Algunos objetivos en la Divina Voluntad

Imagen de Mariu

Concentración de la finalidad de la Creación,

Redención y Glorificación

 

 Estaba pensando en lo que está escrito el pasado día 19 y decía entre mí:  “¿Cómo puede ser posible que después de mi Mamá pueda ser yo el segundo apoyo?”  Y mi dulce Jesús, atrayéndome a Él dentro de una luz inmensa me ha dicho:

 “Hija mía, ¿por qué lo dudas?  ¿Cuál es el motivo?”

 Y yo:  “Mi gran miseria”.

 Y Él:  “Esto hazlo a un lado; y además, si no te elegía a ti, ciertamente debía elegir a otra de la familia humana, porque ésta se rebeló a mi Voluntad, y con el rebelarse me quitó la finalidad de la gloria y del honor que la Creación debía darme, por lo tanto, otra de la misma familia humana, con tener una continua conexión con mi Querer, con vivir más con mi Voluntad que con la suya, abrazando todo en mi Querer debía elevarse sobre todo para poner a los pies de mi trono la gloria, el honor, el amor que todos los demás no me han dado.

 Única finalidad de la Creación fue que todos cumplieran mi Querer; no fue que el hombre hiciera cosas grandes, más bien, éstas las veo como una nada y con desprecio si no son frutos de mi Voluntad, y por eso muchas obras en su mejor momento se deshacen, porque la Vida de mi Voluntad no estaba dentro.  Entonces el hombre, habiendo roto su voluntad con la mía, me destruyó lo más bello, la finalidad para la que lo había creado; él se arruinó completamente y me negó todos los derechos que me debía dar como a su Creador.  Pero mis obras llevan el sello de lo eterno, y mi infinita sabiduría y mi eterno amor no podían dejar la obra de la Creación sin sus efectos y los derechos que me correspondían; he aquí el por qué de la Redención.  Quise expiar con tantas penas las culpas del hombre, y con no hacer jamás mi voluntad sino siempre la de la Divinidad, y aun en las cosas más pequeñas, como el respirar, el mirar, el hablar, etc.; mi Humanidad no se movía, ni tenía vida si no era animada por la Voluntad de mi Padre, me habría contentado con morir miles de veces antes que dar un respiro sin su Querer, con esto anudé de nuevo la voluntad humana con la Divina, y en mi persona, siendo Yo verdadero hombre y verdadero Dios, daba a mi Padre toda la gloria y los derechos que le correspondían.  Pero mi Querer y mi amor no quieren estar solos en mis obras, quieren hacer otras imágenes semejantes a Mí, y habiendo mi Humanidad rehecho la finalidad de la Creación, vi por la ingratitud del hombre, peligrar la finalidad de la Redención, y para muchos quedar casi arruinada, por esto para hacer que la Redención me diera gloria completa y me diera todos los derechos que se me debían, tomé otra criatura de la familia humana, la cual fue mi Mamá, copia fiel de mi Vida, en quien mi Voluntad se conservaba íntegra, y concentré en Ella todos los frutos de la Redención, así puse a salvo la finalidad de la Creación y Redención, y mi Mamá, si ninguno hubiese aprovechado la Redención, me daría Ella todo lo que las criaturas me habrían dado.

 Ahora vengo a ti; Yo era verdadero Hombre y verdadero Dios, mi querida Mamá era inocente y santa, y nuestro amor nos llevó más allá, queríamos otra criatura, que concebida como todos los demás hijos de los hombres tomara el tercer puesto a mi lado, – no estaba contento de que sólo Yo y mi Mamá fuéramos íntegros con la Voluntad Divina, queríamos a los otros hijos – que a nombre de todos, viviendo en pleno acuerdo con nuestra Voluntad, nos dieran gloria y amor divino por todos, por eso te llamé a ti “ab eterno”, cuando nada existía aún acá abajo, y así como cortejaba a mi querida Mamá, deleitándome, acariciándola y haciendo llover sobre Ella a torrentes todos los bienes de la Divinidad, así te cortejaba a ti, te acariciaba, y los torrentes que llovían sobre mi Mamá te inundaban a ti, por cuanto eras capaz de contener, y te preparaban, te prevenían y embelleciéndote te daban la gracia de que mi Voluntad fuera íntegra en ti, y que no la tuya, sino la mía, animara aun tus más pequeños actos; en cada acto tuyo corría mi Vida, mi Querer y todo mi amor.  ¡Qué contento, cuántas alegrías no sentía Yo!  He aquí por qué te llamo segundo apoyo después de mi Mamá, no sobre de ti me apoyaba, porque tú eras nada y no podía apoyarme, sino sobre mi Voluntad que tú debías contener.  Mi Voluntad es vida, y quien la posee, posee la vida y puede sostener al autor de la misma vida.  Entonces, así como en Mí concentré la finalidad de la Creación, en mi Mamá concentré los frutos de la Redención, así en ti concentré la finalidad de la gloria, como si en todos fuera íntegro mi Querer, y de aquí vendrá la corte de las otras criaturas.  No terminarán las generaciones si no obtengo mi intento”.

 Entonces yo, asombrada he dicho:  “Amor mío, ¿es posible que tu Voluntad esté íntegra en mí, y que en toda mi vida no haya habido ninguna rotura entre tu Voluntad y la mía?  Parece que te burlas de mí”.  Y Jesús con acento más dulce aun:

 “No, no bromeo, es verdad que no ha habido ruptura, a lo más leves lesiones alguna vez, pero mi amor como fuerte cemento ha reparado estas lesiones y ha hecho aun más fuerte la integridad.  Yo he estado a guardia de cada acto tuyo, y rápidamente hacía correr mi Querer a su punto de honor en cada uno de ellos, Yo sabía que muchas gracias se necesitaban, debiendo hacer el más grande milagro que existe en el mundo, como es el vivir continuado en mi Querer, en que el alma debe absorber a todo un Dios en su acto para darlo de nuevo íntegro como lo ha absorbido, y luego absorberlo de nuevo, por eso sobrepasa al mismo milagro de la Eucaristía, donde los accidentes no tienen razón, ni voluntad, ni deseos que puedan oponerse a mi Vida Sacramental, así que nada pone la hostia, todo el obrar es mío, si lo quiero lo hago, en cambio para realizar el milagro de vivir en mi Querer, debo plegar una razón, una voluntad humana, un deseo, un amor puramente libre, ¿y cuánto no se necesita?  Por eso abundan almas que comulgan y participan en el milagro de la Eucaristía, porque para esto se sacrifican menos, pero debiéndose sacrificar más en el hacer que se realice el milagro de que mi Voluntad tenga vida en ellas, poquísimas son las que se disponen”.Vol. 13  Nov. 26 de 1921

 

 

La finalidad de amar a Dios, abre al alma para

recibir la corriente de todas sus gracias.  La Divina

Voluntad es la más grande de todas las virtudes.

 

 Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver dentro de una luz deslumbrante, y esta luz deshaciéndose en lluvia de luz caía sobre las almas, pero muchas no recibían esta corriente de luz porque estaban como cerradas, y la corriente corría hasta donde encontraba almas abiertas para recibirla, y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, la corriente de mi gracia entra en las almas que obran por puro amor, la sola finalidad de amarme tiene abiertas a las almas para recibir la corriente de todas mis gracias.  Amor soy Yo, amor son ellas, así que ellas están en continuas corrientes hacia Mí y Yo hacia ellas; en cambio quienes obran por fines humanos están cerradas para Mí, su corriente está abierta a todo lo que es humano, y la corriente de lo que es humano reciben; quien obra con el fin de pecar recibe la corriente de la culpa, y quien obra por fines diabólicos recibe la corriente del infierno.  La finalidad del obrar da las diversas tintas al hombre, que lo transforma, o en bello o en horrible, o en luz o en tinieblas, o en santidad o en pecado; cual es la finalidad del obrar, tal es el hombre, por eso mi corriente no a todos entra, y como es rechazada por las almas que están cerradas a _Mí, entonces se descarga con más ímpetu y abundancia a las almas abiertas a Mí”.

(3) Dicho esto ha desaparecido, pero después ha regresado y ha agregado:

(4) “¿Me sabrías decir por qué el sol ilumina toda la tierra?  Porque es mucho más grande que la tierra, y como es más grande tiene la capacidad de tomar en su luz toda la circunferencia de la tierra.; si fuera más pequeño iluminaría una parte, pero no toda, así que las cosas más pequeñas son envueltas y absorbidas por las cosas más grandes.  Ahora, mi Voluntad es la más grande de todas las virtudes, por eso todas las virtudes quedan empequeñecidas y perdidas en mi Querer, es más, ante la virtud de la santidad de mi Querer, las otras virtudes tiemblan por reverencia ante mi Querer, sin Él, las virtudes creen hacer algo grande, pero al contacto con la santidad y potencia de la virtud de mi Voluntad, ven que no han hecho nada, y para darles el sello de virtud estoy obligado a sumergirlas en el mar inmenso de mi Voluntad.  Mi Voluntad no sólo tiene el primado sobre todo, sino que da las diferentes tintas de belleza a las virtudes, pone en ellas las tintas divinas, el esmalte celestial, su luz deslumbrante; entonces, si las virtudes no son recubiertas por mi Querer, serán buenas, pero no bellas con la belleza que arrebata, que encanta, que enamora a Cielo y tierra”.

 Después mi dulce Jesús me ha transportado fuera de mí misma, y me hacía ver que bajo el mar se abrían canales de agua, que haciéndose camino bajo tierra inundaban los cimientos de las ciudades, y en algunas partes se derrumbaban edificios, en otras los hacían desaparecer, abriéndose estas vorágines de agua se tragaban todo bajo tierra, y Jesús todo afligido me dijo:

 “El hombre no quiere corregirse y mi justicia es obligada a golpearlo, muchas serán las ciudades que serán castigadas por el agua, por el fuego, por terremotos”.

 Y yo: “Amor mío, ¿qué dices?  No lo harás”.  Y mientras quería rogarle desapareció”. Vol. 13 del 22 de Dic. 1921.

 

 

El alma que vive en la Divina Voluntad pone en

vigor la finalidad de la Creación, y en cada cosa

que hace es un desahogo de Jesús que le viene.

 

(1) Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús al venir me ha dicho:

(2) “Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer viene a reflejarse en el espejo de mi Divinidad, y reflejándose recibe los rasgos divinos, y estos rasgos la vinculan a la Divinidad, y encontrando en ella su misma fisonomía la reconocen como una de su familia, le dan lugar en medio de las Divinas Personas, la admiten en sus secretos, y reconociendo en ella como centro de vida a su Querer, la admiten en aquel punto eterno y la enriquecen de todo lo que la eternidad contiene.  ¡Oh! cómo es bello ver esta pequeña imagen nuestra inundada de todo lo que la eternidad contiene, ella, como es pequeña se siente perdida, ahogada, no pudiendo contenerlo dentro de sí, pero el amor, el desarrollo de la Vida de nuestro Querer en ella, la lleva a volverse a reflejar en Nosotros, y nuestras olas eternas continúan, como máquina que no cesa jamás su movimiento.  ¡Oh! cómo nos divertimos, era ésta la única finalidad de la creación del hombre, con el intercambio de nuestros quereres, él con Nosotros y Nosotros con él, formarnos nuestro entretenimiento, y al mismo tiempo hacer en todo feliz al hombre.  Rota la unión con nuestro Querer por el hombre, comenzaron nuestras amarguras y su infelicidad, así que la finalidad de la Creación nos falló.  Ahora, ¿quién rehace esta falla, quién pone en vigor los derechos de la Creación?  El alma que vive en nuestro Querer, ella deja atrás a todas las generaciones, y como si fuera la primera creada por Nosotros se pone en orden en la finalidad con la cual creamos al hombre; nuestro Querer y el suyo hacen uno solo, y obrando con el Querer Divino, nuestra Voluntad obra en el querer humano, y he aquí que comienzan nuestros réditos divinos en la voluntad humana, la finalidad de la Creación está ya en vigor, y como nuestra Voluntad tiene modos infinitos, con tal que encuentre un alma que se preste para hacer obrar a nuestro Querer, pronto viene a rehacerse del fallo de todas las otras voluntades humanas; he aquí por qué la amamos tanto, hasta superar todo el amor de todas las demás criaturas juntas.  A nuestra Voluntad conculcada y despreciada en las otras criaturas, ella le devuelve el decoro, el honor, la gloria, el régimen, la vida, ¿cómo no debemos dar todo a ella?”

(3) Después, como si no pudiera contener el amor, me ha estrechado a su corazón y ha agregado:

(4) “Todo, todo a la pequeña hija de mi Querer; estaré en continuo desahogo sobre de ti, tus pensamientos serán el desahogo de mi sabiduría, tus miradas serán el desahogo de mi luz, tu respiro, tu latido, tu acción, serán precedidos por mis desahogos, y luego tendrán vida.  Sé atenta y en cada cosa que hagas, piensa que es un desahogo de Jesús que te viene”.Vol. 13 del 27 de Dic. 1921

 

 

14-59

Septiembre 11, 1922

 

La finalidad primaria de todo lo que Dios ha hecho en la Creación y

Redención, es que la criatura viva en el Divino Querer.  Sólo en el

Divino Querer hay verdadero reposo.

 

(1) Continuando mi habitual estado, me abandonaba toda en el Santo Querer de mi dulce Jesús, y sintiendo necesidad de reposar decía entre mí:  “También mi sueño en tu Voluntad, no quiero otra cosa que tomar el verdadero reposo en los brazos de tu Querer”.

(2) Y Jesús:  “Hija, extiende sobre todas las criaturas tu reposo como manto para cubrirlas a todas, porque sólo en mi Querer hay verdadero reposo, y como Él lo envuelve todo, reposando en mi Voluntad te extenderás sobre todos, para conseguir a todos el verdadero reposo.  Cómo es bello ver a una criatura nuestra reposar en los brazos de nuestra Voluntad, pero para encontrar verdadero reposo es necesario que ponga en camino todos sus actos, sus palabras, su amor, sus deseos, etc., en nuestro Querer, a fin de que conforme tomen su lugar en Él, así reciban el reposo, y Yo me reposo en ellos.  Todas las obras, sólo dan reposo cuando están ya cumplidas, pero si no están cumplidas dan siempre una preocupación, un quehacer que vuelve inquieto el verdadero reposo.  Ahora, el cumplimiento de la obra de la Creación era que el hombre cumpliera en todo nuestra Voluntad, Ella debía ser la vida, el alimento, la corona de la criatura, y como esto no se realiza todavía, la obra de la Creación no está cumplida aún, y ni Yo puedo reposar en ella, ni ella en Mí, me da siempre qué hacer, y Yo anhelo este cumplimiento y reposo, por eso amo y quiero tanto que se conozca el modo de vivir en mi Querer; jamás podré decir que la obra de la Creación y de la Redención están cumplidas si no tengo todos los actos de la criatura, que como lecho se extiendan en mi Querer para darme reposo.  Y Yo, ¿qué bello reposo no daré a ella al verla regresar sobre las alas de nuestra Voluntad, con el sello del cumplimiento de la Creación?  Mi seno será su lecho, por eso no hay cosa que haya hecho que no tuviera por primera finalidad que el hombre tomara posesión de mi Querer y Yo del suyo.  En la Creación fue esta mi finalidad primaria, en la Redención lo mismo; los Sacramentos instituidos, las tantas gracias hechas a mis santos, han sido semillas, medios para hacer llegar a esta posesión de mi Querer, por eso no transgredas nada de lo que quiero sobre mi Voluntad, sea con el escribir, sea con la palabra, sea con las obras.  Sólo por los tantos preparativos que la han precedido puedes conocer que la cosa más grande, la más importante y la que más me interesa es el vivir en mi Querer.  ¿Quieres saber dónde fue sembrada esta semilla de mi Querer?  En mi Humanidad, en Ella germinó, nació y creció, así que en mis llagas, en mi sangre, se ve esta semilla que quiere transplantarse en la criatura, para que ella tome posesión de mi Voluntad y Yo de la suya, a fin de que la obra de la Creación regrese al principio, como salió, no sólo por medio de mi Humanidad sino también por medio de la misma criatura.  Serán pocas, aunque fuera una sola, ¿y no fue uno solo aquél que sustrayéndose de mi Querer desadornó, rompió mis planes, destruyó la finalidad de la Creación?  Así una sola puede adornarla y realizarla en su finalidad, pero mis obras no quedan jamás aisladas, así que tendré el ejército de las almas que vivirán en mi Querer, y en ellas tendré la Creación reintegrada, toda bella y hermosa como salió de mis manos, de otra manera no tendría tanto interés de hacerla conocer”. Vol. 14 del 11 de Sept. de 1922

 

Dios al hacer las obras que deben servir  al bien general,

concentra en una criatura todo el bien que quiere dar.

 

(1) Estaba pensando en todo lo que mi siempre amable Jesús me va manifestando acerca de su Santísima Voluntad, y muchas dudas y dificultades aparecían en mi mente, que no creo que sea necesario decirlas aquí.  Después, moviéndose en mi interior y estrechándome fuerte a su corazón me ha dicho:

(2) "Hija amada de mi Voluntad, tú debes saber que cuando quiero hacer obras grandes, obras en que toda la familia humana debe tomar parte, siempre y cuando lo quiera, es mi costumbre el concentrar en una sola criatura todos los bienes, todas las gracias que esta obra contiene, a fin de que todos los demás, como de una fuente, puedan tomar aquel bien por cuanto quieran.  Cuando hago obras individuales doy cosas limitadas, en cambio cuando hago obras que deben servir al bien general, doy cosas sin límite.  Esto hice en la obra de la Redención, para poder elevar a una criatura a concebir a un hombre y Dios, debí concentrar en Ella todos los bienes posibles e imaginables, debí elevarla tanto, de poner en Ella el germen de la misma fecundidad Paterna, y así como mi Padre Celestial me generó virgen en su seno con el germen virginal de su fecundidad eterna, sin obra de mujer, y en este mismo germen procedió el Espíritu Santo, así mi Celestial Mamá, con este germen eterno, todo virginal de la fecundidad Paterna, me concibió en su seno virgen, sin obra de hombre.  La Trinidad Sacrosanta debió dar de lo suyo a esta Virgen Divina para poder concebirme a Mí, Hijo de Dios.  Jamás hubiera podido concebirme mi Santa Mamá sin tener ningún germen; ahora, como Ella era de la raza humana, este germen de la fecundidad eterna dio virtud de concebirme hombre, y como el germen era divino, al mismo tiempo me concibió Dios; y así como al generarme el Padre al mismo tiempo procedió el Espíritu Santo, así al mismo tiempo que me generé en el seno de mi Mamá, procedió la generación de las almas, así que todo lo que ‘ab eterno’ sucedió a la Santísima Trinidad en el Cielo, se repite en el seno de mi amada Mamá.  La obra era grandísima e incalculable a mente creada, debía concentrar todos los bienes y aun a Mí mismo para hacer que todos pudieran encontrar lo que querían, por eso debiendo ser la obra de la Redención tan grande de arrollar a todas las generaciones, quise por tantos siglos las oraciones, los suspiros, las lágrimas, las penitencias de tantos patriarcas, profetas y de todo el pueblo del antiguo testamento, y esto lo hice para disponerlos a recibir un bien tan grande y para disponerme a concentrar en esta Celestial Criatura todos los bienes que todos debían disfrutar.  Ahora, ¿qué movía a pedir, a suspirar, etc., a este pueblo?  La promesa del futuro Mesías, esta promesa era como el germen de tantas súplicas y lágrimas, si no hubiera estado esta promesa ninguno habría tenido ni siquiera un pensamiento, ninguno habría esperado la salvación.

(3) Ahora hija mía, pasemos a mi Voluntad, ¿tú crees que sea una Santidad como las otras santidades?  ¿Un bien, una gracia casi al parejo de las otras que he hecho durante tantos siglos a los demás santos y a toda la Iglesia?  No, no, aquí se trata de una época nueva, de un bien que debe servir a todas las generaciones; pero es necesario que todo este bien lo concentre primero en una sola criatura, como hice en la Redención concentrando todo en mi Mamá, mira un poco cómo las cosas van casi iguales:  Para hacer venir la Redención y disponer a las almas a esto, hice la promesa del futuro Mesías, a fin de que con el esperarlo no sólo se dispusieran, sino que pudieran encontrar también ellos en el futuro Redentor su salvación.  Ahora, para disponer a las almas a vivir en mi Querer y darles parte de los bienes que Él contiene y hacer regresar al hombre sobre el camino de su origen, como fue creado por Mí, quise ser el primero en rogar, haciendo resonar mi voz de un punto al otro de la tierra y hasta en lo alto del Cielo diciendo:  ‘Padre nuestro que estás en los Cielos’.  No dije Padre mío, sino que lo llamé Padre de toda la familia humana, para comprometerlo en lo que debía agregar:  ‘Que todos santifiquen tu nombre, a fin de que venga tu reino sobre la tierra y tu Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra’.  Era esta la finalidad de la Creación, y Yo pedía al Padre que se cumpliera.  En cuanto Yo recé, el Padre cedió a mis súplicas y formé el germen de tanto bien, y para hacer que este germen fuera conocido, enseñé a los apóstoles mi oración, y estos la transmitieron a toda la Iglesia, a fin de que así como el pueblo del futuro Redentor encontraba la salvación en Él y se disponían a recibir al Mesías prometido, así con este germen formado por Mí, la Iglesia ruega y repite tantas veces mi misma oración y se dispone a recibir, el que reconozcan y amen a mi Celestial Padre como Padre de ellos, de manera de merecer ser amados como hijos y reciban el gran bien de que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra.  Los mismos santos han formado su santidad en este germen y en esta esperanza de que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra, los mártires han esparcido su sangre, no hay bien que no derive de este germen, así que toda la Iglesia ruega, y así como las lagrimas, las penitencias, las oraciones para tener al Mesías eran dirigidas hacia aquella Virgen excelsa, a la cual debía disponer para concentrar tanto bien para poder recibir a su Salvador, si bien no conocían quién fuese, así ahora, la Iglesia cuando recita el Padre Nuestro es propiamente por ti que ruega, para hacer que concentre en ti todo el bien que contiene mi Querer, el modo, el cómo la Voluntad Divina tenga vida en la tierra como en el Cielo.  Y si bien no eres conocida, la Iglesia haciendo eco a mi oración:  ‘Sea hecha tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra’, me ruega, me apresura a que concentre todo este bien en una segunda virgen, a fin de que como otra salvadora salve a la humanidad en peligro, y haciendo uso de mi inseparable amor y misericordia oiga favorablemente mi misma plegaria unida a aquella de toda la Iglesia y hago regresar al hombre a su origen, a la finalidad con la que lo he creado, esto es, que mi Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo.  Es esto propiamente el vivir en mi Querer, todo lo que te voy manifestando a esto te empuja, en esto te confirmo, este es el gran fundamento que voy formando en tu alma, y para hacer esto voy concentrando todas las gracias pasadas, presentes y futuras que he hecho a todas las generaciones, más bien las duplico, las multiplico, porque siendo mi Querer la cosa más grande, más santa, más noble, que no tiene principio ni fin, para ponerlo en una criatura es justo y decoroso que concentre en ella todos los bienes posibles, gracias innumerables, pureza y nobleza divinas, a fin de que tenga el mismo cortejo que tiene en el Cielo esta mi Voluntad.  Es la misma que obró en la Redención, que quiso servirse de una Virgen, ¿cuáles portentos y prodigios de gracias no obró en Ella?  Ella es grande, contiene todos los bienes y al obrar obra como magnánima, y si se trata de hacer obras, de hacer bien a toda la humanidad, pone en juego todos sus bienes.  Ahora quiere servirse de otra virgen para concentrar su Voluntad y dar principio en hacer conocer que su Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, y si en la Redención quiso venir a salvar al hombre perdido, a satisfacer por sus culpas, lo cual era impotente de hacerlo él mismo, a darle un refugio y tantos otros bienes que la Redención contiene, ahora mi Voluntad queriendo desahogar más en amor que en la misma Redención, con el hacer que se haga en la tierra como en el Cielo, viene a dar al hombre su estado de origen, su nobleza, la finalidad con la cual fue creado, viene a abrir la corriente entre su Voluntad y la humana, de manera que absorbida por esta Voluntad Divina, dominada le dará vida en ella y Ella reinará en la tierra como en el Cielo".

 

 

 

Luisa debe pisar la cabeza infernal.  El vivir en el Divino Querer es

el triunfo completo del Creador sobre la criatura.  La finalidad

principal de la venida de Jesús a la tierra fue que la Voluntad

Divina triunfe sobre la voluntad humana.

 

(1) Me sentía como inmersa en la luz interminable de la eterna Voluntad, y mi dulce Jesús me ha dicho:

(2) "Hija mía, mi Divinidad no tiene necesidad de obrar para hacer salir sus obras, basta sólo el quererlas, así que quiero y hago; las obras más grandes, más bellas, salen fuera sólo con que las quiera; en cambio la criatura aunque las quisiera, si no trabaja, no se mueve, nada hace.  Ahora, para quien hace suyo mi Querer y vive en Él como en su propia morada, le viene comunicado, por cuanto a criatura es posible, el mismo poder".

(3) Mientras esto decía, me sentía jalar fuera de mí misma, y encontraba bajo mis pies a un feo monstruo que se mordía todo por la rabia, y Jesús estando cerca de mí ha agregado:

(4) "Así como mi Virgen Madre aplastó la cabeza a la serpiente infernal, así quiero que otra virgen, que debe ser la primera poseedora de la Voluntad Suprema, aplaste de nuevo aquella cabeza infernal, para aplastarlo y debilitarlo en modo de arrojarlo en el infierno, a fin de que tenga pleno dominio sobre de él y no ose acercarse a quien debe vivir en mi Querer, por eso pon tu pie sobre su cabeza y aplástalo".

(5) Yo, osadamente lo he hecho, y aquél se mordía de más y para no sentir mi contacto se escondía en los más obscuros abismos.  Entonces Jesús ha dicho:

(6) "Hija mía, tú crees que sea nada el vivir en mi Querer, no, no, más bien es el todo, es el cumplimiento de todas las santidades, es el dominio absoluto de sí mismo, de sus pasiones y de sus capitales enemigos, es el triunfo completo del Creador sobre la criatura, así que si ella se adhiere y Yo logro que viva en mi Querer, sin querer conocer más su querer, no tengo más que querer de la criatura, y ella no tiene más que darme, todas mis ansias están cumplidas, realizados mis designios, no queda más que hacernos felices mutuamente.  Es verdad que vine a la tierra para redimir al hombre, pero mi finalidad principal fue que la Voluntad Divina triunfase sobre la voluntad humana poniendo de acuerdo estas dos voluntades y hacer de ellas una sola, con llevarla en aquella Voluntad de donde había salido.  Era esta la principal ofensa que mi Padre Celestial recibió del hombre, y Yo debía resarcirlo, de otra manera no le habría dado plena satisfacción.  Pero para obtener la primera finalidad debí primero poner fuera la segunda, esto es, salvarlo, darle la mano porque estaba caído, lavarlo del fango en el cual yacía; ¿cómo podía decir ven a vivir en mi Querer, si era horrible al verse y estaba bajo la esclavitud del enemigo infernal?  Entonces, después de haber obtenido la segunda finalidad, quiero poner a salvo la primera, que mi Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, y el hombre salido de mi Voluntad reentre de nuevo en Ella, y para obtener esto, doy a esta primera criatura todos mis méritos, todas mis obras, los pasos, mi corazón palpitante, mis llagas, mi sangre, toda mi Humanidad, para disponerla, para prepararla, para hacerla entrar en mi Voluntad, porque primero debe tomar el fruto completo de mi Redención, y como en triunfo entrar en posesión del mar inmenso de mi Suprema Voluntad, no quiero que entres como extraña sino como hija, no pobre sino rica, no fea sino bella, como si fueras otro Yo.  Por eso quiero concentrar toda mi Vida en ti".

(7) Y mientras esto decía salían de Él como tantos mares que se vertían sobre de mí, y yo quedaba dentro, abismada, y al mismo tiempo un sol que expandía su luz, porque recibía el fruto completo de la Redención para poder dar el fruto completo de su Querer a la criatura, era el Sol del Eterno Querer que festejaba la entrada de la voluntad humana en la suya.

(8) Y Jesús:  “Esta mi Voluntad Divina creció como una flor en mi Humanidad, la cual Yo trasplanté del Cielo al verdadero edén de mi Humanidad terrenal; germinó en mi sangre, brotó de mis llagas para hacer de Ella el don más grande a la criatura, ¿no quieres recibirlo tú?”

(9) Y yo:  "Sí".

(10) Y Él:  "Quiero trasplantarla en ti, ámala y debes saber custodiarla". Vol. 15 Abril 28 de 1923.

 

 

 

 

 

 

La Virgen fue el inicio, el origen, el germen del Fiat Voluntas Tua

como en el Cielo así en la tierra.  Jesús sobre este germen de su mismo

Querer que encontró en su Divina Madre formó el gran plano de la

voluntad humana en la Voluntad Divina.  Ahora, por medio de otra

criatura, abrirá el campo de este plano a las generaciones.

 

(1) Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús, y poniéndome a rezar le pedía que no tardara en venir a mi pobre alma, que no podía ya más.  Entonces con sorpresa mía lo he visto que estaba estrechado a mi cuello, rodeándome con sus brazos, y con su rostro que tocaba el mío, y con una luz que quería infundir en mi mente; yo, como atraída lo he besado, pero como si quisiera rechazar la luz y decía entre mí:  “A mí no me importa conocer las cosas, lo que quiero es salvar mi alma, y Jesús sólo me basta para salvarme, todo lo demás es nada”.  Entonces Jesús me ha tocado la frente, no he podido resistir más, y la luz entraba en mí y decía:

(2) “Hija mía, quien es llamado a un oficio debe conocer los secretos, la importancia, los deberes, los bienes, el fundador y todo lo que a ese oficio pertenece.  Has de saber que una simple criatura rompió las relaciones que existían entre la Voluntad Divina y la criatura, esta ruptura destruyó los planes que la Divinidad tenía en la creación del hombre; ahora, a otra simple criatura, si bien dotada de tantas gracias y privilegios, cual fue la Virgen, Reina de todos, pero siempre pura criatura, le fue dado el oficio de tener que reanudar, cimentar y ponerse en relaciones con la Voluntad de su Creador para reparar la primera ruptura de aquella primera criatura; mujer la primera, mujer la segunda.  Fue propiamente Ella, que con vincular su querer al nuestro nos restituyó el honor, el decoro, la sujeción, los derechos de la Creación; ¿no fue una sola criatura la que tuvo el inicio del mal y la que formó el germen de la ruina de todas las generaciones?  Así, esta sola Criatura Celestial tuvo el inicio del bien, con ponerse en relación con la Voluntad de su Creador formó el germen de aquel Fiat Eterno que debía ser la salvación, la santidad, el bienestar de todos.  Ahora, esta Celestial Criatura, conforme crecía, así crecía en Ella el germen de aquel Fiat Eterno, que haciéndose árbol, el Verbo Eterno se sintió raptado a reposarse bajo la sombra de su Eterno Querer, y quedó concebido, formando su Humanidad en aquel seno virginal, en el cual reinaba como Rey dominante su Supremo Querer.  Mira entonces como todos los bienes descienden de mi Supremo Querer, y todos los males salen en campo cuando la criatura se sustrae de la Voluntad Divina.  Entonces, si no hubiera encontrado una criatura que tuviese por vida mi Querer, y que no se hubiera puesto en relación Conmigo con aquellos vínculos de la Creación queridos por Mí, no habría querido ni podido descender del Cielo y tomar carne humana para salvar al hombre, así que mi Mamá fue el inicio, el origen, el germen del “Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in terra”; porque una criatura lo había destruido, era justo que otra criatura debía reedificarlo.  Y mi Humanidad, que jamás se separó de mi Divinidad, sobre este germen de mi mismo Querer que encontré en mi Divina Madre formé el gran plano de la voluntad humana en la Divina Voluntad; con mi voluntad humana unida a la Divina no hubo acto humano que no pusiera en relación con el Querer Supremo; con el Querer Divino estaba al día de todos los actos de todas las generaciones, con el querer humano los iba reparando y los vinculaba con el Eterno Querer; no hubo acto que me escapara y que no fuera ordenado por Mí en la luz purísima de la Suprema Voluntad.  La Redención, podría decir que me costó poco, habrían bastado mi Vida externa, las penas de mi Pasión, mis ejemplos, mi palabra, y la habría hecho en muy poco tiempo; pero para formar el gran plano de la voluntad humana en la Divina, para unir todas las relaciones y vínculos por ella rotos, debí poner todo mi interior, toda mi Vida oculta, todas mis penas íntimas, que son de más duración y más intensas que mis penas externas, y que aún no son conocidas; basta decir que no era el solo perdón lo que impetraba, la remisión de las culpas, el refugio, la salvación, la defensa en los graves peligros de la vida del hombre, como lo impetré en mi Pasión, sino era el resurgimiento de todo el interior, debía hacer surgir ese Sol del Querer Eterno, que atando con fuerza raptora todo el interior del hombre, aun las más íntimas fibras, debía conducirlo al seno de mi Padre Celestial como renacido en su Eterno Querer.  ¡Oh! cómo me fue más fácil conseguirle la salvación que reordenarle su interior en mi Supremo Querer, y si esto no lo hubiera hecho, la Redención no habría estado completa, ni hubiera sido obra digna de un Dios, ni habría ajustado ni ordenado todas las partidas del hombre, ni restituido aquella santidad perdida con haberse sustraído y roto las relaciones con la Divina Voluntad.  El plano está ya hecho, pero para hacerlo conocer era necesario que primero el hombre conociera que con mi Vida y Pasión podía obtener el perdón y la salvación, para disponerlo a hacerle conocer cómo le había conseguido la cosa más grande y más importante, que es el resurgimiento de su querer en el mío, para restituirle su nobleza, las relaciones rotas con mi Voluntad, y con esto su estado de origen.

(3) Ahora hija mía, si mi eterna sabiduría dispuso que una Celestial y la más Santa de todas las criaturas preparara el germen de mi Santo Querer, en el cual Yo formé el plano del resurgimiento del hombre en mi Suprema Voluntad, ahora por medio de otra criatura, haciéndola entrar en las eternas moradas de mi Querer y vinculando su voluntad con la mía, uniéndola a todos mis actos le hago resurgir todo su interior en el Eterno Sol de mi Querer, y abro el campo de este plano a las generaciones, de manera que quien quiera pueda entrar en él para ponerse en relación con la Voluntad de su Creador, y si hasta ahora han gozado los bienes de la Redención, ahora pasarán a gozar los frutos del Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in terra, aquella felicidad perdida, aquella dignidad y nobleza, aquella paz toda celestial que con hacer su voluntad el hombre había hecho desaparecer de la faz de la tierra.  Gracia más grande no podría hacer, porque con ponerlo de nuevo en relación con mi Voluntad, le restituyo todos los bienes con los que lo doté al crearlo.  Por eso sé atenta, porque se trata de abrir un gran campo de bienes a todos tus hermanos”. Vol.16 de Agosto 13 de 1923

 

 

 

Todas las criaturas giran alrededor de Dios,

así como la tierra gira alrededor del sol.

 

(1) Estaba pensando cómo todas las cosas giran alrededor del sol, la tierra, nosotros, todas las criaturas, el mar, las plantas, todos, en suma, todos giramos alrededor del sol, y porque giramos alrededor del sol quedamos iluminados, recibimos su calor, así que él refleja sus ardientes rayos sobre todos, y nosotros, la Creación toda con girarle alrededor gozamos de su luz y recibimos parte de los efectos y bienes que contiene el sol.  Ahora, ¿cuántos seres giran alrededor del Sol Divino?  Todos:  todos los ángeles, los santos, los hombres, todas las cosas creadas, la misma Mamá Reina, ¿no tiene acaso el primer giro, que rápidamente girando alrededor de Él absorbe todos los reflejos del Sol Eterno?  Ahora, mientras esto pensaba, mi Divino Jesús se ha movido en mi interior, y estrechándome toda a Él me ha dicho:

(2) “Hija mía, fue precisamente ésta la finalidad para la cual creé al hombre, para que me girara siempre alrededor, y Yo, como Sol, estando en el centro de su giro debía hacer reflejar en él mi luz, mi amor, mi semejanza y toda mi felicidad; a cada giro suyo debía darle siempre nuevos contentos, nueva belleza y flechas más ardientes.

(3) Antes que el hombre pecase mi Divinidad no estaba oculta al hombre, porque con girarme en torno, él era mi reflejo, por tanto era la pequeña luz, era entonces como connatural que siendo Yo el gran Sol, la pequeña luz pudiera recibir los reflejos de la mía; en cuanto pecó se detuvo de girarme en torno, su pequeña luz se oscureció, se volvió ciego y perdió la luz para poder ver en carne mortal mi Divinidad, por cuanto la criatura es capaz, tanto, que al venir a redimir al hombre tomé carne mortal para hacerme ver, no sólo porque junto con la carne el hombre había pecado, y Yo junto con la carne debía expiar, sino porque le faltaban los ojos para poder ver mi Divinidad, tan es cierto, que mi Divinidad que habitaba en mi Humanidad, como relámpagos y a gotas pudo hacer apenas salir algún rayo de luz de mi Divinidad.  Mira entonces qué gran mal es el pecado, es perder el hombre su giro en torno a su Creador, es anular la finalidad de su creación, es cambiarse de luz en tinieblas, de bello en horrible, es un mal tan grande, que con toda mi Redención no pude restituirle los ojos para poder ver en carne mortal a mi Divinidad, sino sólo cuando esta carne del hombre, deshecha, pulverizada por la muerte, resucite de nuevo en el día del juicio.  ¿Qué sucedería si la Creación toda pudiera faltar a su giro en torno al sol?  Todas las cosas se trastornarían, perderían la luz, la armonía, la belleza, una cosa chocaría con la otra, y a pesar de que hubiera sol, no girando alrededor de él, el sol estaría para toda la creación como muerto.  Ahora, el hombre con el pecado original perdió su giro alrededor de su Creador y por eso perdió el orden, el dominio de sí mismo, la luz, y cada vez que peca, no sólo no gira en torno a su Dios, sino que ni siquiera en torno a los bienes de la Redención, que como nuevo sol vino a traerle el perdón y la salvación.  ¿Pero sabes tú quién no se detiene jamás en su giro?  El alma que hace y vive en mi Voluntad, ella corre siempre, no se detiene jamás y recibe todos los reflejos de mi Humanidad, y también los rayos de luz de mi Divinidad”. Vol. 16 del 14 de Sept. 1923

 

 

 

Con las palabras de Jesús en el huerto:  “No se haga mi voluntad

sino la Tuya”, acordó con su Padre Celestial que la Voluntad

Divina tomara su puesto de honor en la criatura.

 

(1) Estaba pensando en las palabras de Jesús en el huerto cuando dijo:  “Padre, si es posible pase de Mí este cáliz, pero, non mea voluntas, sed Tua Fiat”.  Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, ¿crees tú que fue el cáliz de mi Pasión por el cual decía al Padre:  ‘Padre, si es posible pase de Mí este cáliz?’  No, absolutamente no, era el cáliz de la voluntad humana que contenía tal amargura y plenitud de vicios, que mi voluntad humana unida a la Divina sintió tal repugnancia, terror y espanto, que grité:  ‘Padre, si es posible pase de Mí este cáliz’.  Cómo es fea la voluntad humana sin la Voluntad Divina, la cual casi como dentro de un cáliz se encierra dentro de cada criatura; no hay mal en las generaciones del cual ella no sea el origen, la semilla, la fuente, y Yo, viéndome cubierto por todos estos males que ha producido la voluntad humana, frente a la santidad de la mía me sentía morir, y habría muerto de verdad si la Divinidad no me hubiera sostenido.  ¿Pero sabes tú por qué agregué, y por tres veces:  ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat?’  Yo sentía sobre de Mí todas las voluntades de las criaturas juntas, todos sus males, y a nombre de todas grité al Padre:  ‘No se haga más la voluntad humana en la tierra, sino la Divina; la voluntad humana sea desterrada y la Tuya reine’.  Así que desde entonces, y lo quise hacer desde el principio de mi Pasión, porque era la cosa que más me interesaba y la más importante, la de llamar a la tierra el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra.  Yo era el que a nombre de todos decía:  ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat’.  Desde entonces Yo constituía la época del Fiat Voluntas Tua sobre la tierra; y con decirlo por tres veces, en la primera la impetraba, en la segunda la hacía descender, en la tercera la constituía reinante y dominadora; y con decir:  ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat’, Yo intentaba vaciar a las criaturas de su voluntad y llenarlas de la Divina.

(3) Antes de morir, porque no me quedaban más que horas, Yo quise contratar con mi Padre Celestial mi primera finalidad por la cual vine a la tierra, que la Divina Voluntad tomara su primer lugar de honor en la criatura. El sustraerse de la Voluntad Suprema había sido el primer acto del hombre, y por lo tanto nuestra primera ofensa, todos sus demás males entran en el orden secundario, y Yo debí primero realizar la finalidad del Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in terra, y después formar con mis penas la Redención, porque la misma Redención entra en el orden secundario; es siempre mi Voluntad la que tiene el primado sobre todas las cosas, y si bien de los frutos de la Redención se vieron los efectos, pero fue en virtud de este contrato que Yo hice con mi Padre Divino, el que su Fiat debía venir a reinar sobre la tierra, realizando la verdadera finalidad de la creación del hombre y mi finalidad primaria por la cual vine a la tierra, que el hombre pudo recibir los frutos de la Redención, de otra manera habría faltado el orden a mi sabiduría; si el principio del mal fue su voluntad, a ésta debía Yo ordenar y restablecer, reunir Voluntad Divina y humana, y si bien se vieron primero los frutos de la Redención, esto dice nada; mi Voluntad es como un rey, que si bien es el primero entre todos, llega al último, precediéndolo por su honor y decoro sus pueblos, ejércitos, ministros, príncipes y toda la corte real.  Así que primero eran necesarios los frutos de mi Redención para hacer encontrar la corte real, los pueblos, los ejércitos, los ministros, a la altura de la Majestad de mi Voluntad.

(4) ¿Pero sabes tú quién fue la primera en gritar junto Conmigo:  ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat’?  Fue mi pequeña recién nacida en mi Voluntad, mi pequeña hija, que tuvo tal repugnancia, tal espanto de su voluntad, que temblorosa se estrechó a Mí y gritó junto Conmigo:  ‘Padre, si es posible pase de mí este cáliz de mi voluntad’, y llorando agregaste junto Conmigo:  ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat’.  ¡Ah! sí, estuviste tú junto Conmigo en aquel primer contrato con mi Padre Celestial, porque se necesitaba al menos una criatura que debía hacer válido este contrato, de otra manera, ¿a quién darlo?  ¿A quién confiarlo?  Y para volver más segura la custodia del contrato, te hice don de todos los frutos de mi Pasión, formándolos a tu alrededor como un ejército formidable, que mientras hace su cortejo real a mi Voluntad, hace guerra encarnizada a la tuya, por eso, ánimo en el estado en el que te encuentras, quita el pensamiento de que Yo pueda dejarte, esto sería en menoscabo de mi Querer, siendo que tengo el contrato de mi Voluntad depositado en ti.  Por eso estate en paz, es mi Voluntad que te prueba, que quiere no sólo purificarte sino destruir aun la sombra de tu voluntad, por eso con toda paz sigue el vuelo en mi Querer, no te preocupes por nada, tu Jesús hará de manera que todo lo que pueda suceder dentro y fuera de ti, hará resaltar mayormente mi Voluntad, y ensanchará en ti los confines de la mía en tu voluntad humana; soy Yo quien llevará la batuta en tu interior, para dirigir todo en ti según mi Querer.  Yo no me ocupé de otra cosa sino sólo de la Voluntad de mi Padre, y como todas las cosas están en Ella, por eso me ocupé de todo; y si enseñé alguna oración, no fue otra sino que la Divina Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra, pero era la oración que encierra todo.  Así que Yo no giraba sino sólo en torno a la Voluntad Suprema, mis palabras, mis penas, mis obras, mis latidos estaban llenos de Voluntad Celestial.  Así quiero que hagas tú, debes girar tanto en torno a Ella, hasta hacerte quemar por el aliento eterno del fuego de mi Voluntad, de manera que pierdas cualquier otro conocimiento, y no sepas otra cosa, sino sólo y siempre mi Querer”. Vol. 16 de Enero 4 de 1924

 

 

La Divina Voluntad es latido primario

del alma y de todas las cosas creadas.

 

(1) Me estaba fundiendo toda en el Santo Querer Divino, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, cómo es bello ver a un alma fundirse en mi Voluntad, en cuanto el alma se funde en Ella, el latido creado toma lugar y vida en el latido increado y forman uno solo, y corre y late junto con el latido eterno.  Esta es la más grande felicidad del corazón humano, latir en el latido eterno de su Creador.  Mi Querer lo pone en vuelo y el latido humano se arroja en el centro de su Creador”.

(3) Entonces yo le he dicho:  “Dime amor mío, ¿cuántas veces gira tu Querer en todas las criaturas?”

(4) Y Jesús:  “Hija mía, mi Querer, en cada latido de criatura forma su giro completo en toda la Creación, y así como el latido en la criatura es continuo, y si cesa el latido cesa la vida, así mi Voluntad, más que latido, para dar Vida Divina a las criaturas gira y forma el latido de mi Voluntad en cada corazón.  Mira entonces cómo está mi Voluntad en cada criatura, como latido primario, porque el suyo es secundario.  Es más, si latido de criatura hay, es en virtud del latido de mi Voluntad, más bien, esta mi Voluntad forma dos latidos, uno para el corazón humano como vida del cuerpo; y otro para el alma, como latido y vida del alma.  ¿Pero quieres saber tú qué hace este latido de mi Voluntad en la criatura?  Si piensa, mi Voluntad corre y circula como sangre en las venas del alma y le da el pensamiento divino, a fin de que haga a un lado el pensamiento humano y dé el lugar primario al pensamiento de mi Voluntad; si habla, quiere el lugar la palabra de mi Voluntad; si obra, si camina, si ama, mi Voluntad quiere el lugar de la obra, del paso, del amor.  Es tanto el amor y el celo de mi Voluntad en la criatura, que mientras late, si la criatura quiere pensar se hace pensamiento, si quiere mirar se hace ojo, si quiere hablar se hace palabra, si quiere obrar se hace obra, si quiere caminar se hace pie, si quiere amar se hace fuego, en suma, corre y gira en cada acto de la criatura para tomar en él su lugar primario que le es debido; pero con sumo dolor nuestro la criatura le niega este lugar de honor y da este lugar a su voluntad humana, y mi Voluntad es obligada a estarse en la criatura como si no tuviera ni pensamiento, ni ojo, ni palabra, ni manos, ni pies, sin poder desarrollar la Vida de mi Voluntad en el centro del alma de la criatura.  ¡Qué dolor!  ¡Qué gran ingratitud!  ¿Pero quieres saber quién me da campo libre y hace obrar a mi Voluntad como latido de vida en su alma?  Quien vive en mi Voluntad.  ¡Oh! cómo en ella desarrolla bien su Vida y se constituye pensamiento de su pensamiento, ojo de su ojo, palabra de su boca, latido de su corazón y así de todo lo demás.  ¡Oh! cómo nos entendemos inmediatamente, y mi Voluntad logra el intento de formar su Vida en el alma de la criatura.  Y no sólo en la criatura racional mi Voluntad tiene su lugar primario y es como latido que dando la circulación a la vida del alma, corre a dar vida a todos los actos de la criatura, sino que en todas las cosas creadas mi Voluntad tiene su lugar primario y circula como latido de vida, desde la más pequeña cosa creada hasta la más grande, y ninguno puede separarse de la potencia e inmensidad de mi Voluntad.  Ella se hace vida del cielo azul y mantiene en él siempre nuevo y vívido el celestial color, no puede decolorarse, ni cambiarse, ni perder el brillo, porque mi Voluntad así quiso que fuera, y una vez establecido así, Ella no cambia; mi Voluntad es vida de la luz y del calor del sol, y con su latido de vida conserva siempre igual y viva la luz y el calor, y lo tiene inmóvil en mi Voluntad, sin poderse apartar, ni crecer ni decrecer en el bien que debe hacer toda la tierra.  Mi Voluntad es vida del mar y en él forma el murmullo de las aguas, el serpentear de los peces, las olas estruendosas.  ¡Oh! cómo mi Voluntad hace gala de la potencia que contiene y desarrolla su Vida con tanta majestad y absoluto dominio en las cosas creadas, que ni el mar puede dejar de murmurar, ni el pez de nadar; es más, podría decir que es mi Voluntad la que murmura en el mar, mi Voluntad que nada en el pez, mi Voluntad que forma las olas y con su ruido hace oír que ahí está su Vida, que puede hacer todo como le parece y como le gusta.  Mi Voluntad es latido de vida en el pájaro que trina, en el piar del pollito, en el cordero que bala, en la tórtola que gime, en las plantas que vegetan, en el aire que todos respiran, en suma, en todo mi Voluntad tiene su Vida y forma con su potencia el acto que Ella quiere, así que tiene la armonía en todas las cosas creadas y forma en ellas los diversos efectos, colores, oficios que cada una contiene.  ¿Pero sabes para qué?  Para hacerme conocer por la criatura, para ir a ella, para cortejarla, para amarla con tantos actos diversos de mi Voluntad por cuantas cosas creé.  Mi Amor no estuvo contento con ponerle en el fondo del alma a mi Voluntad como latido de vida, sino que quiso poner mi Voluntad en todas las cosas creadas, a fin de que también por fuera mi Voluntad no la dejara jamás, y así pudiera conservarse y crecer en la santidad de mi misma Voluntad, y todas las cosas creadas le fueran de incentivo, de ejemplo, de voz y de reclamo continuo para hacerla siempre correr en el cumplimiento de mi Voluntad, finalidad única para la cual fue creada.  Pero la criatura se hace sorda a las tantas voces de la Creación, ciega a la vista de tantos ejemplos, y si abre los ojos los fija en su voluntad.  ¡Qué pena!  Por eso te recomiendo que no quieras salir jamás de mi Voluntad si no quieres multiplicar mi dolor y perder la finalidad para la cual fuiste creada”. Vol. 17 del 6 de Oct. 1924

 

 

La misión de la Divina Voluntad reflejará a la Santísima

Trinidad en la tierra, y hará que el hombre regrese a su origen.

 

(1) Después de haber escrito lo que está arriba, me he puesto a hacer la adoración a mi crucificado Jesús, fundiéndome toda en su Santísima Voluntad, y mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior, y poniendo su santísimo rostro junto al mío, todo ternura me ha dicho:

(2) “Hija mía, ¿has escrito todo sobre la misión de mi Voluntad?”

(3) Y yo:   “Sí, sí, he escrito todo”.

(4) Y Él de nuevo:  “Y si te dijera que no has escrito todo, es más, la cosa más esencial la has dejado, por eso vuelve a escribir y agrega:  La misión de mi Voluntad reflejará a la Santísima Trinidad en la tierra; y como en el Cielo están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, inseparables entre Ellos, pero distintos entre Ellos, los cuales forman toda la bienaventuranza del Cielo, así en la tierra habrá tres personas que por su misión serán distintas e inseparables entre ellas:  la Virgen con su Maternidad, que refleja la Paternidad del Padre Celestial y encierra su potencia para cumplir su misión de Madre del Verbo Eterno y Corredentora del género humano; mi Humanidad para la misión de Redentor encerró la Divinidad, y el Verbo sin separarse jamás del Padre y del Espíritu Santo para manifestar mi Sabiduría celestial, agregando el vínculo de hacerme inseparable con mi Mamá; tú, para la misión de mi Voluntad, el Espíritu Santo hará desahogo de su amor manifestándote los secretos, los prodigios de mi Querer, los bienes que contiene para hacer felices a aquellos que querrán conocer cuánto bien contiene esta Voluntad Suprema, para amarla y hacerla reinar entre ellos, ofreciendo sus almas para hacerla habitar en sus propios corazones para poder formar su Vida en ellos, agregando el vínculo de la inseparabilidad entre tú, la Madre y el Verbo Eterno.  Estas tres misiones son distintas e inseparables, y las primeras dos han preparado las gracias, la luz, el trabajo, y penas inauditas para la tercera misión de mi Voluntad, para fundirse ambas en ella, sin dejar su oficio para encontrar reposo, porque sólo mi Voluntad es reposo celestial.  Estas misiones no se repiten, porque es tal y tanta la exuberancia de la gracia, de la luz, del conocimiento, que todas las generaciones humanas podrán quedar llenas, más bien, no podrán contener todo el bien que contienen.  Estas misiones están simbolizadas en el sol, que al crearlo lo llené de tanta luz y calor, de modo que todas las generaciones humanas tienen luz sobreabundante,  y no tuve en cuenta que al principio de la Creación, estando sólo Adán y Eva  que debían gozárselo, hubiera podido poner en el sol una luz que bastase solamente para ellos dos, y conforme debían crecer las generaciones acrecentar nueva luz; no, no, lo hice lleno de luz como es todavía ahora y será.  Mis obras, por decoro y honor de nuestra potencia, sabiduría y amor, son siempre hechas con la plenitud de todo el bien que contienen, no sujetas a crecer o decrecer; así hice con el sol, concentré en él toda la luz que debía servir hasta al último hombre.  ¿Y cuántos bienes no hace el sol a la tierra?  ¿Cuánta gloria en su muda luz no da a su Creador?  Puedo decir que me glorifica y me hace conocer más el sol en su mudo lenguaje, por los inmensos bienes que hace a la tierra, que todas las demás cosas juntas, y esto porque es pleno en su luz y estable en su curso.  Cuando miré el sol que con tanta luz sólo Adán y Eva gozaban, miré también a todos los vivientes, y viendo que esa luz debía servir a todos, mi paterna bondad exultó de alegría y quedé glorificado en mis obras.  Así hice con mi Mamá, la llené de tanta gracia que puede dar gracias a todos sin agotar una sola; así hice con mi Humanidad, no hay bien que no posea, encierra todo, aún a la misma Divinidad, para darla a quien la quiera; así he hecho contigo, he encerrado en ti mi Voluntad, y con Ella me he encerrado a Mí mismo; he encerrado en ti sus conocimientos, sus secretos, su luz; he llenado tu alma hasta el borde, tanto, que lo que escribes no es otra cosa que el desahogo de lo que contienes de mi Voluntad, y a pesar de que ahora te sirve sólo a ti, y algún rayo de luz a alguna otra alma, Yo me contento, porque siendo luz, por sí misma, más que segundo sol se hará camino para iluminar las generaciones humanas y llevar el cumplimiento de nuestras obras, que nuestra Voluntad sea conocida y amada y reine como vida en las criaturas.  Esta fue la finalidad de la Creación, éste su principio, éste será el medio y el fin.  Por eso sé atenta, porque se trata de poner a salvo esa Voluntad Eterna que con tanto amor quiere habitar en las criaturas, pero quiere ser conocida, no quiere estar como extraña, sino quiere dar sus bienes y hacerse vida de cada uno, pero quiere sus derechos, su lugar de honor, quiere que la voluntad humana se ponga a un lado, única enemiga suya y del hombre.  La misión de mi Voluntad fue la finalidad de la creación del hombre.  Mi Divinidad no partió del Cielo, de su trono, pero mi Voluntad no sólo partió, sino que descendió en todas las cosas creadas y ahí formó su Vida.  Pero mientras todas las cosas me reconocieron, y Yo con majestad y decoro en ellas habito, sólo el hombre me arrojó; pero Yo quiero conquistarlo y vencerlo, y por eso mi misión no ha terminado, por eso te he llamado a ti, confiándote mi misma misión, a fin de que pongas en el regazo de mi Voluntad al que me arrojó, y todo me regrese en mi Querer.  Por eso no te asombres por cuantas cosas grandes y maravillosas pueda decirte para esta misión, por cuantas gracias pueda hacerte, porque no se trata de hacer un santo, de salvar a las generaciones, sino se trata de poner a salvo una Voluntad Divina, que todos regresen al principio, al origen del cual todos salieron, y que la finalidad de mi Voluntad tenga su cumplimiento”.Vol. 17 del 4 de Mayo de 1925

 

 

19-12

Abril 16, 1926

 

Para vivir en el Divino Querer se necesita el pleno abandono en los

brazos del Padre Celestial.  La nada debe ceder la vida al Todo.

 

(1) Me sentía tan pequeña e incapaz de hacer nada, que he llamado en mi ayuda a mi Reina Mamá, a fin de que juntas pudiésemos amar, adorar, glorificar a mi sumo y único Bien por todos y a nombre de todos.  Mientras estaba en esto me he encontrado en una inmensidad de luz y toda abandonada en los brazos de mi Padre Celestial, más bien tan fundida como si formase una sola cosa con Él, de modo que no sentía más mi vida sino la de Dios.  Pero, ¿quién puede decir lo que sentía y hacía? Después de esto mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

(2) “Hija mía, todo lo que has sentido, tu pleno abandono en los brazos de nuestro Padre Celestial, el no sentir más tu misma vida, es la imagen del vivir en mi Querer, porque para vivir en Él se debe vivir más de Dios que de sí misma, más bien, la nada debe ceder la vida al Todo para poder hacer todo, y tener su acto en la cima de todos los actos de cada una de las criaturas. Así fue la Vida de mi Mamá Divina, Ella fue la verdadera imagen del vivir en mi Querer, su vivir fue tan perfecto en Él, que no hacía otra cosa que recibir continuamente de Dios lo que le convenía hacer para vivir en el Supremo Querer, así que recibía el acto de la adoración suprema, para poderse poner en la cima de cada adoración que todas las criaturas estaban obligadas a hacer hacia su Creador, porque la verdadera adoración tiene vida en la Tres Divinas Personas:  Nuestra concordia perfecta, nuestro amor mutuo, nuestra única Voluntad, forman la adoración más profunda y perfecta en la Trinidad Sacrosanta.  Por lo tanto, si la criatura me adora y su voluntad no está en acuerdo Conmigo, es palabra vana pero no adoración.  Por eso mi Mamá todo tomaba de Nosotros, para poderse difundir en todo y ponerse en la cima de cada acto de criatura, en la cima de cada amor, de cada paso, de cada palabra, de cada pensamiento, en la cima de cada cosa creada.  Ella ponía su acto primero sobre todas las cosas y esto le dio el derecho de Reina de todos y de todo, y superó en santidad, en amor, en gracia, a todos los santos que han sido y serán y a todos los ángeles unidos juntos.  El Creador se vertió sobre de Ella para darle tanto amor, para que tuviera amor suficiente para poderlo amar por todos, le comunicó la suma concordia y la Voluntad única de las Tres Divinas Personas, de modo que pudo adorar en modo divino por todos y suplir a todos los deberes de las criaturas; si esto no hubiese sido así, no sería una verdad que la Mamá Celestial superó a todos en la santidad, y en el amor, sino un modo de decir, pero Nosotros cuando hablamos, son hechos y no palabras.  Por eso todo encontramos en Ella, y así habiendo encontrado todo y a todos, todo le dimos, constituyéndola Reina y Madre del mismo Creador.

(3) Ahora hija de mi Suprema Voluntad, quien quiere todo debe encerrar todo y ponerse en la cima, como acto primero de los actos de todos, así que el alma debe estar en la cima de cada amor, de cada adoración, de cada gloria de cada una de las criaturas.  Mi Voluntad es todo, he aquí por qué la misión de la Soberana Reina y la tuya se puede decir que es una sola, y tú debes seguir paso a paso el modo como Ella estaba con Dios para poder recibir la capacidad divina, para poder tener en ti un amor que dice amor por todos, una adoración que adora por todos, una gloria que se difunde por todas las cosas creadas.  Tú debes ser nuestro eco, el eco de mi Mamá Celestial; y porque solamente Ella vivió perfecta y plenamente en el Supremo Querer, por eso te puede ser guía y hacerte de maestra.  ¡Ah, si tú supieras con cuánto amor te estoy alrededor, con cuánto celo te vigilo a fin de que no sea interrumpido tu vivir en mi eterno Querer!  Tú debes saber que estoy haciendo más contigo que con mi misma Mamá Celestial, porque Ella no tenía tus necesidades, ni tendencias, ni pasiones que pudiesen mínimamente impedir el curso de mi Voluntad en Ella, con suma facilidad el Creador se vertía en Ella y Ella en Él, así que mi Voluntad estaba siempre triunfante en Ella, por eso no tenía necesidad ni de empujarla ni de amonestaciones; en cambio contigo debo tener más atención, y cuando veo que alguna pasioncilla, alguna pequeña tendencia quiere surgir en ti, y también cuando tu voluntad humana quisiera tener algún acto de vida propia en ti, debo amonestarte, la potencia de mi Querer debe estar en acto de demoler lo que surge en ti y que no le pertenece a Él, y mi gracia y mi amor deben correr en aquello podrido que la voluntad humana va formando, o bien impedir con gracias anticipadas que esta podredumbre se pueda formar en tu alma, porque Yo amo tanto, me cuesta tanto el alma en la cual reina mi Querer y en la cual tiene su campo de acción divina el Fiat Supremo, fin único de toda la Creación y de la misma Redención, que la amo y me cuesta más que toda la Creación y que la misma Redención, porque la Creación fue el principio de nuestra obra hacia las criaturas, la Redención fue el medio, el Fiat será el final, y las obras cuando están cumplidas se aman más y adquieren el valor completo.  Mientras que una obra no está cumplida hay siempre qué hacer, qué trabajar, qué sufrir, no se puede calcular su justo valor, en cambio cuando está cumplida solamente queda el poseer y el gozar la obra hecha, y su valor completo viene a completar la gloria de Aquél que la ha formado, por eso la Creación y la Redención deben encerrarse en el Fiat Supremo.  ¿Ves entonces cuánto me cuestas y cuánto siento amarte?  El Fiat obrante y triunfante en la criatura es para Nosotros la cosa más grande, porque la gloria que Nosotros habíamos establecido recibir por medio de la Creación nos viene dada, nuestro fin, nuestros derechos, adquieren su pleno poder.  He aquí por qué mis premuras todas para ti, mis manifestaciones a ti, mi amor por toda la Creación y Redención, todo concentrado en ti, porque en ti quiero ver el triunfo de mi Voluntad”.

 

 

 

 

Si otras almas antes que Luisa hubieran vivido en la Divina Voluntad,

Jesús habría hecho uso de su Potencia para hacer traslucir fuera el

modo sublime del vivir en su Querer.  Vivir en el Divino Querer

significa un intercambio continuo de voluntad humana y Divina.

 

(1) De todo lo que mi dulce Jesús me ha dicho sobre su Santísimo Querer, estaba pensando entre mí:  “¿Puede ser acaso posible que no haya habido antes un alma que haya vivido en el Divino Querer, y que yo sea la primera?  Quién sabe cuántas otras ha habido antes que yo y en modo más perfecto y más activo que yo”.  Y mientras esto decía, mi siempre amable Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

(2) “Hija mía, ¿por qué no quieres reconocer el don, la gracia, tu misión de haber sido llamada en modo todo especial y nuevo a vivir en mi Querer?  Si hubiera habido otras almas en mi Iglesia antes que tú, siendo el vivir en mi Querer la cosa más importante, la que más me interesa y que tanto me apremia, ya estarían los trazos, las normas, las enseñanzas en mi Iglesia de quien hubiera tenido la suerte de hacer vida en mi Voluntad, ya estarían los conocimientos, los alicientes, los efectos, los bienes que contiene este vivir en mi Querer.  Si hubiera habido otras manifestaciones ya habría hecho Yo uso de mi potencia, haciendo traslucir fuera el modo sublime del vivir en mi Querer; en vista de mi gran complacencia y al verme honrado por el alma con la gloria de mi misma Voluntad, habría puesto en tales apuros a aquella alma, que no habría podido resistir en manifestar lo que Yo quería, y así como están los dichos y las enseñanzas del vivir resignado, paciente, obediente, etc., estaría también esto del vivir en mi Querer; sería verdaderamente extraño que la cosa que más amo la hubiera debido tener oculta; es más, cuanto más se ama una cosa, más se la quiere hacer conocer; cuanta más complacencia y gloria me da un modo de vivir, más quiero difundirlo.  No es naturaleza del verdadero amor ocultar lo que puede hacer felices y enriquecer a los demás.  Si tú supieras cómo suspiraba este tiempo en que vendría a la luz mi pequeña recién nacida en mi Voluntad, para hacerte vivir en mi Querer, y qué cortejo de gracia preparaba para obtener el intento, tú quedarías aturdida y me estarías más agradecida y más atenta.  ¡Ah, tú no sabes qué significa vivir en mi Querer!  Significa hacerme regresar las puras alegrías de la finalidad de la Creación, mis inocentes entretenimientos del por qué creé al hombre; significa quitarme toda la amargura que la pérfida voluntad humana me dio casi al nacer de la Creación; significa un intercambio continuo de voluntad humana y Divina, y el alma, temiendo de la suya, vive de la mía, y esta Voluntad mía va llenando al alma de gozos, de amor y de bienes infinitos.  ¡Oh, cómo me siento feliz al poder dar lo que quiero a esta alma, porque mi Voluntad contiene amplitud tal de poder recibir todo!  Así que entre Yo y ella no hay más divisiones, sino estable unión de obrar, de pensar, de amar, porque mi Voluntad la suple en todo, por eso estamos en acuerdo perfecto y en comunidad de bienes.  Había sido esta la finalidad de la creación del hombre, hacerlo vivir como hijo nuestro y poner en común con él nuestros bienes, a fin de que él fuese en todo feliz y Nosotros quedáramos complacidos por su felicidad.

(3) Ahora, el vivir en mi Querer es precisamente esto:  Es hacernos restituir la finalidad, los gozos y las fiestas de la Creación, ¿y tú dices que debía tenerlo oculto en mi Iglesia, sin hacerlo salir fuera?  Habría movido Cielo y tierra, habría arroyado los ánimos por una fuerza irresistible para hacer conocer lo que será cumplimiento de la Creación.  ¿Ves cuánto me interesa este vivir en mi Querer, que pone el sello a todas mis obras para que todas estén completas?  A ti tal vez te parezca nada, o bien que ya haya cosas semejantes en mi Iglesia, no, no, para Mí en cambio es el cumplimiento de mis obras, y como tal debes apreciarlo y ser más atenta en cumplir la misión que quiero de ti”.Vol. 16 del 20 de Febrero de 1924.

 

 

 

Diversidad de santidades y belleza de las almas que viven en el Divino

Querer.  Toda la Creación  será semejada en la naturaleza humana.

 

(1) Estaba pensando:  “Si la criatura no se hubiese sustraído de la Suprema Voluntad, habría sido una la santidad, una la belleza, una la ciencia, una la luz, y para todos el mismo conocimiento de nuestro Creador”.  Ahora, mientras esto pensaba, mi amado Jesús que me parece que Él mismo hace surgir los pensamientos en mi mente, alguna duda y dificultad para tener ocasión de hablarme y hacerme de maestro me ha dicho:

(2) “Hija mía, tú te equivocas, mi sabiduría no se adaptaría a formar una sola santidad, una sola belleza, a comunicar una sola ciencia y a todos el mismo conocimiento mío, mucho más porque habiendo sumo acuerdo entre mi Voluntad y la de ellos, el Reino de mi Voluntad habría tenido libre su campo de acción, por lo tanto habrían sido todos santos, pero distintos el uno del otro; todos bellos, pero variados, una belleza más bella que la otra; y según la santidad de cada una debía comunicar una ciencia distinta, y con esta ciencia quién debía conocer de más un atributo, quién debía conocer de más algún otro atributo de su Creador.  Tú debes saber que por cuanto podamos dar a las criaturas, apenas toman las gotitas de su Creador, tanta es la distancia entre Creador y criaturas, siempre tenemos cosas nuevas y distintas para dar, y además, si la Creación fue creada por Nosotros para deleitarnos, ¿dónde habría estado nuestro deleite si hubiéramos formado de la criatura una sola santidad, dado una sola belleza y un solo conocimiento de nuestro Ser incomprensible, inmenso e infinito?  Nuestra sabiduría se habría rehusado a hacer una sola cosa.  ¿Qué se diría de nuestra sabiduría, amor y potencia si al crear este globo terrestre hubiésemos creado todo cielo, o bien todo tierra, o todo mar?  ¿Qué gloria habría sido la nuestra?  En cambio la multiplicidad de tantas cosas creadas por Nosotros, mientras alaba la sabiduría, amor y potencia nuestras, dice también la multiplicidad de la santidad y belleza en las cuales debían surgir las criaturas, por amor de las cuales ellas fueron creadas.  Mira el cielo adornado de estrellas, es bello, pero también es bello el sol, pero distintos uno del otro, y el cielo hace un oficio, el sol otro; el mar es bello, pero también es bella la tierra florida, la altura de los montes, las llanuras extendidas, pero tienen la belleza y el oficio distintos entre ellas.  Un jardín es bello, ¿pero cuánta diversidad de plantas y de bellezas hay en él?  Está la pequeña florecita, bella en su pequeñez, está la violeta, la rosa, el lirio, todas bellas, pero distintas en el color, en el perfume, en la grandeza; está la plantita y el árbol más alto, ¿qué encanto no es un jardín cuidado por un experto jardinero?  Ahora hija mía, también en el orden de la naturaleza humana habrá quién sobrepasará el cielo en la santidad y en la belleza, quién al sol, quién al mar, quién a la tierra florida, quién a la altura de los montes, quién a la pequeña florecita, quién a la plantita y quién al árbol más alto, y aunque el hombre se sustrajo de mi Voluntad, Yo multiplicaré los siglos para tener todo el orden y multiplicidad de las cosas creadas y de su belleza en la naturaleza humana, y aún sobrepasarla en modo más admirable y más encantador”.Vol. 19 del 15 de Mayo de 1926

 

 

 

 

 

 

 
 

En todos los actos que hizo Jesús, su finalidad era

el reino del Fiat Divino.  

Adán se siente volver a dar el honor perdido por él.  

 

Continuaba uniéndome junto con los actos que Jesús hizo en la Redención, y mi siempre amable Jesús me ha dicho: “Hija mía, mira como todos los actos que hice al redimir al hombre, aun mis mismos milagros que hice en mi vida pública, no eran otra cosa que llamar el reino del Fiat Supremo en medio de las criaturas, en el acto de hacerlos pedía a mi Padre Celestial que lo hiciera conocer y lo restableciera en medio de las generaciones humanas.
 
 Si daba la vista a los ciegos, mi primer acto era el de poner en fuga las tinieblas de la voluntad humana, causa primaria de la ceguera del alma y del cuerpo, y que la luz de la mía iluminara las almas de tantos ciegos, a fin de que obtuvieran la vista y así mirar mi Voluntad para amarla, a fin de que también sus cuerpos estuvieran exentos de perder la vista; si daba el oído a los sordos, primero pedía a mi Padre que adquirieran el oído para escuchar las voces, los conocimientos, los prodigios de mi Querer Divino, a fin de que entrase en sus corazones como camino para dominarlos, a fin de que no más sordos existieran en el mundo, ni en el alma ni en el cuerpo; también cuando resucité a los muertos pedía que resucitasen las almas en mi Eterno Querer, también aquellas putrefactas y vueltas más que cadáveres por la voluntad humana.
 
 Y cuando tomé las cuerdas para arrojar a los profanadores del templo, era a la voluntad humana que arrojaba, a fin de que entrase la mía, reinante y dominante, para que fuesen verdaderamente ricos en el alma y no más sujetos a pobreza natural.  Y hasta cuando entré triunfante en Jerusalén, en medio de la muchedumbre, rodeado de honor y de gloria, era el triunfo de mi Voluntad que establecía en medio de los pueblos, no hubo un acto que Yo hiciera estando en la tierra, en que no pusiera mi Voluntad como acto primero para restablecerla en medio de las criaturas, porque era la cosa que más me importaba.
 
 Y si no fuera así, que en todo lo que obré y sufrí no hubiera tenido como acto primero el reino del Fiat Supremo para restablecerlo en medio de las criaturas, mi venida a la tierra hubiera traído a las generaciones humanas un bien a la mitad, no completo, y la gloria de mi Padre Celestial no habría sido completamente reintegrada por Mí, porque como mi Voluntad es principio de todo bien, es finalidad única de la Creación y Redención, por lo tanto es fin de cumplimiento de todas nuestras obras.  Así que sin Ella nuestras obras más bellas quedan comenzadas y sin cumplimiento, porque es Ella sola la corona de nuestras obras y el sello de que nuestra obra está cumplida.  He aquí por esto, que por honor y gloria de la misma obra de la Redención, debía tener como acto primero la finalidad del reino de mi Voluntad.” Después de esto estaba comenzando mi giro en la Divina Voluntad y poniéndome en el edén terrenal, donde Adán había hecho el primer acto de sustracción de su voluntad a la Divina, decía a mi dulce Jesús:  “Amor mío, quiero aniquilar mi querer en el tuyo, para que jamás tenga vida, para hacer que en todo y por siempre tenga vida la tuya, para reparar el primer acto que hizo Adán, para volver a dar toda aquella gloria a tu Supremo Querer como si Adán no se hubiera sustraído de Él.  ¡Oh! cómo quisiera volver a darle el honor perdido por él porque hizo su voluntad y rechazó la tuya, y este acto intento hacerlo por cuantas veces todas las criaturas han hecho su voluntad, causa de todos sus males y han rechazado la tuya, principio y fuente de todos los bienes, por eso te ruego que venga pronto el reino del Fiat Supremo, a fin de que todos, desde Adán hasta todas las criaturas que han hecho su voluntad, reciban el honor, la gloria perdida y tu Querer reciba el triunfo, la gloria y su cumplimiento.”  Ahora, mientras esto decía, mi sumo Bien Jesús se ha conmovido todo y enternecido, y haciéndome presente a mi primer padre Adán, ha hecho que él me dijera con un énfasis de amor todo especial: “Hija bendita, finalmente mi Señor Dios después de tantos siglos ha hecho salir a la luz del día a aquella que debía pensar en volverme a dar el honor y la gloria que perdí con hacer, desdichadamente, mi voluntad.  
 
Cómo me siento duplicada mi felicidad, hasta ahora ninguno ha pensado en volver a darme este honor que perdí, por eso agradezco vivamente a Dios que te ha hecho salir a la luz, y te agradezco a ti, como hija a mí muy amada, que hayas tomado el empeño de volver a dar a Dios la gloria como si jamás su Voluntad hubiese sido ofendida por mí, y a mí el gran honor de que el reino del Fiat Supremo sea restablecido en medio de las generaciones humanas.  Es justo que te ceda el lugar que a mí me tocaba, como primera criatura salida de las manos de nuestro Creador.” Después de esto mi amable Jesús estrechándome a Él me ha dicho:
 
“Hija mía, no sólo Adán sino todo el Cielo esperan tus actos en mi Querer, a fin de que reciban el honor que les ha quitado su querer humano; tú debes saber que he puesto más gracia en ti, que no puse en Adán, para hacer que mi Querer te poseyera y con triunfo te dominara, y el tuyo se sintiese honrado de no tener jamás vida y cediera el puesto a mi Voluntad.  En él no puse mi Humanidad como ayuda y fuerza suya y como cortejo de mi Voluntad, porque no la tenía entonces, en ti la he puesto para suministrarte todas las ayudas que se necesitan para hacer que la tuya esté en su puesto y la mía pueda reinar, y junto contigo seguir tus giros en mi Eterno Querer para establecer su reino.” Yo al oír esto, como sorprendida he dicho:  “Jesús mío, ¿qué dices?  Me parece que quieres tentarme y burlarte de mí.  ¿Será posible que has puesto más gracia en mí que en Adán?” Y Jesús:  “Cierto, cierto hija mía, debía hacer de modo que tu voluntad fuera sostenida por una Humanidad Divina para hacer que no vacilara y estuviera firme en mi Voluntad, por eso no me burlo, sino que te lo digo a fin de que me correspondas y seas atenta.”Vol. 20 del 26 de Oct. 1926
 

 

            

Señales de que pertenecemos a la Familia Celestial.  

Dios acostumbra hacer sus obras primero al tú por tú con una criatura;

así hizo con su Mamá.  Jesús, por cuanto más grande es una obra que hace,

tanto más pone en ella la imagen de la unidad divina.

 
Estaba pensando en el Fiat Supremo, y rogaba a mi dulce Jesús que me diera una gracia grande, el hacerme cumplir en todo y por todo su Santísima Voluntad y hacerla conocer al mundo entero, a fin de que fuera reintegrado en la gloria que las criaturas le niegan.  Ahora, mientras esto y otras cosas pensaba, el dulce Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:
 
“Hija mía, ¿cuál es la finalidad por la que quieres que mi Voluntad sea cumplida en ti y sea conocida por todos?” Y yo:  “Lo quiero porque Tú lo quieres, lo quiero para que se establezca el orden divino y tu reino sobre la tierra, lo quiero para que la familia humana no viva más como extraña a Ti, sino que se vincule de nuevo a la Familia Divina de donde tuvo su origen.”  Y Jesús suspirando ha agregado: “Hija mía, tu finalidad y la mía es única.  Cuando un hijo tiene la misma finalidad que el padre, quiere lo que el padre quiere, no hace jamás morada en casa de otros, trabaja en los campos de su padre, si se encuentra con personas habla de la bondad, del ingenio, de las grandes finalidades de su padre, de este hijo se dice que ama, que es copia perfecta de su padre, que se ve claramente por todos lados que pertenece a aquella familia, que es hijo digno que lleva en sí con honor la generación de su padre.  Estas son las señales si se pertenece a la Familia Celestial:  Tener mi misma finalidad, querer mi misma Voluntad, morar en Ella como en casa propia, trabajar para hacerla conocer; si habla no sabe decir otra cosa que lo que se hace y se quiere en nuestra Familia Celestial; esta criatura se conoce a claras notas y por todos lados y con razón, con justicia y con derecho que es hija que nos pertenece, que es una de nuestra familia, que no ha degenerado de su origen, que conserva en sí la imagen, los modos, la conducta, la Vida de su Padre, de Aquél que la ha creado.  Así que tú eres una de mi Familia, y por cuanto más haces conocer mi Voluntad, tanto más te distingues delante al Cielo y a la tierra que eres hija que nos perteneces.  En cambio cuando no se tiene la misma finalidad, poco o nada mora en el palacio real de nuestra Voluntad, va siempre girando, ahora a una habitación, ahora a un vil tugurio, va siempre vagando en el exterior, esto es, en las pasiones, haciendo actos 
Luisa Piccarreta                                                                                                                       Volumen 20 1720               
indignos de su Familia, si trabaja es en campos extraños, si habla no resuena jamás sobre sus labios el amor, la bondad, el ingenio, las grandes finalidades de su Padre, así que en toda su conducta no se conoce de hecho que pertenece a su Familia, ¿se puede llamar a éste, hijo de su Familia?  Y si salió de esa Familia, es hijo degenerado que ha roto todos los vínculos y las relaciones que lo ataban a su Familia.  Por eso sólo quien hace mi Voluntad y vive en Ella puede llamarse hijo mío, miembro de mi Familia Divina y Celestial; todos los demás son hijos degenerados y como extraños a nuestra Familia.  He aquí por qué cuando tú te ocupas de mi Fiat Divino, si hablas, si giras en Él, nos pones en fiesta, porque sentimos que es una que nos pertenece, sentimos que es nuestra hija que habla, que gira, que trabaja en el campo de nuestro Querer, y a los hijos se les dejan las puertas abiertas, ninguna habitación se cierra para ellos, porque lo que es del padre es de los hijos, y en los hijos se pone la esperanza de una larga generación del padre, así Yo he puesto en ti la esperanza de la larga generación de los hijos de mi Eterno Fiat.” Mi mente seguía pensando en la Voluntad Suprema y decía entre mí:  “¿Pero cómo puede ser que por mí sola, que este pequeño ser tan insignificante, que no soy buena para nada, que no tengo ni dignidad, ni autoridad, ni superioridad, pueda imponerme, difundirme, hablar para hacer conocer este Sol del Querer Divino y así poder formar los hijos de su generación?”  Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús interrumpió mi pensamiento y saliendo de dentro de mi interior me ha dicho:
 
“Hija mía, es mi costumbre hacer mis obras más grandes primero al tú por tú con una sola criatura, en efecto, una fue mi Mamá y con Ella sola desarrollé todo el obrar y el gran portento de mi Encarnación, ninguno entró en nuestros secretos, ni penetraron en el sagrario de nuestras habitaciones para ver lo que pasaba entre Mí y la Soberana Celestial, ni Ella ocupaba en el mundo puesto de dignidad y de autoridad, porque Yo al elegir no veo jamás las dignidades ni superioridades, sino que veo al pequeño individuo en el cual puedo mirar mi Voluntad, que es la dignidad y la autoridad más grande, la alteza de la pequeña niña de Nazaret, y a pesar que no tenía ni puesto, ni dignidad, ni superioridad en el bajo mundo, pero como poseía mi Voluntad, de Ella pendía Cielo y tierra, en sus manos estaba la suerte del género humano, estaba la suerte de toda mi gloria que debía recibir de toda la Creación; así que bastó que en mi elegida, en mi única elegida fuese formado el misterio de la Encarnación para que los demás pudieran recibir el bien de ésta.  Una fue mi Humanidad y de ésta salió la generación de los redimidos.  Por eso basta formar en una todo el bien que se quiere, para poder hacer salir la generación de ese bien, así como basta una semilla para 
Luisa Piccarreta                                                                                                                       Volumen 20 1721               
poder multiplicar mil y mil veces la generación de aquella semilla, por eso toda la potencia, la virtud, la habilidad que es necesaria a una virtud creadora, está en formar la primera semilla; formada la primera es como levadura para formar la generación de ellas.  Así me basta un alma sola, que dándome libertad absoluta de encerrar en ella todo el bien que quiero y de hacerme formar en ella el Sol del Fiat Supremo, este Sol lanzará sus rayos sobre la superficie de la tierra y formará la generación de los hijos de mi Querer. Ahora tú debes saber que todas nuestras obras más grandes llevan en sí la imagen de la unidad divina, y cuanto más bien están destinadas a hacer, tanto más bien encierran de esta unidad suprema.  Mira, también en la Creación existen estas semejanzas de la unidad divina, que mientras son obras únicas, hacen más bien que el bien que hace la multiplicidad de todas nuestras otras obras juntas; mira bajo la bóveda del cielo, uno es el sol, ¿pero cuántos bienes no contiene?  ¿Cuántos no hace a la tierra?  Se puede decir que la vida de la tierra depende del sol; mientras es uno abraza con su luz a todos y a todo, lleva todo en su regazo de luz y da a cada cosa un acto distinto, según la variedad de las cosas que inviste comunica la fecundidad, el desarrollo, el color, la dulzura, la belleza, sin embargo el sol es uno, mientras que las estrellas son muchas, pero no hacen el gran bien que hace el sol a la tierra a pesar de que es uno.  La potencia de un acto único animado por la Potencia creadora es incomprensible y no hay bien que de éste no pueda salir, puede cambiar la faz de la tierra, de árida y desierta en primavera florida; el cielo es uno y por eso se extiende por doquier; el agua es una, y si bien parece dividida en diferentes puntos de la tierra formando mares, lagos, ríos, sin embargo al descender del cielo, desciende en forma única y no hay punto de la tierra donde el agua no resida.  Así que las cosas creadas por Nosotros que llevan en ellas la imagen de la unidad divina, son las que hacen más bien, son las más necesarias y sin ellas la tierra no podría tener vida.  Por lo tanto hija mía, no pienses que estás sola, es la unidad de una obra grande que debo desarrollar en ti; no pienses en que no tienes dignidad y autoridad externa, esto no dice nada, mi Voluntad es más que todo, su Luz parece muda, pero en su mutismo inviste las inteligencias y hace hablar con tal elocuencia de asombrar a los más doctos y reducirlos al silencio; la Luz no habla, pero hace ver, hace conocer las cosas más escondidas; la Luz no habla, pero con su manso y dulce calor calienta, ablanda las cosas más duras, los corazones más obstinados; la Luz no contiene ninguna semilla, ninguna materia, todo es puro en ella, no se ve otra cosa que una ola de luz refulgente, argentina, pero se sabe infiltrar tanto que hace generar, desarrollar, fecundar las cosas más estériles. 
 
 ¿Quién puede resistir a la fuerza de la luz?  Ninguno, aun los ciegos, si no la ven sienten su calor, los mudos, los sordos sienten y reciben el bien de la luz.  Ahora, ¿quién podrá resistir a la Luz de mi Eterno Fiat?  Todos sus conocimientos serán más que rayos de Luz de mi Querer, que golpearán la superficie de la tierra e infiltrándose en los corazones llevarán el bien que contiene y sabe hacer la Luz de mi Voluntad.  Pero estos rayos deben tener su esfera de donde partir, deben estar concentrados en un punto solo del cual partir para formar el alba, el día, el medio día y el atardecer en los corazones, para resurgir de nuevo.  Por eso la esfera, el punto solo eres tú, los rayos concentrados en ella son mis conocimientos que darán la fecundidad a la generación de los hijos del reino de mi Voluntad.  Por eso te repito siempre, sé atenta, para hacer que ninguno de mis conocimientos quede perdido, perderías un rayo de dentro de tu esfera, y ni siquiera tú puedes comprender todo el bien que contiene, porque cada rayo contiene su especialidad del bien que deben hacer a los hijos de mi Querer, y me privarías a Mí de la gloria de aquel bien de mis hijos, y te privarías también a ti de la gloria de expandir un rayo de luz de más de tu esfera.” Vol. 20 del 22 de Dic. 1926

 

 

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