Cielo abierto (Audio Volumen)

Imagen de Mariu

El Divino Querer abre las corrientes entre el Cielo y la

tierra y hace en el alma el depósito de los bienes celestiales.

 

 Mi siempre amable Jesús continúa hablándome de su Santísimo Querer, me parece un verdadero maestro, que mientras parece que no tiene ya nada más que enseñar a su discípulo, es sólo un descanso que toma para poder dar lecciones más sublimes, para raptar la atención del muchacho y conseguir más amor y veneración.  Entonces al venir me ha dicho:

“Hija mía, cuántos prodigios contiene mi Querer Supremo obrante en la criatura, conforme el alma hace entrar en ella este Santo Querer, y ella entra en Él, y lo hace obrar en todo, aun en las más pequeñas cosas, se establece la corriente entre el Querer obrante en las Tres Divinas Personas y su mismo Querer obrante en la criatura; así que si aman o quieren dar amor, encuentran dónde depositar este amor, porque en un punto de la tierra está su Querer obrante en la criatura, que puede recibir este amor, y que subiendo de nuevo hasta el seno de la Divinidad, su Querer como dividido en dos, en la criatura y en la Divinidad, mientras es siempre uno, le llevará la correspondencia de su amor en modo divino por parte de la criatura; y he aquí que el amor eterno se pone en corriente entre el Cielo y la tierra, desciende y asciende sin ningún obstáculo pues hay quien puede recibir el depósito, su mismo Querer obrante en la criatura será celoso de hacerle custodia. 

Así si mi Divinidad quiere hacer salir de sí su belleza, sus verdades, su potencia, sus gracias infinitas, tiene dónde hacer el depósito, en su mismo Querer obrante en la criatura.  La corriente está abierta, mi Querer mantendrá la batuta en custodiar celosamente mi belleza, mis verdades, mi potencia, y de hacerme los agradecimientos por mis gracias infinitas.  Entonces no quedaré más defraudado en nada, estaré en perfecta armonía entre mi Querer obrante en la criatura y el del Cielo; cuántas cosas mías haré conocer de más.  Mi amor sofocado quedará libre cuando haya formado mi depósito, y las corrientes entre el Cielo y la tierra estarán siempre abiertas”.  Vol. 14-68  Octubre 24, 1922