
Cuando Jesús habla de sus verdades hace salir Luz.
Las verdades leídas y releídas son como el fierro
forjado.
Estaba pensando en todo lo que mi dulce Jesús, con tanta bondad se
benigna decir a mi pobre alma, y que releyéndolas en las circunstancias,
hacen salir Luz, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
“Hija mía, cuando Yo hablo hago salir Luz de verdad, y quiero que sea
aceptada y acariciada por el alma; si esta Luz es aceptada y puesta en un
puesto de honor en el interior de ella, llama a otra Luz, así que una Luz
llama a otra Luz, de otra manera regresa a su fuente. Y cuando el alma
vuelve a leerlas si están escritas, y a ponderarlas, mis verdades son como el
fierro forjado, que con golpearlo se incendia y hace salir chispas de Luz; en
cambio, si no es golpeado, el fierro es duro, negro y un metal helado. Así es
de mis verdades: ‘Si el alma las lee y relee para extraer de ellas la sustancia
que hay dentro, mis verdades que han sido comunicadas a su alma, que
simboliza el fierro, lo negro y su hielo, queda incendiada, y con el
ponderarlas da los golpes sobre de sí misma, porque ha recibido el bien de
oír mi verdad, la cual sintiéndose honrada centellea Luz de otras verdades.
Pero si mis verdades manifestadas son puestas en el olvido, y no son puestas
en un puesto de honor, quedan como sepultadas; pero los vivos no se
sepultan, porque ellas son Luz, que poseen y llevan vida, por eso, vendrá el
tiempo, porque ellas no están sujetas a morir, en que otros harán tesoro de
ellas y condenarán a aquellos que las han tenido olvidadas y como
sepultadas. Si tú supieras cuánta luz hay en todo lo que te he manifestado
acerca de mi Divina Voluntad, y cuánta más Luz resplandecería si fueran
leídas y releídas, tú misma quedarías eclipsada y maravillada por el gran
bien que harían.” Vol 27 Diciembre 24, 1929