UN REINO PARA DIOS

Imagen de Mariu

Dios al crear al hombre formaba un reino para Sí.

El contento de Jesús cuando vea en una criatura no sólo la imagen de su Humanidad, sino todo lo que obró su Divinidad en Ella.

 

 Mi siempre dulce Jesús continúa hablando de su Santísimo Querer, y haciendo ver su corazón abierto, del cual salían tantos ríos de luz que herían a todas las criaturas, la cual formando una red de luz arrollaba todo, y tomando la palabra me ha dicho:

 “Hija mía, al crear al primer hombre daba el principio a la Creación del género humano, y después de que formé el cuerpo, con mi aliento omnipotente le infundí el alma, y con otro aliento mío, podría decir, me infundí a Mí mismo en el fondo del hombre para regirlo, dominarlo y custodiarlo, así que aquel hombre formaba un reino para Mí, en el cual Yo como Rey debía extender mis confines. 

Mi alegría fue a lo sumo al ver en este hombre la generación de tantos otros seres, casi interminable, que me debía dotar de tantos otros reinos por cuantas criaturas debían salir a la luz, en los cuales Yo debía reinar y ensanchar en ellos mis confines divinos, y todo el bien de los otros reinos debía redundar a gloria y honor del primer reino, el cual debía ser la cabeza y como acto primero de la Creación, pero con sustraerse de mi Querer, mi reino y el suyo terminó, y no sólo eso, sino que me pisoteo y en mi lugar se puso a sí mismo a reinar, idolatrándose y formando el reino de los vicios, de las miserias, de las desgracias, mi alegría murió acabando de nacer y se cambió en dolor; mira, todo el mal no fue otra cosa que sustraerse de mi Voluntad. 

Pero nuestro Amor no se detuvo, no quise ser el Dios aislado, no, y por eso quise descender del Cielo tomando una Humanidad similar al primer hombre, encerré en Ella toda la Creación, volví a unir la voluntad humana de esta Humanidad a la Voluntad Divina, a fin de que esta voluntad humana abrazando toda la Creación y todos sus actos, en esta Voluntad Divina me los llevase a mi trono como triunfadora de todos los actos humanos cambiados por Ella en actos de Voluntad Divina, con esto la voluntad humana tomaba posesión de la Voluntad Divina y la Divina de la humana, la una señoreaba sobre la otra, porque cuando un ser forma una sola cosa con otro ser, si es dueño uno, connaturalmente se vuelve dueño el otro. 

Había sido esta mi única razón por la cual había ordenado al hombre el abstenerse del fruto prohibido por Mí, quería un acto de sacrificio de su voluntad en la mía, a fin de que por este sacrificio, anudando nuevamente su voluntad en la mía, pudiese tomar posesión de mi Voluntad y Yo de la suya, y las dos reinar con la misma potencia, sabiduría y bondad, no lo quería desemejante en nada de Mí, era mi parto, era mi hijo, ¿y qué padre no ama el que su hijo sea rico y feliz como él?  Mucho más Yo, Padre Celestial, y que nada perdía con volver a este hijo mío rico, feliz y reinante a la par de Mí. 

Entonces, habiendo roto el hombre su voluntad con la mía, mi Amor no quedó quieto, elevó más alto sus llamas, y a cualquier costo quise producir otro Yo, y para eso escogí mi Humanidad, la cual, sacrificándose en todo a mi Voluntad tomaba posesión de mi Querer, haciéndome cumplir en Ella la finalidad de la creación del hombre, porque Yo tengo costumbre de cumplir mis más grandes empresas con uno solo, y después las difundo; ¿no fue un solo hombre que arruinó todos mis designios? 

Y sólo mi Humanidad debía rehacerme de esta ruina, y la potencia de mi Querer, encerrando en Ella toda la Creación, debía hacerme restituir los amores, los besos, las caricias que el primer hombre tan feamente había rechazado; mi amor, quitándose los vestidos, podría decir de dolor y de luto, se revistió de fiesta y como triunfador se dio a los más grandes excesos y locuras de amor.  Así que cuando quiero hacer una obra con la criatura, comienzo siempre al tú por tú, como si ninguna otra existiera, y después la agrando tanto, de llenar Cielo y tierra.

 Ahora hija mía, mi Amor quiere producir de nuevo, mientras da en excesos, sale fuera haciendo tregua, quiere dar nuevos partos, y lo que hizo en mi Humanidad, encerrando toda la Creación para poder dar al Padre todo lo que de ella quería, y hacer descender todo para provecho de todas las criaturas. 

Ahora, anudando tu voluntad con la mía quiero encerrar en ti toda la Creación, y haciéndote tomar posesión de mi Querer quiero ver repetir en ti mis actos, mi amor, mis penas, quiero mi reflector en la tierra, que mirándolo vea la Creación que creé en el Cielo y que encerró mi Humanidad, dentro de ti como dentro de un espejo, y Yo, viéndome en él la reconozca en ti. 

Entre tú y Yo estaremos en continuos reflejos, Yo la haré reflejar en ti y tú en Mí, Yo desde el Cielo y tú desde la tierra.  Entonces mi Amor estará contento cuando vea en una criatura no sólo la imagen de mi Humanidad, sino todo lo que obró mi Divinidad en Ella, por eso sé atenta y sigue mi Querer”. Vol. 14 Septiembre 9,  1922