Jesús habla a Luisa de los Ángeles

Imagen de Mariu

Los Ángeles, siempre hacen su oficio sin importar si obtienen resultados.

 

(...) Encontrándome en mi habitual estado, cuando apenas lo he visto me ha dicho:

 

“Los ángeles, obtengan o no obtengan, hacen siempre su oficio, no se retiran de la obra confiada por Dios, de la custodia de las almas, y a pesar de que vean que casi a despecho de su cuidado, diligencia, industria, sus continuas asistencias, las almas se pierden, están siempre allá, en sus puestos; ni si obtienen o no obtienen dan mayor o menor gloria de Dios, porque su voluntad es siempre estable para cumplir el trabajo confiado a ellos. Las almas víctimas, son los ángeles humanos que deben reparar, impetrar, proteger a la humanidad, y si obtienen o no obtienen, no deben cesar en su trabajo; a menos que les sea asegurado de lo alto”.Vol. 5 Octubre 7 de 1903

 

 

Miles de ángeles custodian los actos hechos en el Querer Divino.

 

 Continuando mi habitual estado, me sentía toda inmersa en el Divino Querer, y mi dulce Jesús ha dicho:

 “Hija mía, así como el sol no deja la planta, la acaricia con su luz, la fecunda con su calor, hasta en tanto no produce flores y frutos, y celoso los hace madurar, los custodia con su luz y sólo deja al fruto cuando el agricultor lo toma para hacerlo su alimento, así de los actos hechos en mi Querer, es tanto mi amor, mi celo hacia ellos, que la gracia los acaricia, mi amor los concibe y los fecunda, los madura, pongo millones de ángeles a custodia de un solo acto hecho en mi Querer, porque siendo estos actos hechos en mi Querer semillas para que mi Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, todos son celosos de estos actos.  Su rocío es mi aliento, su sombra es mi luz, los ángeles quedan arrobados y reverentes los adoran, porque ven en estos actos la Voluntad eterna que merece toda su adoración, y estos actos son dejados sólo cuando encuentro otras almas que, tomándolos como frutos divinos, los hacen alimento para sus almas.  ¡Oh! la fecundidad y multiplicidad de estos actos, la misma criatura que los hace no puede numerarlos”.

 Entonces pensaba entre mí:  “¿Será posible que estos actos sean tan grandes; y por qué los mismos ángeles quedan raptados?  Y Jesús estrechándome más fuerte entre sus brazos ha agregado:

 “Hija mía, son tan grandes estos actos, que conforme el alma los va cumpliendo, no hay cosa ni en el Cielo ni en la tierra que no tome parte, y ella queda en comunicación con todas las cosas creadas, todo el bien, los efectos, el valor del cielo, del sol, de las estrellas, del agua, del fuego, etc., están no sólo en continuas relaciones con ella, sino que son cosas suyas; ella armoniza con todo lo creado, y lo creado armoniza en ella.  ¿El por qué?  Porque quienes viven en mi Querer son las depositarias, las conservadoras, las sostenedoras, las defensoras de mi Voluntad, ellas prevén lo que quiero y sin que Yo lo ordene cumplen lo que quiero, y comprenden la grandeza, la santidad de mi Querer, celosamente lo custodian y lo defienden.  ¿Cómo no deberían quedar todos arrobados al ver a estas almas que forman el sostén de su Dios, en virtud del prodigio de mi Voluntad?  ¿Quién puede defender mis derechos sino quien vive en mi Querer?  ¿Quién puede amarme de verdad, con amor desinteresado semejante al mío, sino quien vive en mi Voluntad?  Yo me siento más fuerte en estas almas, pero fuerte de mi misma fuerza.  Soy como un rey  rodeado de fieles ministros, que se siente más fuerte, más glorioso, más sostenido en medio de estos sus fieles ministros que solo; si queda solo llora a sus ministros porque no tiene con quién desahogar y a quién confiar la suerte del reino.  Así soy Yo, y ¿quién puede serme más fiel que quien vive en mi Voluntad?  Siento mi Voluntad duplicada, por lo tanto me siento más glorioso, desahogo con ellas y de ellas me fío”.  Vol. 14 Abril 25, 1922.

 

Los ángeles son ángeles porque se han conservado en el acto primero en el cual fueron creados, y del conocer el más o el menos de la Suprema Voluntad, vienen constituidos los diversoscoros de los ángeles. 

 

 Siento que no puedo confiar a la pluma mis dolorosos secretos, ni expresar en el papel lo que siento en mi martirizado corazón.  ¡Ah! sí, no hay martirio que pueda compararse al martirio de la privación de mi dulce Jesús. 

El mártir es herido y muerto en el cuerpo, en cambio el martirio de su privación hiere el alma, la lacera en sus más íntimas fibras, y lo que es peor, la mata sin hacerla morir para golpearla continuamente sobre el yunque de hierro del dolor y del amor.  Y mientras paso adelante de las penas que siento en mi interior, pues son cosas que no puedo decir, quisiera, como una de las más pobres mendigantes, pedir de limosna a todos, a los ángeles, a los santos, a mi Reina Mamá, a la Creación toda, una palabra, una pequeña oración por mí ante Jesús, a fin de que rogado por todos se pueda mover a compasión de la pequeña hija de su Querer y hacerla volver del duro exilio en el cual me encuentro.

 Entonces estaba pensando entre mí acerca de lo que había pasado en mi mente, es decir, que en vez de Jesús me parecía como si tuviera a mi ángel junto, y decía entre mí:  “¿Y por qué el ángel y no Jesús?”  En ese momento me he sentido mover en mi interior a Jesús y me dijo:

“Hija mía, ¿quieres tú saber por qué son ángeles, por qué se han conservado bellos y puros como salieron de mis manos?  Porque se han mantenido siempre firmes en el acto primero en el cual fueron creados, por lo tanto, estando en aquel acto primero de su existencia, están en el acto único de mi Voluntad, que no conociendo sucesión de actos no se cambia, ni crece ni decrece, y contiene en sí todos los bienes posibles e imaginables; y los ángeles, conservándose en el acto único de mi Voluntad, en el cual los hice salir a la luz, se mantienen inmutables, bellos y puros, nada han perdido de su primaria existencia, y toda su felicidad es el mantenerse voluntariamente en el acto único de mi Voluntad.  Todo encuentran en el círculo de mi Querer, no quieren para hacerse felices sino lo que les suministra mi Voluntad. 

¿Pero sabes tú por qué hay diferentes coros de ángeles, uno superior a otro?  Están aquellos más cercanos a mi Trono, ¿sabes por qué?  Porque mi Voluntad, a quién ha manifestado un acto solo de mi Voluntad y a quién por dos, a quién por tres, a quién por siete, y en cada cosa del acto que mi Voluntad manifestaba de más se volvían superiores a los demás, y se volvían más capaces y más dignos de estar cercanos a mi Trono. 

Así que por cuanto más mi Voluntad se manifiesta, y en Ella se conservan, tanto más quedan elevados, embellecidos, felices y superiores a los demás.  Mira entonces como todo está en mi Voluntad y en el saberse conservar, sin jamás salir, en aquella misma Voluntad de la cual han salido; y del conocer el más y el menos de mi Suprema Voluntad, vienen constituidos los diversos coros de los ángeles, sus distintas bellezas, los diversos oficios, la jerarquía Celestial. 

Si tú supieras qué significa conocer de más mi Voluntad, hacer un acto de más en Ella, conservarse, obrar en esa mi Voluntad conocida, dónde viene constituida, el oficio, la belleza, la superioridad de cada criatura, ¡oh! cómo apreciarías de más los diversos conocimientos que te he manifestado sobre mi Voluntad. 

Un conocimiento de más sobre mi Voluntad eleva al alma a tal altura sublime, que los mismos ángeles quedan estupefactos y raptados, y me confiesan incesantemente:  ‘Santo, Santo, Santo’. 

Mi Voluntad se manifiesta y llama de la nada las cosas, y forma los seres, se manifiesta y embellece, se manifiesta y eleva más en alto, se manifiesta y engrandece más la Vida Divina en la criatura, se manifiesta y en ellas forma los portentos nuevos y nunca conocidos. 

Así que, por las tantas cosas que te he manifestado de mi Voluntad, puedes comprender lo que quiero hacer de ti y cómo te amo, y cómo tu vida debe ser una cadena de actos continuos hechos en mi Voluntad. 

Si la criatura, como el ángel, no saliera jamás del acto primero en el cual mi Voluntad la hizo salir a la luz, ¿qué orden, qué portentos no se deberían ver sobre la tierra?  Por eso hija mía, no salgas jamás de tu principio, en el cual mi Voluntad te creó y tu acto primero sea siempre mi Voluntad”.(...)  Vol. 17 Octubre 30 1924.

 

 

Cada vez que el alma se ocupa de sí misma, pierde un acto en la Voluntad Divina.

Qué significa perder este acto. Cada acto hecho en la Divina Voluntad es una bienaventuranza accidental más que el ángel de la guarda goza estando cerca de su protegido.

 

 

Continuaba en mis acostumbrados temores, y mi siempre amable Jesús haciéndose ver, todo bondad me ha dicho: 

“Hija mía, no pierdas el tiempo, porque cada vez que te ocupas de ti es un acto que pierdes en mi Voluntad, y si supieras qué significa perder un solo acto en mi Voluntad: 

Tú pierdes un acto divino, aquel acto que abraza todo y a todos y que contiene todos los bienes que hay en el Cielo y en la tierra, mucho más que mi Voluntad es un acto continuado que no se detiene jamás en su curso, ni puede esperarte a ti cuando por tus temores te detienes, es a ti a quien conviene seguirla en su curso continuado, no a Ella esperarte a ti a cuando tú te pongas en camino para seguirla.

Y no sólo tú pierdes el tiempo, sino que Yo, debiendo apaciguarte y quitarte de tus temores para ponerte en camino en mi Voluntad, me obligas a Mí a ocuparme de cosas que no pertenecen al Supremo Querer, y tu mismo ángel custodio, que te está cerca, queda en ayunas, porque cada acto que haces en Ella y conforme sigues su curso, es una bienaventuranza accidental de más que él goza estando cerca de ti, es un paraíso duplicado de alegría que tú le ofreces, de modo que se siente feliz de su suerte por tenerte bajo su custodia, y como las alegrías del Cielo son comunes, tu ángel ofrece la bienaventuranza accidental que ha recibido de ti, su paraíso duplicado, a toda la corte celestial como fruto del Querer Divino de su protegida, todos hacen fiesta, magnifican y alaban la Potencia, la Santidad, la Inmensidad de mi Voluntad. Por eso sé atenta, en mi Querer no se puede perder el tiempo, hay mucho qué hacer, conviene que tú sigas el acto de un Dios no interrumpido jamás.”  Vol. 19 Febrero 28 1926.