Los Actos en la Divina Voluntad.

Imagen de Mariu

Todas las cosas que hacemos con Jesús y en su Divina Voluntad se vuelven como las suyas, con las mismas cualidades, la misma vida y potencia creadora. 

 

 

Esta mañana mi siempre amable Jesús se ha hecho ver con una dulzura y afabilidad indescriptibles, como si me quisiera decir una cosa para Él muy querida y para mí de gran sorpresa. Entonces, abrazándome y estrechándome a su corazón me ha dicho:

“Hija querida mía, todas las cosas que el alma hace en mi Voluntad y junto conmigo, esto es: Oraciones, acciones, pasos, etc., adquieren mis mismas cualidades, la misma Vida y el mismo valor.

Mira, todo lo que Yo hice en la tierra, oraciones, sufrimientos, obras, están todos en acto y estarán eternamente para bien de quien los quiera.

Mi obrar difiere del obrar de las criaturas, pues conteniendo en Mí la Potencia Creadora hablo y creo, así como un día hablé y creé el sol, y este sol está siempre lleno de luz y calor, y da siempre luz y calor sin disminuir jamás, como si estuviese en acto de recibir de Mí creación continua. Tal fue mi obrar en la tierra: Conteniendo en Mí la Potencia Creadora, así como el sol está en continuo acto de dar luz, así las oraciones que hice, los pasos, las obras, la sangre derramada, están en continuo acto de rezar, de obrar, de caminar, etc., así que mis oraciones continúan, mis pasos están siempre en acto de correr hacia las almas, y así de todo lo demás; de otra manera, ¿qué gran diferencia habría entonces entre mi obrar y el de mis santos?

Ahora escucha hija mía una cosa bella, bella, y aun no comprendida por las criaturas: Todo lo que el alma hace junto conmigo y en mi Voluntad, tal como son mis cosas así quedan las suyas, y debido a la conexión con mi Voluntad y por el obrar junto conmigo participa de mi misma potencia creadora.”

Yo he quedado extática y con un gozo tal que no podía contener y le he dicho: “¿Es posible, ¡oh!, Jesús, todo esto?”

Y Él: “Quien no comprende esto puede decir que no me conoce.”

Y ha desaparecido. Pero yo no sé decir bien, ni sé explicarme mejor, ¿quién puede decir lo que Jesús me hacía comprender? Es más, me parece haber dicho disparates.Vol. 11 Sep. 21 1913

 

Quien no hace la Voluntad de Dios todo lo roba.

 

Esta mañana, mi siempre amable Jesús ha venido y me ha dicho:

“Hija mía, quien no hace mi Voluntad no tiene razón de vivir en la tierra, la vida se vuelve sin finalidad, sin medio y sin fin. Es propiamente como un árbol que no sabe y no puede producir ningún fruto, o a lo más frutos venenosos, que envenenan siempre más a él mismo y envenenan a cualquiera que imprudentemente los pudiera comer; este árbol no hace otra cosa que robar las pobres fatigas del agricultor, que con fatiga y sudores está a su alrededor removiéndole la tierra.

Así el alma que no hace mi Voluntad está en continua actitud de robarme, y los hurtos que me hace los convierte en veneno, así que está a mi alrededor sólo para robarme, me roba la obra de la Creación, la de la Redención y la de la Santificación en relación a ella; me roba la luz del sol, el alimento que toma, el aire que respira, el agua que le quita la sed, el fuego que la calienta, la tierra que pisa, porque todo esto es de quien hace mi Voluntad, todo lo que es mío es de ellos; en cambio quien no hace mi Voluntad no tiene ningún derecho y por eso me siento continuamente robado, así que quien no hace mi Voluntad se debe tener como extranjero nocivo y fraudulento, y por eso es necesario encadenarlo y arrojarlo en las cárceles más profundas.”

Dicho esto ha desaparecido como relámpago. Otro día al venir me ha dicho:

“Hija mía, ¿quieres saber qué diferencia hay entre mi Voluntad y el Amor? Mi Voluntad es sol, el amor es fuego; mi Voluntad como sol no tiene necesidad de alimento, ni crece ni decrece en la luz y en el calor, siempre, siempre igual a sí mismo, siempre purísima su luz. En cambio el fuego que simboliza el amor, tiene necesidad de leña para alimentarse, y si falta la leña llega hasta a apagarse, crece y decrece según la leña que se pone, por lo tanto está sujeto a inestabilidad, y su luz es siempre obscura, mezclada con humo, especialmente si el amor no está regulado por mi Voluntad.”

Dicho esto ha desaparecido y me ha quedado en mi mente una luz en la que comprendía que la Voluntad de Dios para el alma es como un sol, porque las acciones que se hacen como queridas por Dios forman una sola cosa con la Voluntad Divina, y así se forma el sol, la leña que mantiene este sol es la acción humana y todo el propio ser unido a la acción y al Ser Divino, así que el alma se hace leña ella misma, suministrada por la Voluntad Divina, y esta leña no puede faltar, por eso este sol no tiene necesidad de alimento, ni crece ni decrece, es siempre igual a Sí mismo, es purísima su luz, porque toma parte en todo, y el Ser Divino y la leña divina nunca se acaban jamás, y no están sujetas a humo. No explico más porque creo que el resto se comprende por sí solo, o sea lo referente al amor.Vol. 11  Febrero 5, 1913

 

 

Por qué a Jesús jamás le pueden agradar

los actos hechos fuera de su Querer.

 

 Después de haber recibido a Jesús en el sacramento, estaba diciéndole:  “Te beso con el beso de tu Querer, Tú no estás contento si te doy solamente mi beso, sino que quieres el beso de todas las criaturas, y yo por eso te doy el beso en tu Querer, porque en Él encuentro a todas las criaturas, y sobre las alas de tu Querer tomo todas sus bocas y te doy el beso de todos, y mientras te beso, te beso con el beso de tu amor, a fin de que no con mi amor te bese, sino con tu mismo amor, y Tú sientas el contento, las dulzuras, la suavidad de tu mismo amor en los labios de todas las criaturas, de modo que atraído por tu mismo amor, te obligo a dar tu beso a todas las criaturas”.  Pero, ¿quién puede decir mis tantos desatinos que decía a mi amable Jesús?  Entonces mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cómo me es dulce ver, sentir al alma en mi Querer; sin que ella lo perciba se encuentra en las alturas de mis actos, de mis oraciones, del modo como Yo hacía estando sobre esta tierra, se pone casi a mi nivel. 

Yo en mis más pequeños actos encerraba a todas las criaturas, pasadas, presentes y futuras, para ofrecer al Padre actos completos a nombre de todas las criaturas, ni siquiera un respiro de criatura se me escapó de quedar encerrado en Mí, de otra manera el Padre habría podido encontrar excepciones en reconocer a las criaturas y todos los actos de ellas, por no haber sido hechos por Mí ni salido de Mí, y me hubiera podido decir: 

“No has hecho todo ni por todos, tu obra no está completa, no puedo reconocer a todos porque no a todos los has reincorporado en Ti, y Yo quiero reconocer sólo lo que has hecho Tú”.  Por eso en la inmensidad de mi Querer, de mi amor y poder, hice todo y por todos.  Entonces, ¿cómo me pueden agradar las demás cosas, por bellas que sean, fuera de mi Querer?  Son siempre actos bajos y humanos y delimitados; en cambio los actos en mi Querer son nobles, divinos, sin término, infinitos, cual es mi Querer, son semejantes a los míos y Yo les doy el mismo valor, amor y poder de mis mismos actos, los multiplico en todos, los extiendo a todas las generaciones, a todos los tiempos. 

Qué me importa que sean pequeños, son siempre mis actos repetidos y basta; y además, el alma se pone en su verdadera nada, no en la humildad, en la cual siempre se siente algo de sí misma, y como nada entra en el Todo y obra Conmigo, en Mí y como Yo, toda despojada de sí, no poniendo atención ni al mérito ni al interés propio, sino toda atenta en darme contento, dándome dominio absoluto en sus actos, sin querer saber lo que hago con ellos, sólo un pensamiento la ocupa, el vivir en mi Querer, pidiéndome que le dé tal honor. 

He aquí por qué la amo tanto, y todas mis predilecciones, mi amor, son para esta alma que vive en mi Querer; y si amo a las demás es en virtud del amor con el que amo a esta alma y que desciende de ella, igual que como el Padre ama a las criaturas en virtud del amor con el que me ama a Mí”.

 Y yo:  “Cómo es cierto lo que Tú dices, que en tu Querer no se quiere nada, ni se quiere saber nada.  Si se quiere hacer algo es sólo porque lo has hecho Tú, se siente el deseo ardiente de repetir las cosas tuyas, todo lo demás desaparece, no se quiere hacer más nada!”.

 Y Jesús:  “Y Yo la hago hacer todo, y le doy todo”. Vol. 12 Diciembre 6 de 1917

 

 

El sol da una semejanza de los actos hechos en el Divino Querer.

 

 Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Santo Querer de mi dulce Jesús, y rezaba, amaba y reparaba; y Él me ha dicho:

 “Hija mía, ¿quieres una similitud de los actos hechos en mi Querer?  Mira hacia lo alto y ahí encontrarás el sol, un círculo de luz que tiene sus límites, su forma, pero la luz que sale de este sol, de dentro de los límites de su redondez, llena la tierra, se extiende dondequiera, no en forma redonda sino donde encuentra tierra, montes, mares para iluminar y para revestir con su calor; tanto, que el sol con la majestad de su luz, con el benéfico influjo de su calor y con investir a todos, se vuelve el rey de todos los planetas y tiene la supremacía sobre todas las cosas creadas. 

Ahora, así son los actos hechos en mi Querer, y aún más, la criatura al obrar, su acto es pequeño, limitado, pero conforme entra en mi Querer se hace inmenso, inviste a todos, da luz y calor a todos, reina sobre todos, adquiere la supremacía sobre todos los demás actos de las criaturas, tiene derecho sobre todos; así que impera, gobierna, conquista, no obstante su acto es pequeño, pero con hacerlo en mi Querer ha sufrido una transformación increíble, que ni al ángel le es dado comprenderlo, sólo Yo puedo medir el justo valor de estos actos hechos en mi Voluntad, son el triunfo de mi gloria, el desahogo de mi amor, el cumplimiento de mi Redención, y me siento como compensado de la misma Creación, por eso siempre adelante en mi Querer”. Vol. 12 Diciembre, 1917

 

 

Obrando en el Divino Querer, lo humano queda como

suspendido y obra y toma lugar la Vida Divina.

 

 Continuando mi habitual estado, trataba de fundirme en el Divino Querer, y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer y reza, obra, sufre, etc., tantas nuevas bellezas divinas adquiere, así que un acto de más o de menos hecho en mi Voluntad, es una belleza de más o de menos que el alma adquiere, no sólo, sino que en cada acto de más que hace en mi Voluntad, toma una fuerza, una sabiduría, un amor, una santidad, y otras cosas divinas de más, y mientras toma las cualidades divinas deja las humanas, más bien obrando en mi Querer lo humano queda como suspendido, y obra y toma lugar la Vida Divina, y mi amor tiene el desahogo de tomar actitud de obrar en la criatura”.Vol. 12 Marzo 26, 1918

 

 

El abandono en Dios.  Valor de los actos hechos en el Divino Querer.

 

 Paso mis días amarguísimos, mi pobre corazón está como petrificado por el dolor de la privación de quien forma mi vida, mi todo, y si bien resignada, sin embargo no puedo hacer menos que lamentarme con mi dulce Jesús cuando casi en forma fugaz, o me pasa delante, o se mueve en mi interior, y recuerdo que en estos lamentos una vez me dijo:

 “El abandono en Mí es imagen de dos torrentes, en donde uno se descarga en el otro con tal ímpetu, que las aguas se confunden al juntarse, y formando olas altísimas llegan hasta tocar el cielo, tanto, que el lecho de aquellos torrentes queda seco; y el estruendo de esas aguas, su murmullo, es tan dulce y armonioso, que el cielo al verse tocado por esas aguas se siente honrado y resplandece de nueva belleza, y los santos a coro dicen:  “Este es el dulce sonido y la armonía que rapta, de un alma que se ha abandonado en Dios, ¡cómo es bello, cómo es bello!”

 Otro día me dijo:  “¿De qué temes?  Abandónate en Mí y quedarás circundada por Mí como dentro de un círculo, de manera que si vienen los enemigos, las ocasiones, los peligros, tendrán que vérselas Conmigo y no contigo y Yo responderé por ti.  El verdadero abandono en Mí es reposo para el alma y trabajo para Mí, y si el alma está inquieta, significa que no está abandonada en Mí; justa pena para quien quiere vivir en sí misma es la inquietud, haciéndome a Mí una gran afrenta y a ella un gran daño”.

 Otro día me lamentaba más fuerte aún, y mi amable Jesús todo bondad me dijo:

 “Hija mía, cálmate, este estado tuyo es el vacío que se está formando para el segundo preparativo de los nuevos castigos que vendrán.  Lee bien lo que te he hecho escribir y encontrarás que no todos los castigos se han verificado aún.  Cuántas otras ciudades serán destruidas, las naciones continuarán poniéndose como enemigas una de la otra, ¿y de Italia?  Sus naciones amigas se harán sus más fieros enemigos, por eso paciencia hija mía, cuando todo esté preparado para volver a llamar al hombre, vendré a ti como antes y rogaremos y lloraremos juntos por el hombre ingrato. 

Tú no salgas jamás de mi Querer, porque siendo eterno mi Querer, lo que se hace en mi Voluntad adquiere un valor eterno, inmenso, infinito, es como moneda que surge y que jamás se agota; los más pequeños actos hechos en mi Querer quedan escritos con caracteres imborrables y dicen: 

“Somos actos eternos, porque un Querer eterno nos ha animado, formado y cumplido”.  Sucede como a un vaso de barro en el cual se pone oro liquido, y el artífice con ese oro licuado forma los objetos de oro, ¿acaso porque ese oro ha sido licuado en un vaso de barro se dice que no es oro? 

Ciertamente que no; el oro es siempre oro, sin importar en que vaso se pueda licuar.  Ahora, el vaso de barro es el alma, mi Voluntad es el oro, el acto de obrar de la criatura en mi Voluntad funde mi Voluntad con la suya y se licuan juntas, y con ese líquido, Yo, divino artífice, formo los actos de oro eterno, de modo que Yo puedo decir que son míos, y el alma puede decir que son los suyos”. Vol. 12 Agosto 6 de 1919

 

 

Los actos hechos en la Divina Voluntad quedan confirmados en Ella.

 

 Estaba haciendo mis actos en el Querer Santísimo de mi Jesús, y Él moviéndose en mi interior me ha dicho:

 

 “Hija mía, a medida que el alma hace sus actos en mi Voluntad, así queda su acto confirmado en mi Voluntad; es decir, si reza en mi Voluntad, quedando confirmada en mi Voluntad recibe la vida de la oración, de manera que no tendrá más necesidad de esforzarse para rezar, sino sentirá en sí la actitud espontánea en el rezar, porque quedando confirmada en mi Voluntad, sentirá en sí misma la fuente de la vida de la oración, que así como un ojo sano no hace esfuerzo para ver, sino naturalmente ve los objetos, se alegra y goza porque contiene la vida de la luz en el ojo, pero un ojo enfermo, cuántos esfuerzos, cómo sufre al ver; así si sufre en mi Voluntad, si obra, sentirá en sí la vida de la paciencia, la vida del obrar santamente. 

Así que conforme quedan confirmados sus actos en mi Voluntad, pierden las debilidades, las miserias y lo humano, y quedan sustituidos por fuentes de Vida Divina”.Vol. 17 Septiembre 21 1920

 

 

El Amor de Dios triunfará sobre todos los males de las criaturas.

Dios mirará los actos de las criaturas a través de los actos

del alma hechos en el Divino Querer.

 

 Paso días amarguísimos, mi siempre amable Jesús se ha casi eclipsado.  ¡Qué pena, qué desgarro!  Siento mi mente más allá de las estrellas, en su Voluntad, y que quisiera tomar este Santo Querer y hacerlo bajar en medio de los hombres y darlo a cada uno como vida propia.  Mi pobre mente se debate entre el Querer Divino y el querer humano de todos, para hacer de ellos uno solo.  Ahora, estando en lo sumo de la amargura, mi dulce Jesús apenas se ha movido en mi interior, y sacando sus manos ha tomado las mías en las suyas, y en mi interior me ha dicho:

 “Hija mía, ánimo, vendré, vendré, tú no te ocupes de otra cosa que de mi Querer; dejemos a un lado la tierra, se cansaran en el mal, por todas partes irán sembrando terrores, espantos y matanzas, pero llegará el fin, mi amor triunfará sobre todos los males de ellos, por eso tú extiende tu querer en el mío, el cual como un segundo cielo, con tus actos vendrás a extenderlo sobre la cabeza de todos, y Yo miraré los actos de las criaturas a través de tus actos divinos, divinos porque todos parten de mi Querer, y obligarás a mi Querer Eterno a descender por debajo de las esferas celestiales para triunfar sobre la maldad de la voluntad humana, por eso, si quieres que mi Querer descienda y mi amor triunfe, tú debes subir más allá de las esferas celestiales, morar ahí, extender tus actos en mi Voluntad, y después descenderemos juntos, asaltaremos a las criaturas con mi Querer, con mi amor, las confundiremos en tal modo que no nos podrán resistir, por eso, por ahora dejémoslos hacer y tú vive en mi Querer y ten paciencia”. Vol. 12  Abril 23, 1921

 

 

Guerra que hará la Divina Voluntad a las criaturas.

 

 Continúo mi penoso estado, mi dulce Jesús apenas ha venido y atrayéndome fuertemente hacia Él me ha dicho:

 “Hija mía, te lo repito, no mirar la tierra, dejémoslos hacer, quieren hacer guerra, háganla pues, y cuando se hayan cansado también Yo haré mi guerra.  Su cansancio en el mal, sus desilusiones, los desengaños, las pérdidas súbitas, los dispondrán a recibir mi guerra; mi guerra será guerra de amor, mi Querer descenderá del Cielo en medio de ellos; todos tus actos y los de las criaturas hechos en mi Querer harán guerra a las criaturas, pero no guerra de sangre, pelearán con las armas del amor, dándoles dones, gracias, paz, darán cosas sorprendentes, tanto que dejarán asombrado al hombre ingrato.  Esta mi Voluntad, milicia de Cielo, con armas divinas confundirá al hombre, lo arrollará, le dará la luz para ver, pero no el mal, sino los dones y las riquezas con las cuales quiero enriquecerlo.  Los actos hechos en mi Querer, llevando en sí la potencia creadora, serán la nueva salvación del hombre, y descendiendo del Cielo llevarán todos los bienes a la tierra, llevarán la nueva era y el triunfo sobre la iniquidad humana.  Por eso multiplica tus actos en mi Voluntad, para formar las armas, los dones, las gracias, para poder descender en medio de las criaturas y hacerles guerra de amor”.

 Después, con un acento más afligido ha agregado:  “Hija mía, sucederá de Mí como a un pobre padre, cuyos hijos malvados no sólo lo ofenden, sino que quisieran matarlo, y si no lo hacen es porque no pueden.  Ahora, estos hijos queriendo matar a su propio padre, no es de asombrarse si se matan entre ellos, si uno está contra otro, si empobrecen, lleguen a tanto que están todos en acto de perecer, y lo que es peor, ni siquiera se recuerden que tienen un padre.  Ahora, ¿este padre qué hace?  Exiliado por sus propios hijos, mientras éstos se pelean, se hieren, están por perecer por el hambre, el padre está sudando para adquirir nuevas riquezas, dones y remedios para sus hijos, y cuando los ve casi perdidos va en medio de ellos para hacerlos más ricos, les da los remedios para curar sus heridas y lleva a todos la paz y la felicidad.  Ahora, estos hijos vencidos por tanto amor, se vincularán a su padre con paz duradera y lo amarán.  Así sucederá de Mí, por eso te quiero en mi Voluntad como fiel hija de mi Querer, y junto Conmigo en el trabajo de la adquisición de las nuevas riquezas para dar a las criaturas.  Seme fiel y no te ocupes de otra cosa”. Vol. 12 Abril 25, 1921

 

 

Efectos de los actos hechos en el Divino Querer

 

 Continuando mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma en medio de un vastísimo mar y veía una máquina, que conforme se movía el motor, así el agua brotaba por todas las partes de la máquina, que elevándose hasta el cielo estas oleadas de agua cubrían a todos los santos y ángeles, y llegando hasta el trono del Eterno se derramaban con ímpetu a sus pies y después descendían de nuevo al fondo del mismo mar.  Yo he quedado maravillada al ver esto y decía entre mí:  “¿Qué será esta máquina?” 

Y una luz que venía del mismo mar me ha dicho:

 “El mar es mi Voluntad, la máquina es el alma que vive en mi Querer, el motor es la voluntad humana que obra en el Divino Querer.  Cada vez que el alma hace sus intenciones especiales en mi Querer, el motor pone en movimiento la máquina, y como mi Voluntad es vida de los bienaventurados, como también lo es de la máquina, no es maravilla que mi Voluntad, que brota de esta máquina, entre en el Cielo y resplandezca de luz, de gloria, derramándose sobre todos, hasta en mi trono y después descienda de nuevo en el mar de mi Voluntad en la tierra para bien de los viadores. 

Mi Voluntad está por todas partes, y los actos hechos en mi Voluntad corren por todas partes, en el Cielo y en la tierra; corren al pasado, porque mi Voluntad existía; al presente, porque nada ha perdido de su actividad; al futuro, porque existirá eternamente.  Cómo son bellos los actos en mi Voluntad, y así como mi Voluntad contiene siempre nuevos contentos, así estos actos son los nuevos contentos de los mismos bienaventurados, son los suplentes de los actos de los santos que no han sido hechos en mi Querer, son las nuevas gracias de todas las criaturas”.

 Después he quedado toda afligida porque no había visto a mi dulce Jesús, y Él, moviéndose en mi interior, me ha estrechado en sus brazos diciéndome:

 “Hija mía, ¿por qué tan afligida?  ¿No soy Yo mismo el mar?”Vol. 13 Agosto 9, 1921

 

 

 Los actos hechos en la Divina Voluntad son días de luz para Jesús

 

“Hija mía, los actos hechos en mi Voluntad son días para Mí, y si el hombre con sus culpas me circunda de tinieblas, estos actos, más que rayos solares me defienden de las tinieblas y me circundan de luz, y me dan la mano para hacer conocer a las criaturas quién soy Yo.  Por eso amo tanto a quien vive en mi Querer, porque en mi Voluntad puede darme todo y me defiende de todos, y Yo me siento llevado a darle todo y a encerrar en ella todos los bienes que debería dar a todos los demás.  Supón que el sol tuviese razón, y que las plantas fueran racionales, y que voluntariamente rechazaran la luz y el calor del sol, que no desearan ni fecundar ni producir frutos; sólo una planta recibe con amor la luz del sol y quisiera dar al sol todos los frutos que las otras plantas no quieren producir, ¿no sería justo que el sol retirando de todas las demás plantas su luz, hiciera llover sobre esta planta toda su luz y su calor?  Creo que sí.  Ahora, lo que no sucede al sol porque está privado de razón, puede suceder entre el alma y Yo”.  Vol. 13 Noviembre 22. 1921

 

 

Todo lo que Jesús hizo en la tierra, está en

continua actitud de darse al hombre.

 

 Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Santo Querer de mi amable Jesús, y Él me ha dicho:

 “Hija de mi Querer, si supieras los portentos, los prodigios que suceden cuando te fundes en mi Querer, tú quedarías estupefacta; escucha un poco:  Todo lo que Yo hice sobre la tierra está en continua actitud de darse al hombre, haciéndole corona:

Mis pensamientos forman corona en torno a la inteligencia de la criatura, mis palabras, mis obras, mis pasos, etc., forman corona en torno a sus palabras, a sus obras y a sus pasos, a fin de que entrelazando sus cosas con las mías pueda decir a mi Padre Celestial que su obrar es como el mío.

  Ahora, ¿quién toma esta mi actitud continua?  ¿Quién se deja entrelazar por mis obras con las que coroné a toda la familia humana?  Quien vive en mi Querer. 

Conforme tú fundías tus pensamientos en mi Querer, mis pensamientos que te hacían corona sentían el eco de los míos en tu mente, y fundiéndose junto con los tuyos, multiplicaban los tuyos con los míos y formaba una doble corona en torno a la inteligencia humana, y mi Padre recibía no sólo de Mí, sino también de ti la gloria divina por parte de todas las inteligencias creadas, y así de las palabras y de todo lo demás. 

Y no sólo por parte de las criaturas rescata esta gloria divina, sino por parte de todas las otras cosas creadas, porque todas las cosas fueron creadas para hacer correr continuo amor hacia el hombre, y el hombre por justicia debería dar por cada cosa creada, homenaje, amor a su Creador. 

Ahora, ¿quién suple a esto?  ¿Quién hace suyo este Fiat por el cual todas las cosas fueron hechas, para difundir sobre todo un homenaje, una adoración, un amor Divino a su Creador? 

¡Quien vive en mi Querer!  Casi a cada palabra suya hace suyo aquel Fiat Omnipotente, el eco del Fiat eterno hace eco en su Fiat Divino en el cual vive y se difunde, corre, vuela, y en cada cosa creada imprime otro Fiat, y da nuevamente a su Creador el homenaje, el amor por Él queridos. 

Esto lo hice Yo cuando estuve en la tierra, no hubo cosa alguna por la que Yo no correspondiera a mi Divino Padre por parte de todas las criaturas; ahora lo hace, lo quiero, lo espero, de quien vive en mi Querer.

  Si tú vieras cómo es bello ver en cada parpadeo de estrella, en cada gota de luz del sol mi gloria, mi amor, mi profunda adoración unida a la tuya, ¡oh! cómo corre, cómo vuela sobre las alas de los vientos llenando toda la atmósfera, cómo recorre las aguas del mar, cómo se apoya en cada planta, en cada flor, cómo se multiplica en cada movimiento; es una voz que hace eco sobre todo y dice: 

‘Amor, gloria, adoración a mi Creador’.  Por eso quien vive en mi Voluntad es el eco de mi voz, la repetidora de mi Vida, la perfecta gloria de mi Creación, ¿cómo no debo amarla?  ¿Cómo no debo darle todo lo que debería dar a todas las otras criaturas juntas, y hacerla tener el primado sobre todo?  ¡Ah! mi amor se metería en estrechuras si  no lo hiciera!” Vol. 14 Marzo 28 de 1922.

 

El acto preventivo y el acto actual.

 

 Estaba pensando entre mí:  “Si es tan grande un acto hecho en su Querer, ¿cuántos, ay de mí, no dejo escapar?”  Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

 “Hija mía, existe el acto preventivo y el acto actual.  El preventivo es aquel cuando el alma, desde el primer surgir del día fija su voluntad en la mía, y se decide y se confirma de querer vivir y obrar sólo en mi Querer, previene todos sus actos y los hace correr todos en mi Querer.  Con la voluntad preventiva mi Sol surge, mi Vida queda duplicada en todos tus actos como dentro de un solo acto, y esto suple al acto actual.  Sin embargo, el acto preventivo puede ser opacado, oscurecido por los modos humanos, por la voluntad propia, por la propia estima, por el descuido y otras cosas, que son como nubes delante al sol, que vuelven menos vívida su luz sobre la faz de la tierra.  En cambio el acto actual no está sujeto a nubes, sino que tiene virtud de despejar las nubes, si es que las hay, y hace surgir tantos otros soles en los cuales queda duplicada mi Vida, con tal intensidad de luz y calor, de formar otros tantos nuevos soles, el uno más bello que el otro.  Sin embargo los dos actos son necesarios, el preventivo da la mano, dispone y forma el plano al actual, y el actual conserva y ensancha el plano del preventivo”. Vol. 14 Mayo 27, 1922

 

 

Los actos de Jesús y los de la Santísima Virgen en la Divina Voluntad.

 

 Encontrándome en mi habitual estado, estaba abandonándome en los brazos de la Santísima Voluntad de Dios, y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, en mi Querer no sólo encontrarás todos los actos que hizo mi Humanidad, en los cuales entretejía a todas las criaturas juntas, sino que encontrarás también todo lo que hizo mi amada Mamá, que entretejiéndose junto Conmigo, sus actos formaban uno solo con los míos.

  En cuanto fui concebido en su seno, Ella empezó el entretejido con mis actos, y como mi Humanidad no tenía otra vida, otro alimento, otra finalidad que la sola Voluntad de mi Padre, que corriendo en todo me constituía acto de cada criatura, para restituir al Padre los derechos de Creador por parte de las criaturas, y para darme como vida a todas ellas, por eso, en cuanto comenzó su entrelazamiento Conmigo, así también Ella restituía a nombre de todos, los derechos de Creador, y se daba a todas las criaturas, así que todas las criaturas recibían como vida, junto a mis actos los de mi Mamá.

 Ahora en el Cielo abraza toda la gloria de cada criatura, y por parte de cada una mi Querer le da tal gloria, que no hay gloria que Ella no contenga, ni gloria que de Ella no descienda.  Y como entretejió Conmigo sus obras, su amor, sus penas, etc., ahora en el Cielo está circundada de tal gloria por cuantos entretejidos hizo en mi Voluntad, por eso supera todo, abraza todo y concurre a todo.  He aquí qué significa vivir en mi Querer.  Jamás mi amada Mamá habría podido recibir tanta gloria, si todos sus actos no hubieran corrido en mi Querer, los cuales la constituyen Reina y corona de todos.

 Ahora te quiero a ti en mi Querer, a fin de que el entretejido no sea entre dos sino entre tres; mi Voluntad quiere ensancharse, a fin de que encuentre en una criatura a todas las criaturas juntas.  Mira el gran bien que te vendrá, cuánta gloria me darás, y cuánto bien harás a todos”.Vol. 14 Agosto 15 de 1922.

 

 

Dios al crear al hombre formaba un reino para Sí. El contento de Jesús cuando vea en una criatura no sólo la imagen de suHumanidad, sino todo lo que obró su Divinidad en Ella.

 

 Mi siempre dulce Jesús continúa hablando de su Santísimo Querer, y haciendo ver su corazón abierto, del cual salían tantos ríos de luz que herían a todas las criaturas, la cual formando una red de luz arrollaba todo, y tomando la palabra me ha dicho:

 “Hija mía, al crear al primer hombre daba el principio a la Creación del género humano, y después de que formé el cuerpo, con mi aliento omnipotente le infundí el alma, y con otro aliento mío, podría decir, me infundí a Mí mismo en el fondo del hombre para regirlo, dominarlo y custodiarlo, así que aquel hombre formaba un reino para Mí, en el cual Yo como Rey debía extender mis confines. 

Mi alegría fue a lo sumo al ver en este hombre la generación de tantos otros seres, casi interminable, que me debía dotar de tantos otros reinos por cuantas criaturas debían salir a la luz, en los cuales Yo debía reinar y ensanchar en ellos mis confines divinos, y todo el bien de los otros reinos debía redundar a gloria y honor del primer reino, el cual debía ser la cabeza y como acto primero de la Creación, pero con sustraerse de mi Querer, mi reino y el suyo terminó, y no sólo eso, sino que me pisoteo y en mi lugar se puso a sí mismo a reinar, idolatrándose y formando el reino de los vicios, de las miserias, de las desgracias, mi alegría murió acabando de nacer y se cambió en dolor; mira, todo el mal no fue otra cosa que sustraerse de mi Voluntad. 

Pero nuestro Amor no se detuvo, no quise ser el Dios aislado, no, y por eso quise descender del Cielo tomando una Humanidad similar al primer hombre, encerré en Ella toda la Creación, volví a unir la voluntad humana de esta Humanidad a la Voluntad Divina, a fin de que esta voluntad humana abrazando toda la Creación y todos sus actos, en esta Voluntad Divina me los llevase a mi trono como triunfadora de todos los actos humanos cambiados por Ella en actos de Voluntad Divina, con esto la voluntad humana tomaba posesión de la Voluntad Divina y la Divina de la humana, la una señoreaba sobre la otra, porque cuando un ser forma una sola cosa con otro ser, si es dueño uno, connaturalmente se vuelve dueño el otro. 

Había sido esta mi única razón por la cual había ordenado al hombre el abstenerse del fruto prohibido por Mí, quería un acto de sacrificio de su voluntad en la mía, a fin de que por este sacrificio, anudando nuevamente su voluntad en la mía, pudiese tomar posesión de mi Voluntad y Yo de la suya, y las dos reinar con la misma potencia, sabiduría y bondad, no lo quería desemejante en nada de Mí, era mi parto, era mi hijo, ¿y qué padre no ama el que su hijo sea rico y feliz como él? 

Mucho más Yo, Padre Celestial, y que nada perdía con volver a este hijo mío rico, feliz y reinante a la par de Mí.  Entonces, habiendo roto el hombre su voluntad con la mía, mi Amor no quedó quieto, elevó más alto sus llamas, y a cualquier costo quise producir otro Yo, y para eso escogí mi Humanidad, la cual, sacrificándose en todo a mi Voluntad tomaba posesión de mi Querer, haciéndome cumplir en Ella la finalidad de la creación del hombre, porque Yo tengo costumbre de cumplir mis más grandes empresas con uno solo, y después las difundo; ¿no fue un solo hombre que arruinó todos mis designios? 

Y sólo mi Humanidad debía rehacerme de esta ruina, y la potencia de mi Querer, encerrando en Ella toda la Creación, debía hacerme restituir los amores, los besos, las caricias que el primer hombre tan feamente había rechazado; mi amor, quitándose los vestidos, podría decir de dolor y de luto, se revistió de fiesta y como triunfador se dio a los más grandes excesos y locuras de amor.  Así que cuando quiero hacer una obra con la criatura, comienzo siempre al tú por tú, como si ninguna otra existiera, y después la agrando tanto, de llenar Cielo y tierra.

 Ahora hija mía, mi Amor quiere producir de nuevo, mientras da en excesos, sale fuera haciendo tregua, quiere dar nuevos partos, y lo que hizo en mi Humanidad, encerrando toda la Creación para poder dar al Padre todo lo que de ella quería, y hacer descender todo para provecho de todas las criaturas. 

Ahora, anudando tu voluntad con la mía quiero encerrar en ti toda la Creación, y haciéndote tomar posesión de mi Querer quiero ver repetir en ti mis actos, mi amor, mis penas, quiero mi reflector en la tierra, que mirándolo vea la Creación que creé en el Cielo y que encerró mi Humanidad, dentro de ti como dentro de un espejo, y Yo, viéndome en él la reconozca en ti. 

Entre tú y Yo estaremos en continuos reflejos, Yo la haré reflejar en ti y tú en Mí, Yo desde el Cielo y tú desde la tierra.  Entonces mi Amor estará contento cuando vea en una criatura no sólo la imagen de mi Humanidad, sino todo lo que obró mi Divinidad en Ella, por eso sé atenta y sigue mi Querer”.Vol. 14 Septiembre 9, 1922.

 

 

Los actos hechos en el Divino Querer forman los accidentes que

aprisionan a Jesús en el alma, y forman en ella su Vida real.

 

 Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús, con la añadidura de que el confesor, como no había yo tenido la confianza de abrirme con él y porque soy mala, me había negado la absolución.  Después, habiendo recibido la Santa Comunión, me abandonaba en brazos de mi dulcísimo Jesús y le decía:

 “Amor mío, ayúdame, no me abandones, Tú sabes en qué estado me encuentro por tu privación, no obstante por parte de las criaturas, en vez de ayuda agregan penas a penas, así que sin Ti no tengo a nadie, o Contigo o sola a llorar mi dura suerte de haberte perdido. 

Esto debería incitarte mayormente a no dejarme sola, al menos para hacer compañía a una pobre abandonada que vive muriendo en su duro exilio, por eso Tú que eres el Sumo entre los sacerdotes, dame Tú la absolución, dime que me perdonas las culpas que hay en mi alma, hazme oír tu voz dulcísima que me da vida y perdón”.  Mientras desahogaba mi dolor con Jesús, se ha hecho ver en mi interior, y los velos sacramentales formaban como un espejo en el cual Jesús estaba dentro, vivo y verdadero; y mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, este espejo son los accidentes del pan que me tienen aprisionado en ellos.  Yo formo mi Vida en la hostia, pero ella nada me da, ni un afecto, ni un latido, ni el más pequeño ‘te amo’, ella está como muerta para Mí, permanezco solo, sin la sombra de alguna correspondencia, y por eso mi amor está casi impaciente por salir, por romper este espejo y bajar a los corazones, para encontrar en ellos la correspondencia que la hostia ni sabe ni puede darme. 

¿Pero sabes tú dónde encuentro mi verdadera correspondencia?  En el alma que vive en mi Voluntad, Yo en cuanto desciendo en su corazón, pronto consumo los accidentes de la hostia, porque sé que accidentes más nobles y a Mí más queridos están listos para aprisionarme, para no hacerme salir de aquel corazón que me dará no sólo vida en él, sino vida por vida; no estaré solo, sino que estaré con mi más fiel compañía, seremos dos corazones palpitando juntos, amaremos unidos, nuestros deseos serán uno solo, así que Yo permanezco en ella y en ella hago vida, vivo y verdadero, como la hago en el Santísimo Sacramento. 

¿Pero sabes tú cuáles son estos accidentes que encuentro en el alma que hace mi Voluntad?  Son sus actos hechos en mi Querer, que más que accidentes se extienden en torno a Mí y me aprisionan, pero dentro de una prisión noble, divina, no oscura, porque sus actos hechos en mi Querer, más que sol la iluminan y la calientan.  ¡Oh! cómo me siento feliz de hacer Vida real en ella, porque me siento como si me encontrara en mi morada celestial.  Mírame en tu corazón, cómo estoy contento, cómo me deleito y pruebo las alegrías más puras”.

 Y yo:  “Mi amado Jesús, ¿no es una cosa nueva y singular lo que Tú dices, que en quien vive en tu Voluntad Tú haces Vida real en él?  ¿No es más bien esa Vida mística que Tú haces en los corazones que poseen tu gracia?”

 Y Jesús:  “No, no, no es Vida mística como para aquellos que poseen mi Gracia pero no viven con sus actos fundidos en mi Querer, y por eso no tienen materia suficiente para formarme los accidentes para aprisionarme; sería como si faltara la hostia al sacerdote y quisiera pronunciar las palabras de la consagración, las podría decir, pero las diría en el vacío y ciertamente mi Vida Sacramental no tendría existencia.  Así me encuentro en los corazones, que mientras pueden poseer mi Gracia, pero no viven del todo en mi Querer, estoy en ellos por Gracia, pero no realmente”.

 Y yo:  “Amor mío, ¿pero cómo puede ser que Tú puedas vivir realmente en el alma que vive en tu Querer?”

 Y Jesús:  “Hija mía, ¿no vivo acaso en la hostia sacramental vivo y verdadero, en alma, cuerpo, sangre y Divinidad?  ¿Y por qué vivo en la hostia en alma, cuerpo, sangre y Divinidad?  Porque no hay una voluntad que se oponga a la mía; si Yo encontrara en la hostia una voluntad que se opusiera a la mía, Yo no haría en ella ni Vida real, ni perenne, y es también ésta la causa por la cual los accidentes Sacramentales se consumen cuando me reciben, porque no encuentro una voluntad humana unida Conmigo, de manera que quieran perder la suya para hacer adquisición de la mía, sino que encuentro una voluntad que quiere obrar, que quiere hacer por sí misma, y Yo hago mi breve visita y parto.  En cambio para quien vive en mi Voluntad, mi Querer y el suyo son uno solo; y si lo hago en la hostia, mucho más lo puedo hacer en él, mucho más, pues encuentro un latido, un afecto, mi correspondencia y mi utilidad, lo que no encuentro en la hostia.

  Al alma que vive en mi Voluntad le es necesaria mi Vida real en ella, de otra manera, ¿cómo podría vivir de mi Querer? 

¡Ah! tú no quieres entenderlo, que la santidad del vivir en mi Querer es una santidad del todo diferente de las otras santidades, y quitadas las cruces, las mortificaciones y los actos necesarios de la vida, que hechos en mi Voluntad la embellecen de más, no es otra cosa que la vida de los bienaventurados del Cielo, que como viven en mi Querer, en virtud de Él cada uno me tiene en ellos como si fuera para uno solo, vivo y verdadero, no místicamente, sino realmente habitante en ellos; y así como no se podría decir vida de Cielo si no me tuvieran en ellos como vida propia, y si faltara aun una pequeña partecita de mi Vida en ellos no sería ni completa ni perfecta su felicidad, así quien vive en mi Querer no sería ni plena ni perfecta mi Voluntad en ella, porque faltaría mi Vida real que emite esta Voluntad. 

Es verdad que son todos prodigios de mi amor, más bien el prodigio de los prodigios, que hasta ahora mi Querer ha retenido en Él y que ahora quiere hacerlo salir para alcanzar la finalidad primaria de la creación del hombre.  Por eso mi primera Vida real la quiero formar en ti”.

Y yo al oír esto he dicho:  “¡Ay! amor mío, Jesús, a pesar de esto me siento tan mal por todas estas circunstancias, y Tú lo sabes; es verdad que esto me sirve para abandonarme más en tus brazos y pedirte a Ti lo que no me dan; pero con todo y esto siento un hálito de turbación que turba la paz de mi alma, ¿y Tú dices que quieres formar Vida real en mí?  ¡Oh, cuán lejana estoy de eso!”

Y Jesús de nuevo:  “Hija, no te preocupes por eso, lo que quiero es que tú no pongas nada de lo tuyo y que obedezcas por cuanto puedas.  Se sabe que todas las demás santidades, esto es, la de la obediencia y de las otras virtudes, no están exentas de pequeñeces, de turbaciones, de contiendas y de pérdida de tiempo que impiden formar un hermoso sol, a lo más forman una pequeña estrella; sólo la santidad de mi Querer es la que está exenta de estas miserias. 

Y además, mi Voluntad encierra todos los Sacramentos y los efectos de ellos, por eso abandónate del todo en mi Voluntad, hazla toda tuya y recibirás los efectos de la absolución o de alguna otra cosa que te fuera negada. 

Por tanto te recomiendo que no pierdas tiempo, pues con perderlo vienes a obstaculizar mi Vida real que estoy formando en ti”.Vol. 16  Nov. 5 1923.

 

 

La santidad en el Querer Divino debe ser un acto continuado.  Dios

va buscando almas que quieran vivir en la Divina Voluntad para

poner en sus brazos a todas las almas.

 

 Esta mañana mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior, en acto de extender los brazos en forma de cruz, y yo quedaba extendida junto con Él; después me ha dicho:

 “Hija mía, el último acto de mi Vida fue el extenderme sobre la cruz y permanecer ahí hasta que morí con los brazos abiertos, sin poderme mover ni oponerme a lo que querían hacerme.  Yo era el verdadero retrato, la viva imagen de quien vive no de voluntad humana, sino Divina. 

Aquél no poder moverme, ni poder oponerme, ese haber perdido todo derecho sobre Mí, la tensión horrible de mis brazos, ¡cuántas cosas decían!  Y mientras Yo perdía los derechos, los demás hacían adquisición de mi Vida.  El primer derecho fue de la Voluntad Suprema, que haciendo uso de su inmensidad y omnividencia, tomaba todas las almas, inocentes y pecadoras, buenas y santas, y me las ponía en los brazos extendidos, a fin de que las llevara al Cielo, y Yo no rechacé a ninguno, así que en mis brazos la Voluntad Divina dio lugar a todos. 

Ahora, como la Voluntad Suprema es un acto continuado, nunca interrumpido, y lo que hace una vez no deja nunca de hacerlo, y si bien mi Humanidad está en el Cielo y no está sujeta a sufrir, va buscando almas que no se muevan en la voluntad humana sino en la Divina, que no se opongan a nada, que pierdan todo derecho propio, a fin de que quedando todo derecho en poder de la Divina Voluntad, continúe su acto de poner en los brazos de quien se presta a extenderse en mi Querer a todas las almas, pecadores y santos, inocentes y malos, a fin de que repita y continúe lo que hicieron mis brazos extendidos en cruz. 

He aquí por qué me he extendido dentro de ti, para que la Suprema Voluntad continúe su acto de traerme a todos a mis brazos.

 La santidad no está formada por un solo acto, sino por muchos actos unidos juntos.  Un solo acto no forma ni santidad ni perversidad, porque faltando la continuidad de los actos, faltan los colores y las vivas tintas de la santidad, y faltando éstos no se puede dar un peso y un valor justo ni de la santidad ni de la perversidad.  Así que lo que hace refulgir y pone el sello a la santidad son los actos buenos continuados. 

Nadie puede decir que es rico porque posee una moneda, sino quien posee propiedades extensas, villas, palacios, etc., etc.  Así es de la santidad, y si la santidad tiene necesidad de tantos actos buenos, sacrificios, heroísmo, pero puede estar sujeta a vacíos, a intervalos; la santidad en mi Querer no está sujeta a fases intermitentes, sino que debe asociarse al acto continuado del Querer Eterno, que jamás, jamás se detiene, sino que siempre está obrante, siempre triunfante, que siempre ama y jamás se detiene.

  Así que la santidad en mi Querer pone en el alma el sello del obrar de su Creador, cual es su amor continuo, la conservación continua de todas las cosas por Él creadas, jamás se cambia y es inmutable.  Quien está sujeto a cambiarse pertenece a la tierra y no al Cielo; el cambiarse es de la voluntad humana, no de la Divina; interrumpir el bien es de la criatura, no del Creador; todo eso sería deshonroso a la santidad del vivir en mi Querer, porque ella contiene la divisa, la imagen de la santidad de su Creador.  Por eso sé atenta, deja todos los derechos a la Voluntad Suprema y Yo iré formando en ti la santidad del vivir en mi Querer”. Vol. 17 Julio 25 de 1924.

 

 

Las cosas creadas por Dios no salen de Él, y la Divina Voluntad

se hace alimentadora y conservadora de ellas.  Así sucede

para el alma que obra en la Divina Voluntad.

 

 Mientras estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino pensaba entre mí:  “Antes, cuando me fundía en el Santo Supremo Querer, Jesús estaba conmigo y junto con Jesús yo entraba en Él, así que el entrar era una realidad, pero ahora yo no lo veo, así que no sé si entro en el eterno Querer o no, lo siento más bien como una leccioncilla aprendida de memoria, o bien como un modo de decir”.  Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior, y tomándome una mano en la suya me empujaba hacia lo alto y me ha dicho:

 “Hija mía, debes saber que me veas o no me veas, cada vez que tú te fundes en mi Voluntad, Yo, desde dentro de tu interior te tomo una mano para empujarte a lo alto, y desde el Cielo te doy mi otra mano para tomar la otra tuya y jalarte hacia arriba, en medio a Nosotros en la interminable Voluntad nuestra, así que estás entre mis manos, entre mis brazos.

  Tú debes saber que todos los actos hechos en nuestra Voluntad entran en el acto primero, cuando creamos todas las cosas creadas, y los actos de la criatura besándose con los nuestros, porque una es la Voluntad que da vida a todos estos actos, se difunden en todas las cosas creadas, tal como está difundida nuestra Voluntad por doquier, y se constituyen correspondencia de amor, de adoración y de gloria continua por todo lo que hemos puesto fuera en la Creación. 

Sólo lo que se hace en nuestra Voluntad, comienza casi junto con Nosotros a darnos correspondencia de amor perenne, adoración en modo divino, gloria que jamás termina, y así como por todas las cosas creadas por Nosotros es tanto el amor que nutrimos, que no permitimos que salieran de nuestra Voluntad, conforme las creamos así todas quedaron con Nosotros, y nuestra Voluntad se hizo conservadora y alimentadora de toda la Creación, y por eso todas las cosas se conservan siempre nuevas, frescas y bellas, no crecen ni decrecen, porque por Nosotros fueron creadas todas perfectas, por eso no están sujetas a alteraciones de ninguna clase, todas conservan su principio porque se hacen alimentar y conservar por nuestra Voluntad, y quedan en torno a Nosotros a alabar nuestra gloria.

 Ahora, el obrar de la criatura en nuestra Voluntad entra en nuestras obras, y nuestra Voluntad se hace alimentadora, conservadora y acto del mismo acto de la criatura, y estos actos hechos en nuestra Voluntad por la criatura se ponen en torno a Nosotros, y transfundidos en todas las cosas creadas alaban nuestra perpetua gloria.  ¡Cómo es diferente nuestro obrar del de la criatura y el amor con el cual obramos! 

Nosotros obramos y es tanto el amor a la obra que hacemos, que no permitimos que salga de Nosotros, a fin de que nada pierda de la belleza con la cual fue hecha; en cambio la criatura si hace una obra no la sabe tener consigo, es más, muchas veces no sabe qué cosa se ha hecho de su obra, si se ha ensuciado, si la han hecho un harapo, y esto es señal del poco amor a sus mismas obras. 

Y como la criatura ha salido fuera de su principio, esto es, de la Voluntad Divina de donde salió, ha perdido el verdadero amor hacia Dios, hacia sí misma y hacia sus obras.  Yo quise que el hombre estuviera en mi Voluntad por su voluntad, no forzado, porque lo amé más que a todas las otras cosas creadas, y quería que fuera como rey en medio de mis obras. 

Pero el hombre ingrato quiso salir de su principio, por eso se transformó y perdió su frescura, su belleza, y quedó sujeto a alteraciones y cambios continuos.  Y por cuanto Yo lo llamo para que regrese a su principio, se hace el sordo y finge no escucharme, pero es tanto mi amor que lo espero y continúo llamándolo”. Vol. 17 Enero 17, 1925.

 

 

 

 

Jesús la llama la pequeña recién nacida para hacer que renazca

siempre en su Santo Querer a nueva belleza, a nueva santidad,

a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador.

 

 Amor mío y vida mía, Jesús, ven Tú en ayuda de mi debilidad y de mi renuencia a escribir, más bien haz que venga a escribir tu misma Voluntad, a fin de que nada ponga de lo mío, sino solamente lo que Tú quieres que escriba, y Tú, Mamá mía y Madre Celestial de la Divina Voluntad, ven a llevarme la mano mientras escribo, dame las palabras, facilítame los conceptos que Jesús pone en mi mente, a fin de que pueda escribir dignamente acerca de la Santísima Voluntad, de modo de volver contento a mi dulce Jesús.

 Estaba pensando entre mí:  “¿Por qué Jesús bendito me llama frecuentemente la pequeña recién nacida de su Santísima Voluntad?  Tal vez porque soy mala aún, y no habiendo dado un solo paso en su Voluntad, con razón me llama recién nacida apenas”.  Ahora, mientras esto pensaba, mi adorable Jesús me ha puesto los brazos al cuello y estrechándome fuerte a su corazón me ha dicho:

 “A mi pequeña recién nacida de mi Voluntad nada quiero negarle; ¿quieres saber por qué te llamo la pequeña recién nacida?  Recién nacida significa estar en acto de nacer, y como tú debes renacer en cada acto tuyo en mi Querer, y no sólo eso, sino que mi Voluntad para rehacerse de todas las oposiciones de las voluntades humanas quiere llamarte en mi Querer a hacerte renacer tantas veces por cuantas veces las voluntades humanas se han opuesto a la suya, por eso es necesario conservarte siempre recién nacida. 

Quien está en acto de nacer es fácil hacerla renacer cuantas veces se quiera y conservarla sin el crecimiento de la voluntad humana, pero cuando el alma crece, resulta más difícil conservarla sin la vida del propio yo. 

Pero esto no es todo, a la recién nacida de mi Voluntad era necesario, conveniente, decoroso, para ella y para nuestra misma Voluntad, que se uniera a aquel acto único del Eterno, que no tiene sucesión de actos, y así como este acto único da al Ser Divino toda la grandeza, la magnificencia, la inmensidad, la eternidad, la potencia, en suma, encierra todo para poder hacer salir de este acto único todo lo que quiere, así nuestra pequeña recién nacida en nuestra Voluntad, uniéndose con el acto único del Eterno, debía hacer siempre un solo acto, esto es, estar siempre en acto continuo de nacer, hacer siempre un solo acto:  ‘Nuestra Voluntad’. 

Y mientras hace un solo acto, renacer continuamente, pero, ¿a qué cosa renacer? A nueva belleza, a nueva santidad, a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador; y conforme tú renaces en nuestro Querer, así la Divinidad se siente correspondida en la finalidad por la que puso fuera a la Creación, y se siente regresar las alegrías y la felicidad que debía darle la criatura, y estrechándote al seno divino te colma de alegría y de gracias infinitas, y te manifiesta otros conocimientos sobre nuestra Voluntad, y no dándote tiempo te hace renacer de nuevo en nuestro Querer. 

Además de esto, estos nacimientos continuos te hacen morir continuamente a tu voluntad, a tus debilidades, a las miserias, a todo lo que no pertenece a nuestro Querer. 

¡Cómo es bella la suerte de mi pequeña recién nacida!  ¿No estás contenta? Mira, también Yo nací una vez, pero aquel nacimiento me hace nacer continuamente, renazco en cada hostia consagrada, renazco cada vez que la criatura regresa a mi Gracia; el primer nacimiento me dio el campo para hacerme renacer siempre. 

Así son las obras divinas, hechas una vez queda el acto continuado sin terminar jamás.  Así será de mi pequeña recién nacida en mi Querer, nacida una vez, permanecerá el acto del nacimiento continuo, por eso estoy tan atento a que no entre en ti tu querer, te circundo de tanta gracia para hacer que tú nazcas siempre en mi Querer y mi Querer renazca en ti”.Vol. 19 Febrero 23, 1926

 

 

Cada vez que el alma se ocupa de sí misma, pierde un acto en

la Voluntad Divina.  Qué significa perder este acto.

 

 Continuaba en mis acostumbrados temores, y mi siempre amable Jesús haciéndose ver, todo bondad me ha dicho:

 “Hija mía, no pierdas el tiempo, porque cada vez que te ocupas de ti es un acto que pierdes en mi Voluntad, y si supieras qué significa perder un solo acto en mi Voluntad:  Tú pierdes un acto divino, aquel acto que abraza todo y a todos y que contiene todos los bienes que hay en el Cielo y en la tierra, mucho más que mi Voluntad es un acto continuado que no se detiene jamás en su curso, ni puede esperarte a ti cuando por tus temores te detienes, es a ti a quien conviene seguirla en su curso continuado, no a Ella esperarte a ti a cuando tú te pongas en camino para seguirla.

  Y no sólo tú pierdes el tiempo, sino que Yo, debiendo apaciguarte y quitarte de tus temores para ponerte en camino en mi Voluntad, me obligas a Mí a ocuparme de cosas que no pertenecen al Supremo Querer, tu mismo ángel custodio que te está cerca queda en ayunas, porque cada acto que haces en Ella y conforme sigues su curso, es una bienaventuranza accidental de más que él goza estando cerca de ti, es un paraíso duplicado de alegría que tú le ofreces, de modo que se siente feliz de su suerte por tenerte bajo su custodia, y como las alegrías del Cielo son comunes, tu ángel ofrece la bienaventuranza accidental que ha recibido de ti, su paraíso duplicado, a toda la corte celestial, como fruto del Querer Divino de su protegida, todos hacen fiesta y magnifican y alaban la potencia, la santidad, la inmensidad de mi Voluntad. 

Por eso sé atenta, en mi Querer no se puede perder el tiempo, hay mucho qué hacer, conviene que tú sigas el acto de un Dios no interrumpido jamás”.

 Dicho esto ha desaparecido y yo he quedado pensativa al ver el mal que yo hacía, y decía entre mí:  “¿Cómo puede ser posible que con ponerme en el Querer Divino, olvidando todo lo demás como si ninguna otra cosa existiera para mí sino sólo la eterna Voluntad, yo tome parte en todo lo que contiene este amable Querer?”  Y Jesús regresando ha agregado:

 “Hija mía, quien ha nacido en mi Querer, es justo que sepa los secretos que Él contiene, además la cosa en sí misma es facilísima y como connatural:  Supón que pases a habitar en una casa, o por poco tiempo o para siempre, en la cual hay una bella música, un aire perfumado por el cual se siente infundir una nueva vida; tú, ciertamente no has puesto aquella música ni aquel aire balsámico, pero como tú te encuentras en aquella habitación, no tuya, tú vienes a gozar tanto de la música como del aire perfumado que regenera las fuerzas a vida nueva; agrega que aquella habitación contiene pinturas encantadoras, cosas bellas que embelesan, jardines jamás vistos por ti, con tanta variedad de plantas y flores que resulta imposible numerarlos todos; también hay comidas exquisitas que jamás has gustado, ¡oh, cómo te recreas, te deleitas y gozas al mirar tantas bellezas, al probar alimentos tan exquisitos!  Pero de todo esto nada está hecho o puesto por ti, no obstante tomas parte en todo sólo porque te encuentras en aquella habitación. 

Ahora, si esto sucede en el orden natural, mucho más fácil puede suceder en el orden sobrenatural de mi Voluntad, el alma con el entrar en Ella forma un solo acto con la Divina Voluntad, y como connatural toma parte en lo que Ella hace y contiene; mucho más que el alma para vivir en mi Voluntad, primero es despojada de las vestiduras del viejo Adán culpable, y es revestida por las vestiduras del Adán nuevo y santo, su vestidura es la luz de la misma Voluntad Suprema, en la cual le vienen comunicados todos sus modos divinos, nobles y comunicativos a todos.  Esta luz le hace perder las facciones humanas y le restituye la fisonomía de su Creador. 

¿Qué maravilla entonces en que tome parte en todo lo que posee el Divino Querer, siendo una la Vida y una la Voluntad?  Por eso sé atenta, te recomiendo que me seas fiel y tu Jesús mantendrá la batuta de hacerte vivir siempre en mi Querer, estaré en guardia a fin de que jamás puedas salir de Él”. Vol. 19 Febrero 29, 1926.