Jesús no enseña ni quiere cosas imposibles

Imagen de Mariu

La Voluntad Divina y el querer humano son dos potencias espirituales.

 Todo el hombre está en la voluntad.  Jesús no enseña ni quiere cosas imposibles.

 
 
Me siento como arrollada en las olas eternas del Querer Divino, siento su movimiento continuo que como vida murmura continuamente, pero ¿qué cosa murmura?  Murmura amor y da amor a todos, murmura y felicita, murmura y fortifica, murmura y da luz, murmura y da vida a todos, conserva a todos, y forma el acto de todos, inviste todo, envuelve y esconde todo en Sí para darse a todos y recibir todo
 
¡Oh! Potencia del Querer Divino, cómo quisiera poseerte como vida en el alma, vivir de Ti para no conocer otra Vida que la tuya, pero ¡oh! cómo estoy lejana de ello, demasiado se necesita para llegar a vivir de Voluntad Divina.  Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús, mi amada vida, sorprendiéndome, todo bondad me ha dicho: “Hija mía bendita, ¿dime qué quieres?
 
 ¿Quieres tú que mi Voluntad reine y viva en ti como Vida?  Si verdaderamente lo quieres, todo está hecho, porque es tanto nuestro Amor y el deseo ardiente de que la criatura posea nuestra Voluntad como vida, para hacerla vivir de Ella, que en cuanto su voluntad humana verdaderamente lo quiere, así la nuestra llena el querer humano de nuestro Supremo Querer para formar en él su Vida, y vivir en ella como en su propio centro.
 
 Tú debes saber que la Voluntad Divina y la humana son dos potencias espirituales, la Divina, inmensa, de una Potencia inalcanzable; la humana, pequeña potencia, pero aunque pequeña tiene su potencia, y siendo las dos espirituales, la una se puede verter en la otra y formar una sola vida; toda la potencia está en el querer, y siendo potencia espiritual tiene espacio para poder poner dentro de su voluntad el bien que quiera, y también el mal.  Así que lo que quiere la voluntad eso se encuentra dentro de ella:
 
 Si quiere la propia estima, la gloria, el amor a los placeres, a las riquezas, se encontrará dentro de su querer la vida de la estima propia, de la gloria, la vida de los placeres, de las riquezas, y si quiere el pecado, también el pecado formará su vida.  
 
Mucho más si quiere la Vida de nuestra Voluntad en la suya, querido, ordenado por Nosotros con tantos suspiros, si de veras la quiere tendrá el gran bien de poseer nuestra Voluntad como vida, y si esto no fuera, la santidad del vivir en mi Querer sería una santidad difícil y casi imposible, y Yo no sé ni enseñar cosas difíciles, ni quiero cosas imposibles, más bien es mi costumbre facilitar por cuanto es posible a la criatura las cosas más arduas y los sacrificios más duros, y si es necesario pongo de lo mío para hacer que la pequeña potencia de su querer venga sostenida, ayudada, animada por la invencible Potencia del mío, y así volver fácil el bien, o la Vida de mi Querer que quiere poseer la criatura, y es tanto mi Amor, que para facilitarla mayormente le susurro al oído del corazón:
 
 ‘Si de veras quieres hacer este bien, lo haré Yo junto contigo, no te dejaré sola, pondré a tu disposición mi Gracia, mi Fuerza, mi Luz, mi Santidad, seremos dos en hacer el bien que quieres poseer.’
 
 Por eso no se necesita mucho para vivir de mi Voluntad, el todo está en el querer, si éste se decide y lo quiere firmemente y perseverantemente, ya ha vencido a la mía y la ha hecho suya.
 
 ¡Oh! ¿cuántas cosas puede encerrar el querer humano siendo potencia espiritual que mucho cosecha y nada pierde, se asemeja a la luz del sol, cuántas cosas no contiene el sol mientras que no se ve otra cosa que luz y calor?  Sin embargo los bienes que encierra son casi innumerables, y se ve que conforme toca la tierra, así comunica bienes admirables, sin embargo no se ve otra cosa que luz; así es la voluntad humana, cuántos bienes no puede encerrar si quiere, puede encerrar amor, santidad, luz, reparaciones, paciencia, todas las virtudes y también a su mismo Creador.
 
 Siendo potencia espiritual tiene virtud y capacidad de encerrar todo lo que quiere, y no sólo tiene la potencia de encerrar el bien que quiere, sino de transmutarse en el bien que encierra.  
 
Así que la voluntad humana se cambia en la naturaleza del bien que quiere, y aunque muchas cosas que verdaderamente quiere no las haga, en la voluntad quedan como hechas, y se ve que a la ocasión de hacer aquel bien que quería, poseyendo la vida de ese bien, con prontitud, con todo amor, sin dudar un instante hace aquel bien que desde hacía tanto tiempo quería hacer; símbolo del sol que no encontrando ni la semilla, ni la flor, no da ni el bien de madurar la semilla, ni el bien del color a las flores, pero en cuanto le viene dado tocarlas con su luz, poseyendo la vida, rápidamente da la maduración a la semilla, el color a las flores.
 
 La voluntad humana posee con caracteres indelebles todo lo que hace y que quiere hacer, y si la memoria olvida, pero la voluntad nada pierde, contiene el depósito de todos sus actos sin que pueda perder nada.  Por eso se puede decir:  ‘Todo el hombre está en la voluntad.’
 
 Si ésta es santa, también las cosas más indiferentes son santas para él; si es mala, tal vez aun el bien se cambia para él en acto perverso, por eso si quieres verdaderamente mi Voluntad Divina como vida, no se necesita mucho, mucho más que unida a la tuya está la mía que lo quiere, hay una Potencia que todo puede; y por parte tuya se verá con los hechos si en todas las cosas te comportaras como poseedora de una Voluntad Divina.
 
 Por eso sé atenta hija mía, y tu vuelo sea siempre continuo en el Fiat Supremo.”  Vol. 33 Marzo 19 de 1935

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