Todas las cosas creadas llevan el Amor de Dios al hombre

Imagen de Mariu

Todas las cosas creadas llevan el Amor de Dios al hombre.

 

 Estaba rezando, y con mi pensamiento me fundía en el Querer Eterno, y poniéndome ante la Majestad Suprema decía: 

“Eterna Majestad, vengo a tus pies a nombre de toda la familia humana, desde el primero hasta el último hombre de todas las generaciones humanas, a adorarte profundamente; a tus pies santísimos quiero sellar las adoraciones de todos;

vengo a reconocerte a nombre de todos como Creador y dominador absoluto de todo;

vengo a amarte por todos y cada uno,

vengo a corresponderte en amor por todos, por cada cosa creada en la que has puesto para nosotros tanto amor, que la criatura jamás podrá encontrar amor suficiente para corresponderte en amor, pero yo en tu Querer encuentro este amor, y queriendo que mi amor, así como todos mis demás actos, sean plenos, completos, y por todos, por eso he venido en tu Querer, donde todo es inmenso y eterno, y encuentro amor para poderte amar por todos, por tanto te amo por cada estrella que has creado, te amo por cuantas gotas de luz e intensidad de calor has puesto en el sol”. 

¿Pero quién puede decir todo lo que mi pobre mente decía?  Me extendería demasiado en decirlo todo, por eso mejor pongo punto. 

Ahora, mientras esto hacía, un pensamiento me ha dicho:  “¿Cómo es eso, y en qué manera Nuestro Señor ha puesto en cada cosa creada ríos de amor hacia la criatura?”

  Y una luz ha respondido a mi pensamiento:

 “Cierto hija mía que en cada cosa creada mi amor se derramaba a torrentes hacia la criatura, te lo dije antes, te lo confirmo ahora, que mientras mi amor increado creaba el sol, en él ponía océanos de amor, y en cada gota de luz que debía inundar al ojo, al paso, a la mano y todo lo de la criatura, corría mi amor, y casi tocándole dulcemente el ojo, la mano, el paso, la boca, le da mi beso eterno y le lleva mi amor; junto con la luz corre el calor, y golpeándola un poco más fuerte y casi impaciente por el amor de la criatura, hasta dardearla, le repito más fuerte mi “te amo” eterno, y si el sol con su luz y calor fecunda las plantas, es mi amor que corre a la nutrición del hombre; y si he extendido un cielo sobre la cabeza del hombre, adornándolo de estrellas, era mi amor que queriendo alegrar el ojo del hombre también en la noche, le decía en cada centelleo de estrella mi “te amo”, así que cada cosa creada lleva mi amor al hombre, y si no fuera así no tendría ninguna finalidad la Creación, y Yo no hago nada sin finalidad, todo ha sido hecho para el hombre, pero el hombre no lo reconoce y se ha cambiado para Mí en dolor. 

Por eso hija mía, si quieres mitigar mi dolor ven frecuentemente en mi Querer, y a nombre de todos dame adoración, amor, reconocimiento y agradecimiento por todos”. Volumen 12 Enero 9 de 1920.