nuestra Divinidad, tanto en la Creación como en la Redención y en la Santificación, no ha sido absorbido todo por la criatura, sino que está todo en mi Divina Voluntad, en acto de espera para darse a las criaturas.

Si tú pudieses ver todo en mi Fiat Divino, encontrarías un ejército de actos nuestros salidos de Nosotros para dárselos a las criaturas; pero como nuestro Querer no reina, no tienen ni espacio donde meterlos ni capacidad para recibirlos.

Y esta milicia Divina ha estado, nada menos que por veinte siglos, esperando ponerse en ejercicio, para llevar a las criaturas los dones, los vestidos, las alegrías y las armas divinas que cada acto nuestro posee, para hacer, junto con ellas, un solo ejército Divino, una milicia Celestial.

Ahora, para hacer que el reino de nuestro Querer Divino reine en medio de las criaturas, es necesario que éstas absorban en sí todos estos actos de la Divinidad hechos por amor a ellas. Y que los absorban tanto en sí mismas, que guarden en sí todo lo que posee mi Fiat, encerrándolos y consumándolos en sí mismas.

Así que mi Divina Voluntad, consumada en las criaturas, hará regresar a ellas todo este ejército Divino, y todos nuestros actos salidos de Nosotros por amor a ellas en la Creación, Redención y Santificación regresarán a las criaturas; y mi Divina Voluntad, volviendo a entrar y estando consumada en ellas, se sentirá triunfante y reinará dominante junto con nuestro ejército divino.

Por eso Yo no hago otra cosa en ti que hacerte beber a sorbos, continuamente, todo lo que hicimos Nosotros, y que se sigue haciendo, en la Creación, Redención y Santificación, para poder decir de nuevo, como dije sobre la cruz: “todo lo he consumado, no hay nada más que hacer para redimir al hombre.”

Así repetiré: “He consumado mi Voluntad en esta criatura, de modo que todos nuestros actos han sido encerrados en ella; no hay nada que agregar, todo lo he consumado, para que el hombre sea restablecido y el reino de mi Divina Voluntad tenga su vida y su régimen, como en el Cielo, así en la tierra”.

¡Oh, si tú supieras cuántos trabajos estoy haciendo en el fondo de tu alma para formarle este primer reino a mi Divina Voluntad!

Porque cuando haya hecho el primero, de uno pasará al otro, de modo que mi reino estará más poblado que todos los otros.

Por eso es tanto mi amor al formar este reino mío, porque quiero encerrar, en el alma donde debe reinar mi Divino Querer, todo lo que Yo mismo hice en la Redención,  aquello que hizo la Soberana Reina, y agrega lo que hicieron y hacen todos los Santos; nada debe faltar en ella de todas nuestras obras. Y, para hacer esto, pongo en movimiento toda nuestra Potencia, Sabiduría y Amor.»

Después de esto, estaba pensando en la fiesta de hoy, es decir, la fiesta de Cristo Rey, y mi dulce Jesús, moviéndose en mi interior, me ha dicho: «Hija mía, la Iglesia no hace otra cosa que intuir lo que debe conocer sobre mi Divina Voluntad y cómo debe venir su reino.

Por eso esta fiesta es el preludio del reino de mi Fiat Divino. Así que la Iglesia no está haciendo otra cosa que honrar a mi Humanidad con los títulos que por justicia le son debidos, y cuando me haya dado todos los honores que me corresponden, pasará a instituir la fiesta para honrar al reino de mi Divina Voluntad, de la cual mi Humanidad estaba animada. La Iglesia va paso a paso, y ahora instituye la fiesta a mi Corazón; ahora consagra, con toda solemnidad, el siglo a Cristo Redentor; y ahora pasa, con más solemnidad, a instituir la fiesta a Cristo Rey. Cristo, Rey, significa que debe de tener su reino, que debe tener pueblos dignos de tal Rey; y ¿quién me podrá formar este reino, sino mi Voluntad? Entonces sí podré decir: “Tengo mi pueblo. Mi Fiat me lo ha formado”.

¡Oh! Si las Cabezas de la Iglesia conocieran lo que te he manifestado sobre mi Divina Voluntad -lo que quiero hacer, sus grandes prodigios, mis ansias, mis latidos doloridos, mis suspiros angustiosos, porque quiero que mi Voluntad reine, que haga feliz a todos, que restablezca a la familia humana-, sentirían que esta fiesta de Cristo Rey no es otra cosa que el eco secreto de mi Corazón, que resonando en el de ellos, sin que lo sepan, hace que me instituyan la fiesta de Cristo Rey, para llamar su atención y hacerlos reflexionar. Cristo Rey.

Y su verdadero pueblo, ¿dónde está? Y dirían: “Apurémonos para hacer conocer su Voluntad Divina; hagámosla reinar, a fin de que le demos el pueblo al que hemos llamado Cristo Rey; de otro modo, lo habremos honrado con el nombre, pero no con los hechos.”» Vol. 25 del 28 de Octubre de 1928

 

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