El Abandono

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El abandono del alma en la Voluntad de Dios es opio para Jesús. El aire de las almas.

 

(1) Continuando mi habitual estado, estaba diciendo al dulce Jesús que tuviera a bien hacerme participar en sus penas, y Él me ha dicho:

(2) “Hija mía, el opio del alma es mi Voluntad, mi opio es la voluntad del alma abandonada en la mía, unida al puro amor. Este opio que el alma me da tiene la virtud de que las espinas pierdan en Mí la virtud de pinchar, los clavos de perforar, las llagas de dar dolor, todo me calma y adormece, así que si tú me has dado el opio, ¿cómo quieres que te haga parte de mis penas? Si no las tengo para Mí menos para ti”.

(3) Y yo: “Ah Jesús, cómo te sabes salir, parece que quieres jugar y para no contentarme te zafas con esas palabras”.

(4) Y Él: “No, no, es verdad, es exactamente así. Tengo necesidad de mucho opio, y te quiero tan abandonada en Mí que no te sienta más a ti misma, así que no reconoceré más quién eres tú, sino que solamente me reconoceré a Mí en ti, así que te diré que eres mi alma, mi carne, mis huesos. En estos tiempos tengo necesidad de mucho opio, porque si me despierto, en diluvio haré caer los flagelos”.

(5) Y ha desaparecido. Poco después ha regresado y ha agregado:

(6) “Hija mía, muchas veces sucede a las almas lo que sucede en el aire: El aire, por los hedores que exhala la tierra se ensucia y se siente un aire pesado, oprimente y nauseante, de modo que son necesarios los vientos para limpiar el aire, de manera que purificado el aire se respira después un vientecillo finísimo, que se estaría a boca abierta para respirar este aire purificado. Todo esto sucede en las almas, muchas veces la complacencia, la estima propia, el yo y todo lo que es humano ensucian el aire del alma, y Yo me veo obligado a mandarles el viento de la frialdad, el viento de la tentación, de la aridez, de la calumnia, de modo que estos vientos limpian el aire del alma y la purifican, la reducen a la nada, y la nada abre la puerta al Todo, a Dios, y el Todo hace soplar tantos vientecillos perfumados, de modo que a boca abierta toma este aire y la deja toda santificada”.Vol. 11 del 21 de Marzo de 1913.

 

 

En cuanto el alma se abandona en Jesús, 

Él se abandona en el alma.

 

(1) Estaba diciendo a mi amado Jesús:  “Jesús, te amo, pero mi amor es pequeño, por eso te amo en tu amor para hacerlo grande; quiero adorarte con tus adoraciones, rezar en tu oración, agradecerte en tus agradecimientos”.  Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús me ha dicho:

(2) “Hija mía, en cuanto has puesto tu amor en el mío para amarme, tu amor ha quedado fijado en el mío y se ha agrandado y agrandado en el mío, y me he sentido amar como quisiera que la criatura me amase; y conforme adorabas en mis adoraciones, rezabas, agradecías, así quedaban fijas en Mí, y me sentía adorar, rezar y agradecer con mis adoraciones, oraciones y agradecimientos.  ¡Ah! hija mía, se necesita gran abandono en Mí, y a medida que el alma se abandona en Mí, así Yo me abandono en ella, y llenándola de Mí hago Yo mismo lo que ella debe hacer para Mí; pero si no se abandona en Mí, entonces lo que hace queda fijado en ella, no en Mí, y siento el obrar de la criatura lleno de imperfecciones y miserias, lo que no podrá agradarme”. Vol. 12 2 de Julio de 1918.

 

 

 

 

El abandono en Dios.  Valor de los actos hechos en el Divino Querer.

 

(1) Paso mis días amarguísimos, mi pobre corazón está como petrificado por el dolor de la privación de quien forma mi vida, mi todo, y si bien resignada, sin embargo no puedo hacer menos que lamentarme con mi dulce Jesús cuando casi en forma fugaz, o me pasa delante, o se mueve en mi interior, y recuerdo que en estos lamentos una vez me dijo:

(2) “El abandono en Mí es imagen de dos torrentes, en donde uno se descarga en el otro con tal ímpetu, que las aguas se confunden al juntarse, y formando olas altísimas llegan hasta tocar el cielo, tanto, que el lecho de aquellos torrentes queda seco; y el estruendo de esas aguas, su murmullo, es tan dulce y armonioso, que el cielo al verse tocado por esas aguas se siente honrado y resplandece de nueva belleza, y los santos a coro dicen:  “Este es el dulce sonido y la armonía que rapta, de un alma que se ha abandonado en Dios, ¡cómo es bello, cómo es bello!”

(3) Otro día me dijo:  “¿De qué temes?  Abandónate en Mí y quedarás circundada por Mí como dentro de un círculo, de manera que si vienen los enemigos, las ocasiones, los peligros, tendrán que vérselas Conmigo y no contigo y Yo responderé por ti.  El verdadero abandono en Mí es reposo para el alma y trabajo para Mí, y si el alma está inquieta, significa que no está abandonada en Mí; justa pena para quien quiere vivir en sí misma es la inquietud, haciéndome a Mí una gran afrenta y a ella un gran daño”.

(4) Otro día me lamentaba más fuerte aún, y mi amable Jesús todo bondad me dijo:

(5) “Hija mía, cálmate, este estado tuyo es el vacío que se está formando para el segundo preparativo de los nuevos castigos que vendrán.  Lee bien lo que te he hecho escribir y encontrarás que no todos los castigos se han verificado aún.  Cuántas otras ciudades serán destruidas, las naciones continuarán poniéndose como enemigas una de la otra, ¿y de Italia?  Sus naciones amigas se harán sus más fieros enemigos, por eso paciencia hija mía, cuando todo esté preparado para volver a llamar al hombre, vendré a ti como antes y rogaremos y lloraremos juntos por el hombre ingrato.  Tú no salgas jamás de mi Querer, porque siendo eterno mi Querer, lo que se hace en mi Voluntad adquiere un valor eterno, inmenso, infinito, es como moneda que surge y que jamás se agota; los más pequeños actos hechos en mi Querer quedan escritos con caracteres imborrables y dicen:  “Somos actos eternos, porque un Querer eterno nos ha animado, formado y cumplido”.  Sucede como a un vaso de barro en el cual se pone oro liquido, y el artífice con ese oro licuado forma los objetos de oro, ¿acaso porque ese oro ha sido licuado en un vaso de barro se dice que no es oro?  Ciertamente que no; el oro es siempre oro, sin importar en que vaso se pueda licuar.  Ahora, el vaso de barro es el alma, mi Voluntad es el oro, el acto de obrar de la criatura en mi Voluntad funde mi Voluntad con la suya y se licuan juntas, y con ese líquido, Yo, divino artífice, formo los actos de oro eterno, de modo que Yo puedo decir que son míos, y el alma puede decir que son los suyos”. Vol. 12 del 6 de Agosto de 1919.

 

 

La turbación del alma es noche e impide que despunte el Sol

Jesús.  La turbación no es otra cosa que falta de abandono en Dios.

 

(1) He pasado el día distraída por algunas cosas que he escuchado y que no es necesario decirlas aquí, y también un poco turbada, y por cuanto me esforzaba no lograba liberarme.  Por todo el día no he visto a mi dulce Jesús, la vida de mi alma, como si la turbación fuese un velo que poniéndose entre Él y yo impedía el poderlo ver.  Entonces, ya avanzada la noche, mi mente cansada se ha calmado, y mi amable Jesús, como si estuviera esperando, se ha hecho ver y doliente me ha dicho:

(2) “Hija mía, hoy con tu turbación has impedido que el sol de mi Persona despuntara en ti, la turbación es nube entre tú y Yo que impide que los rayos desciendan en ti, y si no descienden los rayos, ¿cómo puedes ver el sol?  Si supieras qué significa no hacer despuntar mi sol, el gran mal para ti y para todo el mundo, estarías muy atenta a no turbarte jamás, porque para las almas turbadas es siempre noche, y en la noche no surge el sol; en cambio para las pacíficas es siempre día, y Yo, a cualquier hora que quiera surgir mi sol, el alma está siempre pronta a recibir el bien de mi venida.  Además, la turbación no es otra cosa que falta de abandono en Mí, y Yo te quiero tan abandonada en mis brazos, que ni siquiera un pensamiento debes tener de ti, Yo pensaré en todo.  No temas, tu Jesús no puede hacer menos que tomar cuidado de ti, tenerte defendida de todos, me cuestas mucho, mucho he puesto en ti, sólo Yo tengo derecho sobre ti.  Entonces, si los derechos son míos, la custodia será toda mía, por esto estate en paz y no temas”. Vol. 13 del 18 de Octubre de 1921.

 

 

 

Privación de Jesús y efectos que produce.

Cómo Jesús sufrió el alejamiento de la Divinidad.

 

(1) Me sentía morir de pena por la privación de mi dulce Jesús, y si viene lo hace como relámpago que huye.  Entonces no pudiendo más y teniendo Él compasión de mí, ha salido de dentro de mi interior, y yo en cuanto lo he visto le he dicho:  “Amor mío, qué pena, me siento morir sin Ti, pero morir sin morir, que es la más dura de las muertes, yo no sé cómo la bondad de tu corazón puede soportar verme en estado de muerte continua, sólo por causa tuya".

(2) Y Jesús:  "Hija mía, ánimo, no te abatas demasiado, no estás sola en sufrir esta pena, también Yo la sufrí, como también mi querida Mamá, ¡oh, cuánto más dura que la tuya!  Cuántas veces mi gimiente Humanidad, si bien era inseparable de la Divinidad, pero para dar lugar a las expiaciones, a las penas, siendo éstas incapaces de tocarla, Yo quedaba solo y la Divinidad como apartada de Mí.  ¡Oh! cómo sentía esta privación, pero esto era necesario.  Tú debes saber que cuando la Divinidad puso fuera la obra de la Creación, puso también fuera toda la gloria, todos los bienes y felicidad que cada una de las criaturas debía recibir, no sólo en esta vida sino también en la patria celestial.  Ahora, toda la parte que correspondía a las almas perdidas quedaba suspendida, no tenía a quién darse, entonces Yo, debiendo completar todo y absorber todo en Mí, me expuse a sufrir la privación que los mismos condenados sufren en el infierno.  ¡Oh, cuánto me costó esta pena!  Me costó pena de infierno y muerte despiadada, pero era necesario.  Debiendo absorber todo en Mí, todo lo que salió de Nosotros en la Creación, toda la gloria, todos los bienes y felicidad, para hacerlos salir de Mí de nuevo para ponerlos a disposición de todos aquellos que quisieran aprovecharse de ellos, debía absorber todas las penas y la misma privación de mi Divinidad, ahora, todos estos bienes absorbidos en Mí de toda la obra de la Creación, siendo Yo la cabeza de la que todo bien desciende sobre todas las generaciones, voy buscando almas que me asemejen en las penas, en las obras, para poder participar tanta gloria y felicidad que mi Humanidad contiene, pero no todas las almas las quieren aprovechar, ni todas están vacías de sí mismas y de las cosas de acá abajo para poderme hacer conocer y después sustraerme, y en estos vacíos de ellas mismas y del conocimiento que han adquirido de Mí, formar esta pena de mi privación, y en la privación que sufre venga a absorber en ella esta gloria de mi Humanidad que otros rechazan.  Si Yo no hubiera estado casi siempre contigo, tú no me habrías conocido ni amado, y este dolor de mi privación no lo sentirías ni podría formarse en ti, y en ti faltaría la semilla y el alimento de este dolor.  ¡Oh! cuántas almas están privadas de Mí, y tal vez están aun muertas, ellas se duelen si se ven privadas de un pequeño placer, de una bagatela cualquiera, pero privadas de Mí no tienen ningún dolor y ni siquiera un pensamiento, así que este dolor debería consolarte, porque te da la señal segura de que he venido a ti y que me has conocido, y que tu Jesús quiere poner en ti la gloria, los bienes, la felicidad que los demás rechazan".Vol. 15 del 12 de Marzo de 1923.

 

 

 

 

 

La doctrina sobre la Divina Voluntad es la más pura, la más bella,

por la cual será renovada la Iglesia y transformada la faz de la

tierra.  El abandono en la Divina Voluntad.

 

(1) Estaba pensando entre mí en todo lo que está escrito en estos días pasados, y decía entre mí que no eran cosas ni necesarias ni serias, y que podía no haberlas puesto en el papel, pero la obediencia lo ha querido y yo estaba en el deber de pronunciar el Fiat también en esto.  Mientras esto pensaba, mi amado Jesús me ha dicho:

(2) “Hija mía, sin embargo todo era necesario para hacer conocer cómo se vive en mi Querer; no diciéndolo todo, tú harías faltar una cualidad del modo cómo vivir en Él, y por lo tanto no podrían tener el pleno efecto del vivir en mi Voluntad, como por ejemplo sobre el abandono del vivir en mi Querer, si el alma no viviese toda abandonada en mi Voluntad, sería como una persona que viviese en un suntuoso palacio, y ahora se asoma por una ventana, ahora por un balcón, ahora baja al portón, así que la pobrecita poco o a la ligera pasa por sus estancias, no toma interés ni del régimen, ni del trabajo que se necesita, ni de los bienes que hay, ni de lo que puede tomar ni de lo que puede dar; quién sabe cuántos bienes hay y ella no toma interés, por eso no ama como debería amar, ni tiene la estima que merece aquel palacio.  Ahora, para el alma que vive en mi Voluntad y no está del todo abandonada en Ella, las reflexiones propias, los cuidados de sí misma, los temores, las turbaciones, no son otra cosa que ventanas, balcones, portones que se forma en mi Voluntad, y que saliendo frecuentemente está obligada a ver y sentir las miserias de la vida humana, y como las miserias son propiedad suya, y las riquezas de mi Voluntad son mías, se apega más a las miserias que a las riquezas, entonces no tomará amor ni gustará qué significa vivir en mi Querer; y habiéndose formado el portón, un día o el otro se irá para vivir en el miserable tugurio de su voluntad.  Mira entonces cómo es necesario el pleno abandono en Mí para vivir en mi Voluntad; Ella no tiene necesidad de las miserias de la voluntad humana, la quiere para que viva junto con Ella, bella como la hizo salir de su seno, sin el miserable ajuar que se ha formado en el exilio de la vida, de otra manera habría disparidad que daría dolor a la mía e infelicidad a la voluntad humana.  Mira cómo es necesario hacer entender que se necesita el pleno abandono para vivir en mi Voluntad, y tú dices que no era necesario escribir sobre esto; te compadezco, porque tú no ves lo que veo Yo, por eso lo tomas a la ligera; en cambio en mi Omnividencia veo que estos escritos serán para mi Iglesia como un nuevo sol que surgirá en medio de Ella, y los hombres atraídos por su luz deslumbrante se aplicarán para transformarse en esta luz y salir espiritualizados y divinizados, por lo cual renovándose la Iglesia, transformarán la faz de la tierra.

(3) La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a sombra de materia o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el orden natural, por eso será a manera de sol, la más penetrante, la más fecunda y la más bienvenida y acogida.  Y como es Luz, por sí misma se hará entender y se abrirá camino; no estará sujeta a dudas, a sospechas de error, y si alguna palabra no se entenderá, será la demasiada luz que eclipsando la inteligencia humana no podrán comprender toda la plenitud de la verdad, pero no encontrarán una palabra que no sea verdad, a lo más, no podrán del todo comprenderla.  Por eso, en vista del bien que veo, te incito a que nada dejes de escribir, un dicho, un efecto, una semejanza sobre mi Voluntad, puede ser como un rocío benéfico sobre las almas, como es benéfico el rocío sobre las plantas después de un día de sol ardiente, como una lluvia abundante después de largos meses de sequía.  Tú no puedes entender todo el bien, la luz, la fuerza que hay dentro de una palabra, pero tu Jesús lo sabe, y sabe a quién debe servir y el bien que debe hacer”.

(4) Ahora, mientras esto decía me ha hecho ver en medio de la Iglesia una mesa, y todos los escritos sobre la Divina Voluntad puestos encima, muchas personas venerables rodeaban esa mesa y salían transformadas en luz y divinizadas, y conforme caminaban comunicaban aquella luz a quien encontraban.

(5) Y Jesús ha agregado:  “Tú verás desde el Cielo el gran bien, cuando la Iglesia recibirá este alimento Celestial, que fortificándola la hará resurgir en su pleno triunfo”.Vol. 16 del 10 de Febrero de 1924.

 

 

 

Para vivir en el Divino Querer se necesita el pleno abandono en los

brazos del Padre Celestial.  La nada debe ceder la vida al Todo.

 

(1) Me sentía tan pequeña e incapaz de hacer nada, que he llamado en mi ayuda a mi Reina Mamá, a fin de que juntas pudiésemos amar, adorar, glorificar a mi sumo y único Bien por todos y a nombre de todos.  Mientras estaba en esto me he encontrado en una inmensidad de luz y toda abandonada en los brazos de mi Padre Celestial, más bien tan fundida como si formase una sola cosa con Él, de modo que no sentía más mi vida sino la de Dios.  Pero, ¿quién puede decir lo que sentía y hacía? Después de esto mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

(2) “Hija mía, todo lo que has sentido, tu pleno abandono en los brazos de nuestro Padre Celestial, el no sentir más tu misma vida, es la imagen del vivir en mi Querer, porque para vivir en Él se debe vivir más de Dios que de sí misma, más bien, la nada debe ceder la vida al Todo para poder hacer todo, y tener su acto en la cima de todos los actos de cada una de las criaturas. Así fue la Vida de mi Mamá Divina, Ella fue la verdadera imagen del vivir en mi Querer, su vivir fue tan perfecto en Él, que no hacía otra cosa que recibir continuamente de Dios lo que le convenía hacer para vivir en el Supremo Querer, así que recibía el acto de la adoración suprema, para poderse poner en la cima de cada adoración que todas las criaturas estaban obligadas a hacer hacia su Creador, porque la verdadera adoración tiene vida en la Tres Divinas Personas:  Nuestra concordia perfecta, nuestro amor mutuo, nuestra única Voluntad, forman la adoración más profunda y perfecta en la Trinidad Sacrosanta.  Por lo tanto, si la criatura me adora y su voluntad no está en acuerdo Conmigo, es palabra vana pero no adoración.  Por eso mi Mamá todo tomaba de Nosotros, para poderse difundir en todo y ponerse en la cima de cada acto de criatura, en la cima de cada amor, de cada paso, de cada palabra, de cada pensamiento, en la cima de cada cosa creada.  Ella ponía su acto primero sobre todas las cosas y esto le dio el derecho de Reina de todos y de todo, y superó en santidad, en amor, en gracia, a todos los santos que han sido y serán y a todos los ángeles unidos juntos.  El Creador se vertió sobre de Ella para darle tanto amor, para que tuviera amor suficiente para poderlo amar por todos, le comunicó la suma concordia y la Voluntad única de las Tres Divinas Personas, de modo que pudo adorar en modo divino por todos y suplir a todos los deberes de las criaturas; si esto no hubiese sido así, no sería una verdad que la Mamá Celestial superó a todos en la santidad, y en el amor, sino un modo de decir, pero Nosotros cuando hablamos, son hechos y no palabras.  Por eso todo encontramos en Ella, y así habiendo encontrado todo y a todos, todo le dimos, constituyéndola Reina y Madre del mismo Creador.

(3) Ahora hija de mi Suprema Voluntad, quien quiere todo debe encerrar todo y ponerse en la cima, como acto primero de los actos de todos, así que el alma debe estar en la cima de cada amor, de cada adoración, de cada gloria de cada una de las criaturas.  Mi Voluntad es todo, he aquí por qué la misión de la Soberana Reina y la tuya se puede decir que es una sola, y tú debes seguir paso a paso el modo como Ella estaba con Dios para poder recibir la capacidad divina, para poder tener en ti un amor que dice amor por todos, una adoración que adora por todos, una gloria que se difunde por todas las cosas creadas.  Tú debes ser nuestro eco, el eco de mi Mamá Celestial; y porque solamente Ella vivió perfecta y plenamente en el Supremo Querer, por eso te puede ser guía y hacerte de maestra.  ¡Ah, si tú supieras con cuánto amor te estoy alrededor, con cuánto celo te vigilo a fin de que no sea interrumpido tu vivir en mi eterno Querer!  Tú debes saber que estoy haciendo más contigo que con mi misma Mamá Celestial, porque Ella no tenía tus necesidades, ni tendencias, ni pasiones que pudiesen mínimamente impedir el curso de mi Voluntad en Ella, con suma facilidad el Creador se vertía en Ella y Ella en Él, así que mi Voluntad estaba siempre triunfante en Ella, por eso no tenía necesidad ni de empujarla ni de amonestaciones; en cambio contigo debo tener más atención, y cuando veo que alguna pasioncilla, alguna pequeña tendencia quiere surgir en ti, y también cuando tu voluntad humana quisiera tener algún acto de vida propia en ti, debo amonestarte, la potencia de mi Querer debe estar en acto de demoler lo que surge en ti y que no le pertenece a Él, y mi gracia y mi amor deben correr en aquello podrido que la voluntad humana va formando, o bien impedir con gracias anticipadas que esta podredumbre se pueda formar en tu alma, porque Yo amo tanto, me cuesta tanto el alma en la cual reina mi Querer y en la cual tiene su campo de acción divina el Fiat Supremo, fin único de toda la Creación y de la misma Redención, que la amo y me cuesta más que toda la Creación y que la misma Redención, porque la Creación fue el principio de nuestra obra hacia las criaturas, la Redención fue el medio, el Fiat será el final, y las obras cuando están cumplidas se aman más y adquieren el valor completo.  Mientras que una obra no está cumplida hay siempre qué hacer, qué trabajar, qué sufrir, no se puede calcular su justo valor, en cambio cuando está cumplida solamente queda el poseer y el gozar la obra hecha, y su valor completo viene a completar la gloria de Aquél que la ha formado, por eso la Creación y la Redención deben encerrarse en el Fiat Supremo.  ¿Ves entonces cuánto me cuestas y cuánto siento amarte?  El Fiat obrante y triunfante en la criatura es para Nosotros la cosa más grande, porque la gloria que Nosotros habíamos establecido recibir por medio de la Creación nos viene dada, nuestro fin, nuestros derechos, adquieren su pleno poder.  He aquí por qué mis premuras todas para ti, mis manifestaciones a ti, mi amor por toda la Creación y Redención, todo concentrado en ti, porque en ti quiero ver el triunfo de mi Voluntad”. Vol. 19 del 16 de abril de 1926.

 

 

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