LUISA MENSAJERA DE ESPERANZA Y DE PAZ PARA LOS QUE SUFREN

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LA SIERVA DE DIOS LUISA PICCARRETA MENSAJERA DE ESPERANZA Y DE PAZ PARA LOS QUE SUFREN 

Amadísimos hermanos y hermanas:

En el 150  Aniversario del nacimiento de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta (23 IV 1865 - 4 III 1947), aprovecho la oportunidad de presentarla a todos y especialmente a los que sufren, como mensajera de esperanza y de paz.

La Sierva de Dios Luisa, que pasó la prueba del sufrimiento, es un testimonio gozoso del sufrimiento que la fu vo crucificada en su lecho por más de 70 años.


Desde que tenía 17 años se manifiesta en ella un misterioso estado de sufrimiento que la obliga a permanecer en su lecho y la deja en un estado de profundo sopor. No obstante los cuidados médicos, se consfafa que solamenfe la bendición de un sacerdote le permite salir de aquél estado habifual" suyo. Rápidamente se revela que esfe es el modo en que ella parficipa a la Pasión redentora de Jesús y que más tarde describirá en el famoso libro "El Reloj de la Pasión .

En la Biografía El Sol de mi Volunfad, a cargo de María Rosaria del Genio, podemos leer en referencia a esto: «Su participación en los sufrimientos de la pasión es también participación a su mismo fin; la salvación de todos los hombres. El amor por Jesús se abre, como consecuencia natural, al amor por las creafuras por las cuales se ha entregado a sí mismo en ofrecimiento al Padre. Luisa es involucrada en esfe movimiento de ofrecimiento en plena comunión con Cristo.

La dimensión oblativa y a unitiva están íntimamenfe enlazadas enfre sí, una es explicitación de la otra» (p. 43).Luisa vivió en el sufrimiento de manera activa. Dejó que el Espíritu Santo la poseyera y la 'hilvanara. Ella que era maestrala trabajara para hacer de ella la obra maestra de la pequeña hija de la Divina Voluntad. El Espírifu Sanfo en el sufrimiento la identificó al Hijo del Padre Celestial en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indicándonos el camino maestro para darle sentido al dolor, a la soledad y al abandono.

Jesús le había pedido ya desde los 12 años: «iAlma, ayúdame!», cuando sus ojos lo veían en una visión mientras era conducido al patíbulo. Luisa nunca estuvo sola, abandonada a sí misma. Ella estaba, ante todo, enraizada en el Querer Divino por la fuerza del Bautismo, a través de la oración, los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. A lo largo de su vida tuvo siempre un confesor asignado oficialmente por el Arzobispo de Trani. Por al menos 17 años fue visitada por San Aníbal María di Francia, fundador de los Padres Rogacionisfas y de las Religiosas del Divino Celo, y que fue el censor de sus escritos y se encargó de su publicación.

No era religiosa y como fiel laica inscrita a la Tercera Orden de Sanfo Domingo vivía del fruto de su trabajo. Ella se mantenía rodeada de jovencifas, estudiantes suyas en el trabajo del "cojín para encaje . Era buscada por sacerdotes y prelados, para recibir sus consejos y escuchar, admirados, su lenguaje que los elevaba en la comprensión del Querer Divino. Luisa era como una fuente de gracias especiales". Por ella se podía comprender mejor la oración del Señor Jesús; «Hágase tu voluntad como en el cielo así en la tierra» (M} 6, IO).

Por el modo en que Luisa vivió, podemos decir sin ninguna exageración que ella es una alegre noticia para quienes, especialmenfe, se encuentran en un estado de sufrimiento. Pero también a quienes están sanos físicamenfe les dice que la vida es un don precioso de Dios, más allá de fodo límite humano.

Lo que hace preciosa y gozosa la vida humana es Dios que nos la ha donado, poniéndose él mismo como fin último. Con San Agustín, de hecho, podemos decir también nosotros al Señor: « Nos has hecho para fi y nuestro corazón esfá inquieto hasta que no repose en fi» (Las Confesiones, 7,7). Estar en el Divino Querer, fuente de vida humana, hace gustar la vida, que en Luisa se convierte en mensaje de gozo. Es Dios mismo que hace de Luisa un mensaje de gozo, preciosa a sus ojos, como instrumento de salvación en el seno de la Iglesia, madre y maestra.

Que la celebración del 150 aniversario del nacimiento de la Sierva de Dios Luisa Piccarrefa, pequeña hija de la Divina Voluntad, habiendo llegado al culmen de sus manifestaciones, nos ayude a considerar el valor de la vida humana en todas sus expresiones, también las del sufrimiento y del dolor permanente. Si Dios ha permitido que su pequeña hija sufriera tanto y por tanto tiempo, creciendo en la fe, en la esperanza, en la caridad y en el abandono en su Divino Querer, quiere decir que la ha escogido para ser signo de su misericordia.

Si leemos las páginas del Diario escrito por Luisa por obediencia a su confesor y bajo el discernimiento del P. Anibal María di Francia, nos damos cuenta de cómo Dios ha querido hablar a través de su humilde sierva a cuantos viven en el sufrimiento más infenso, diciéndoles que la vida humana, vivida en un estado de sufrimienfo en Jesucristo, apasionado de amor, no es inútil, sino preciosa, cuando se vive conforme al Querer Divino.

En nuestro tiempo la vida humana es considerada por muchos bajo una perspecfiva puramente terrena, es decir de acuerdo a su funcionalidad y eficacia. Entre las diferentes concepciones antropológicas cada vez más se afirma la visión de la persona como un bien confiado exclusivamente a la propia voluntad guiada por el deseo y el consumo. De esto se pasa fácilmente a la corrupción de todas las demás facultades de la persona hasta llegar a su misma destrucción. Piénsese al resultado en las personas más frágiles como el suicidio, el homicidio, el aborto, la eutanasia y a toda clase de aberraciones, como por ejemplo la ideología del género, que obscurecen la belleza de la vida humana, destruyen la alegría de la vida humana y hacen que se pierda la esperanza que tiene como objetivo la plenitud de la vida del hombre en Dios, muerto y resucitado.

Luisa era llamada « la sanfa » , porque su rostro irradiaba el esplendor de su alma abismada en el Querer Divino.

La memoria de la Sierva de Dios Luisa Piccarrefa, reavivada en el 150 0 aniversario de su nacimiento, se celebre por nosotros como don que el Dios-Trinidad ha querido hacer a nuestra Iglesia diocesana y al mundo entero, que sigue con confianza y santa paciencia su proceso de Beatificación, en manos ya del discernimiento de la Sanfa Sede.

Como tuve la oportunidad de hacer durante el IV Congreso internacional "Iglesia en el la Divina Voluntad* que se celebró en Corato del 23 al 26 de abril del 2015, invito a la Asociación publica de fieles  Luisa Piccarreta - Pequeños Hijos de la Divina Voluntad de Corato y la Arquidiócesis, y así mismo a todos los grupos de oración esparcidos en todos los continentes (en el censo que hicimos contamos al menos 250 grupos en 51 países) a que imiten a Luisa como mensajera de esperanza y de paz, perseverando en un camino de fe a la luz de la Palabra de Dios, de los Sacramentos, de la comunión con los Pastores de la Iglesia, del testimonio de la caridad y de los ejemplos de Luisa.

Que el Señor nos conceda escuchar nuestra súplica, para que su Divino Querer, que hemos conocido a través de su pequeña hija, eche sus raíces en nosotros y se difunda por toda la fierra. Confío esfa súplica a la mediación materna de María Santísima, madre y reina del Querer Divino y nuestra.

Con mi saludo y bendición

Trani, marzo 4, 2016

* Giovan Battista Pichierri

Arzobispo